YO TAMBIÉN TE QUIERO

DESENCUENTROS Y RISAS.

(MQM)

TRISTEZA



A veces viene la tristeza de un lugar o del aire,
de la amistad caída o de un nombre vacío,
del sueño o de la infancia,
de una palabra que no pronunciamos,
de lo que creímos y ya no creemos,
de la esperanza y la desesperanza,
de la dura corteza del amor.

A veces viene la tristeza.

A veces hay en la tristeza odio,
ausencia y odio,
ceniza y rostros olvidados,
viejas fotografías y silencio
y una larga desposesión.

A veces viene, irrumpe
como un don invertido,
como un don que se da y no se recibe,
como lo nunca dado a la esperanza
o lo que, en fin, se acepta y da,
pero no puede
vivir.

A veces viene.
Viene o está.
A veces hay en la tristeza odio
y arrepentimiento
y amor.

JOSE ANGEL VALENTE.

Para J., que coloca su tristeza sobre palabras con alas y en sonidos infinitos.

UNA PELÍCULA HABLADA

Dirección y guión: Manuel de Oliveira
Países: Portugal, Francia e Italia.
Año: 2003.
Interpretación: Leonor Silveira (Rosa María), John Malkovich (Capitán John Walesa), Catherine Deneuve (Delfina), Irene Papas (Helena), Stefania Sandrelli (Francesca), Luis Miguel Cintra (Actor portugués), Filipa Almeida (María Joana).

La película narra el viaje de Rosa con su hija. Rosa es profesora de Historia. El crucero les da la oportunidad de conocer las ruinas de Pompeya, Atenas, Estambul, las pirámides de Egipto. Es un viaje a través de la civilización mediterránea y una evocación de todo aquello que ha marcado nuestra cultura occidental. En el crucero, Rosa María conoce a tres mujeres y a un hombre que le van a impactar: una prestigiosa empresaria francesa, una famosa modelo italiana ya retirada, una actriz y profesora de canto griega y el capitán del barco, un americano de origen polaco.

En el salón del barco, cenan todos juntos en la mesa del capitán, cada uno habla en su lengua de origen y todos comprenden lo que el otro quiere decir en su propia lengua. La ilusión del no límite en lo expresado, en el entendimiento del otro que transciende a mi sonido, tan diferente del suyo.

La película te deja un nudo.

Y en un pensamiento, en esa necesidad que debemos cumplir, la de volver la vista al pasado, a los instantes que son nuestra raíz, que son todavía nuestro ayer, recordar el tiempo de las voces que nos precedieron. Hemos de encontrar la esperanza perdida, rescatar la visión de un orden del que nos sintamos formar parte. Y transcender... superar todo aquello que sólo en apariencia nos hace diferentes. Buscamos ser capaces de saciar esa necesidad universal que es pasión: la necesidad de comunicarse. Ser capaces de regalarse a un otro y de recibirlo a través de la palabra que es sonido.

LO QUE NO SABEMOS VER

Tener nombre es tener un origen claro, pertenecer a una estirpe, tener un destino al lado de los otros. Sentirse llamado con voces inconfundibles, sentirse ligado y obligado, saber quién soy yo al lado de los otros.

Tener nombre es sentir un peso, sentir la llamada de los que se llamaron como nosotros.

Difícil abandonarse a la vida con confianza si previamente no ha habido un otro, difícil creer en nada si no hemos ido creciendo así, sintiéndonos guiados por una mano fuerte y delicada que sabe medir, al lado de una mirada ante la cual no cabe simulación. Que sabe quiénes somos.

Y a veces... no sabemos ver. No sabemos mirar la grandeza del que es diferente.

_ Noooooooooooooo.

_ No. Yo... yo no soy ningún mosntruo... no soy ningún animal.

Soy un ser humano. Soy un hombre.

El hombre elefante, de David Lynch.

HÉROES

(...)

... I
I WISH YOU COULD SWIM
LIKE THE DOLPHINS CAN SWIM
THOUGH NOTHING WILL KEEP US TOGETHER
WE CAN BEAT THEM
FOR EVER AND EVER
OH WE CAN BE HEROES
JUST FOR ONE DAY

... I
I WILL BE KING
AND YOU
YOU WILL BE QUEEN
THOUGH NOTHING
WILL DRIVE THEM AWAY
WE CAN BE HEROES
JUST FOR ONE DAY
WE CAN BE US
JUST FOR ONE DAY

... I
I REMEMBER
STANDING BY THE WALL
BY THE WALL THE GUNS
SHOT ABOUT OUR HEADS
ALL ABOUT OUR HEADS
AND WE KISSED
AS THOUGH
NOTHING COULD FALL
AND THE SHAME
WAS ON THE OTHER SIDE
OH WE CAN BEAT THEM
FOR EVER AND EVER
WE CAN BE HEROES
JUST FOR ONE DAY

WE CAN BE HEROES
... JUST FOR ONE DAY

(MQM)

PALABRAS



Cruzar la línea blanca, esa hoja de papel en blanco. Plasmar esas historias que se intuyen ante el dolor. Y la dificultad... no hay palabras. Sólo existe una imagen, esa que se mantendrá para siempre en la retina, solo ese mínimo instante en el que ocurren las cosas. Yo no tengo palabras, aunque sé que las hay, que otros lo han sabido contar. Yo sólo tengo esa imagen, como un cuadro de silencio impreso para siempre en la memoria. Un cuadro en el que la vida nos asalta y nos invade a traición a los que allí estamos presenciando el infinito misterio que supone vivir. Porque la vida, y cómo no, la muerte, se presentan así; arrebatadoramente misteriosas con toda su desnudez.

En ese instante no cabe nada más, sólo un puro silencio sonoro. Pero no es el único silencio sonoro que yo conozco, no. La literatura es otro de esos silencios. En algunos cuentos la vida y la muerte se tornan palabra, relato, misterio y sabiduría. El sufrimiento y el fracaso, esa verdadera medida del hombre, fue ahí encontrada, en la literatura, en ese espacio que tiene la vida cuando se presenta como humanidad doliente.

Para mí las palabras no existen en ese instante álgido y misterioso. Ante el sufrimiento yo me siento alguien que recoge algo infinito con la mirada, y las más de las veces no soy capaz de traducirlo a palabras. En esa instancia no hay diálogos. Te podría hablar de rostros, miradas, lágrimas, manos. distancias... y silencio, sonoro y puro silencio que se torna esperanza justo en ese instante en que la finitud se dibuja. El final de un ser humano te golpea en lo más hondo del alma.

Yo no he llegado a encontrar la palabra, esa palabra perdida. No sé de las palabras que un día quizá construyan mi relato. Pero hay quien sí las ha sabido pronunciar. El misterio permanece en esos cortos relatos que releo muchas. Palabras que se fijan en mi alma y hacen comprensible cada paso que doy. Tantas, y tantas palabras. Existen relatos que se convierten en el interlocutor necesario, en el receptor de nuestros silencios. Relatos llenos de silencio sonoro. En sus historias existe el latido de la vida. La vida, esa hermosa palabra perdida que hemos de llegar a saber pronunciarnos. En silencio, siempre en silencio.

Una película sin palabras: Una película hablada.

INMORTALIDAD



Quiero tu inmortalidad a mi lado, saber que de algún modo te quedarás. Permanecer. Poder seguir tocando tu voz con mis manos, como ahora lo hago todos los días. Quiero la infinitud de tu presencia conmigo, al lado de mis sentimientos también infinitos. No me asusta mi final, sino mi limitación cuando tú ya no estés a mi lado. Quédate. Quisiera que te quedaras siempre como eres ahora. Pero la vida es siempre un límite que tiene que ser saltado. Abismo infinito. Misterio.

I WILL BE BACK.

Te irás. Y regresarás. Estarás en el tacto de este pequeño cuaderno. Permanecerás para siempre en estas manos que son como las tuyas. En esta mirada que aprendió a enfocar a tu lado con el mismo brillo de tus ojos, con el que me hiciste mirar las cosas que que tú mirabas. Como tú las mirabas. Mis manos siempre en tus ojos, mis manos de niña.

Silencio. Permanencia. Inmortalidad.

Tu presencia siempre a mi lado,

en la presencia de estas palabras,

en el tacto de las lágrimas que ahora siento,

en todo este dolor que presiente tu despedida.

Inmortalidad.

Una película inmortal: El paciente inglés.

PRESENCIA

... iluminas las cosas más sencillas,

exploras cualquier intersticio de la realidad,

alcanzas con tus manos las cosas verdaderas de la vida.

Haces de la mirada, todo un camino de vida.

CASUALIDAD POÉTICA

... y al fin estamos aquí,

en la casa extraña

en la que construimos con nuestros pasos,

y con el azar, que nos despistó un día...

ES UN HECHO

There are nine million bicycles in Beijing

That's a fact

It's a thing we can't deny

Like the fact that I will love you 'til I die

(para mi ana diminuta)

HISTORIA DE UN SUEÑO

Hoy he estado en la presentación del libro “El método Coué”, publicado por la editorial Funambulista. Junto al autor, Javier M. Llamazares, estuvieron José Cruz Cabo, periodista, y Jaime Torcida Álvarez, librero. Ambos arroparon la novela, y con claridad expresaron la admiración que esta primera historia de Javier les provoca. La novela aún la tengo pendiente, ahí, junto a las prioridades que permanecen en mi mesilla de noche. Hoy sólo quiero comentar unas palabras del autor que se me han quedado en el pensamiento.

Hablaba de las personas, de la historia de película que puede haber detrás de una persona cercana, de una persona mayor. Historias que pasan delante de nosotros en silencio, a las que no nos interesa acercarnos sin saber por ello todo lo que perdemos. Decía, que hoy, tiempos en los que la juventud es lo que prima, podemos pasar al lado de una historia inmensa sin saber siquiera que la rozamos. Que sería necesario detenerse un poco más en esas personas que han vivido hace ya mucho tiempo cosas diferentes, hablaba de ese saber mirarlas, escucharlas… aunque jamás entendamos su biografía, su sentir, allá en aquella juventud que se jugó el todo por unas ideas, por un pensamiento, por aquello que consideraba verdad.

Se podía leer la emoción en su semblante, ahí, emoción detenida en la persona que le provocó toda esta historia, la persona que motivó esas cuatrocientas páginas de historia, todo a raíz de una foto que era ya presencia en la infancia. Es la historia de un sueño que ya desde niño cautivara al autor. Historia que él quiso reinventar para hacer un regalo. Palabras que conforman la historia que le hubiera gustado escribir a su madre, historia que él, con perseverancia y obstinación, ha salvado del olvido. A estas alturas, ya es irremediable evitar leerla. Sería imposible dejarla pasar por alto.



_ Yo conozco un poco León, estuve allí durante la guerra_ continuaba el general_; porque usted es de León, no puede negarlo. ¿Con ese apellido? Dígame, ¿a qué rama de los Llamazares pertenece usted? Porque seguro que conozco a algún familiar suyo; ¿es usted de los Llamazares-Pallarés? ¿De los Llamazares-Fierro? ¿O quizá de los Quiñones -Llamazares?
_ De los Llamazares del Curueño, señor_ respondió Manuel.
_ ¿Curuqué?
_ Curueño, mi general. Mi padre es alguacil de Santa Colomba, y mi madre, que en paz descanse, era maestra nacional de Instrucción Pública en el mismo municipio.

Javier M. Llamazares en su presentación nos ha demostrado la sencillez extraordinaria con la que se viste, el semblante tranquilo con el que camina, y la compañia siempre de palabras emocionantes y emocionadas.

ESPERÁNDOTE.



PIENSO EN TODAS LAS SILLAS VACÍAS
QUE ESPERAN TU REGRESO,
EN EL RETORNO CON EL SONIDO DE LO PROFUNDO,
CON EL SONIDO DE MALI...
... EN DONDE PARA SIEMPRE QUEDARÁ
EL ECO DE TU RISA BLANCA.

(para Blanca Beorlegui)

FUEGO

Necesidad de parar el tiempo. Minutos de silencio. Sonoridad sólo para los ínferos. Escuchar lo que soy, leer las circunstancias que me rodean, afinar en las necesidades de los otros. Buscar irremediablemente el equilibrio en las coordenadas precisas. Intuir nuevos caminos, recordar el soplo de brisa al lado del mar… y pensar que se tiene. Vida.

Esta noche iremos lentamente hacia la hoguera, y en ella dejaremos el lastre de lo que no sirvió, todo aquello que fue de piedra, que no nos dejó aliento.

Hoy, en esta noche corta, al lado de una hoguera, nos despedimos de lo vivido que no nos dejó como recuerdo el azul, ni el naranja…

… NOCHE DE SAN JUAN.



Imagen: pintura de Van Gogh

DESIERTO


El centro es un lugar desierto. El centro es un espejo donde busco mi rostro sin poder encontrarlo.
¿Para eso has venido hasta aquí?
¿Con quien era la cita?
El centro es como un círculo, como un tiovivo de pintados caballos. Entre las crines verdes y amarillas, el viento hace volar tu infancia._Detenla, dices.
Nadie puede escucharte. Músicas y banderas.
El centro se ha borrado.
Estaba aquí, en donde tú estuviste. Veloz el dardo hace blanco en su centro.
Queda la vibración. ¿La sientes todavía?

José Ángel Valente

Imagen: pintura de J.L. Quereda.

LA FÓRMULA PREFERIDA DEL PROFESOR

Yoko Ogawa
Ed. Funambulista.


El olvido y los afectos encuentran la palabra en este libro, en esta historia que nace a través de tres presencias. Cada una con su mirada, cada una con sus afectos, cada una con su necesidad de tender la mano hacia la esencia del otro. La narración se hace lógica, matemática, palabra; acaba en una historia entrañable que comienza así:

MI HIJO Y YO LE LLAMÁBAMOS PROFESOR. Y el profesor llamaba a mi hijo “Root”, porque su coronilla era tan plana como el signo de la raíz cuadrada. (…)

“Lo que más aborrecía el profesor en este mundo era el gentío. Por eso no quería salir de casa. Los lugares donde se aglomera la gente, estaciones de trenes, grandes almacenes, cines, centros comerciales, le resultaban difíciles de soportar. El hecho de que diversas personas se unan por pura casualidad y se arremolinen rebullendo si ningún orden, y por otro lado, la belleza que requiere el sentido matemático, eran dos universos opuestos”.


Así es como la obra presenta al profesor, ese personaje esquivo que surge desde el olvido de lo que es y ha sido, que sólo es presencia por lo que en él habita, el amor por los números, la lógica... las matemáticas. Y así todo, desde ese olvido, desde ese no saber del propio yo, el profesor es comunicación, es capaz de transmitir afecto desde su atracción por los números, porque lo que más adoraba el profesor, eran los número primos. Y al chico… al chico también lo adoraba. Ella, la madre, la asistenta, es una presencia desde la sencillez que siempre tienen las tareas cotidianas, aquello que yo trabajo a diario, aquello que yo soy con la labor de mis manos, conscientemente, aquello que habito desde mi corazón amable. Ella es un sonido apenas audible que es capaz de tocar la fibra más escondida. Tarea de silencio. Generosidad sin ruido. Presencia esencialmente sublime. Y el niño, Root. Un niño de mirada infinita, sentimientos desencontrados, afectos abiertos y una pasión: el béisbol. Una pasión que tiende lazos hacia esa persona olvidada de sí misma que es el profesor. Y de música de fondo, siempre, las matemáticas.

Una historia de sentimientos, olvidos, necesidades y afectos que se hace infinita.
"Una novela optimista que genera fe en el alma humana, contada con la belleza sencilla y verdadera de un larguísimo haikú".





_ La nube de polvo que flotaba levemente aún sobre el montículo revelaba la fuerza con que había sido lanzada la pelota. Era Enatsu lanzando la pelota más rápida de su vida. A través del hombro del uniforme a rayas verticales se veía el dorsal. El número perfecto: el 28. _

15 DÍAS DE VACACIONES

Si así es la herencia que les dejamos...

... ay, ay, ay.

(MQM)

ESPERANZA

Para Blanca;

cuyo nombre tiene la resonancia

de las risas africanas.

¿POR QUÉ NOS GUSTAN LAS MUJERES?

Mircea Cartarescu
Ed. Funambulista.

El titulo fue lo que me empujó a acercarme a este libro, es atractivo, me supo buscar, me había sabido llamar la atención. Al leerlo recordé estas palabras de Frigyes Karinthy:

How could man and woman understand each other?...
They want entirely differents things,
each wants the other.

He de confesar que en un principio tuve la idea de que los escritores que tienen ya un hueco en el mundo literario se pueden permitir el lujo de escribir sobre cualquier cosa, esa fue mi primera impresión, en los inicios de la lectura. A medida que fui leyendo los diferentes relatos empecé a comprender la unidad del libro; la armonía escondida que recoge cada uno de los relatos, cada una de las cercanías sentidas que describe el devenir de cada historia. Fui comprendiendo lo que el libro quería expresar con esas cortas narraciones que poco tienen que ver entre sí, que permanecen aisladas. A través de ellas veía pasar veladamente la esencia doliente de la búsqueda, la añoranza del otro, ya sea presente, pasado o futuro.

Cada una de esas narraciones recoge un dolor diferente, una alegría melancólica, una esencia de despedida, un duelo por lo vivido. Un recuerdo de aquellas personas que pasaron rozándonos desde el silencio, añoranza por todos los seres que nos acompañaron y nos quisieron, aquellos que no supimos ver desde lo que eran, con lo que nos ofrecían. Personas a las que también quisimos, aunque no las supiéramos mirar. Pasado y también presente. Porque hoy quizá, nos ocurra más de lo mismo, probablemente.

¡Que ciego es el ser humano a veces en su querer encontrar!... Esa nada absurda y fría en la que a veces buceamos, realidad de presencias que no vemos, que ni siquiera llegamos a intuir. Soledad inventada. Por el contrario, qué difícil ha sido también la tarea de esperar a ser visto. Permanecer al lado sólo rozando lo que se ansía, sin necesidad de poseerlo, con miedo a hacer ruido porque el sueño se podría esfumar del todo. ¡Qué vanidad tan grande!, y ¡qué trágica es su moneda!...

Leemos y se nos olvida el relato, ya no importa la historia que se cuenta, el tiempo o el lugar en el que se desarrolla. Y es que ahí estamos nosotros, lectores desprotegidos, aislados, buscando al otro para poder encontrarnos a nosotros mismos. El ser humano, sabedor de que viéndose en el camino elegido, perderá o habrá de perder a quien fue o está siendo el absoluto otro. Cada historia narra el misterio del ser humano, el infinito valor de cada persona. Cada historia habla de las presencias que hemos perdido sin haberlas acariciado tan siquiera, del tiempo en que ellas dieron y en el que nosotros no supimos ni recoger ni dar nada. Y también de aquel tiempo en que dándolo todo, no nos vieron, no nos supieron mirar.

A lo largo del libro se va haciendo evidente una presencia catártica, una misma esencia en cada relato, el dolor habido como precio por recuperar la esencia de la persona que no supimos ver, de quien pasó rozándonos tan siquiera... y el infinito dolor por no haber sido mirado a los ojos. En esos relatos se refleja la esencia doliente del ser humano, infinita, abrumadora y real. También su presencia dañina. Con esto vivimos todos.

I met my old lover
On the street last night
She seemed so glad to see me
I just smiled.
And we talked some old times
And we drank ourselves some beers.
Still crazy after all this years,
Still crazy after all this years...
Paul Simon

INFANCIA INFINITA

Son niños menores de cinco años, pasan hambre y sufren de desnutrición. En el mundo hay 146 millones, lo que representa el 27% de esta población infantil en los países en desarrollo (...) Unicef denunció esta terrible situación, que afecta sobre todo a África e India, y recordó que la batalla contra la desnutrición infantil apenas ha logrado avances en los últimos 15 años. Este fracaso convierte en prácticamente imposible alcanzar la meta fijada por la ONU para 2015 de reducir a la mitad el hambre de los niños.
Fuente: El País.



En la infancia habita todo lo que somos.

El mundo que vieron nuestros ojos de niño, los sentimientos que entonces afloraron, las miradas que enfrentamos... eso, eso siempre permanece. El sonido está ahí... en lo más hondo de nuestro cerebro. Luego nos convertimos en adultos. Y de fondo seguiremos oyendo aquella risa... o no.

La risa africana es la risa de infancia por excelencia.
Ojalá habitase en el mundo de cada niño...
... ojalá.

(Dedicado a Mieria y a Blanca... por sostener sonrisas africanas)

Amanecer.
El sol cacareó,
despertando a todas las hierbas,
el búho se puso el gorro de dormir,
las ciruelas se llenaron de azúcar
como las tazas de los niños
y la madeja de lana balaba
porque quería ser toquilla...
... quería ser toquilla.
Gloria Fuertes

RECUERDOS


Hacia las cuatro de la tarde, con el sol entrando a raudales por laventana de la cocina, empezaba el momento mágico. Así era. Así es hoy en el recuerdo.

La casa toda permanece en recogimiento. El silencio de la siesta lo cubre todo. Es hora también de lectura, o de bordados y tejidos para el que no quiera dormir. Eran las cosas que podías hacer a las cuatro de la tarde para no romper el silencio de lo que siempre comenzaba con aroma de eternidad; hora de siesta, hora de lectura, hora de punto. Y de fondo, el ruido leve de un plato, de los pasos de mamá en la cocina; casi podías sentir el ruido al rasgar las patatas, saber que estaba ahí, con su silencio.

Recuerdo siempre a mi madre en la cocina, con el sol de la tarde a su mismo ladito, allí, en el silencio de su presencia. Me gustaba asomar entonces por la cocina, sin la intención de hacer nada más que ver su figura ligeramente encorvada sobre la trébede de la cocina pelando patatas, cortando patatas… tiene unas manos preciosas mi madre.

Su silencio era de eternidad. Estaba ausente, y sus manos delgadas, seguían el ritmo de las cosas que se hacen siempre con infinito cariño. Y yo me preguntaba en qué lugar de su vida descansaría su mirada, en qué lugar de su infancia, en qué momento se había parado su silencio. Yo pensaba entonces en mi abuela Ana, la imaginaba. Luego volvía a mi libro, o a mi madeja de punto… y me encantaba sentir el ruido del batir de huevos. Era como un tamborileo en toda la casa, como un eco corto, vibrante. Para entonces el olor a tortilla lo cubría todo. Y de repente te dabas cuenta del silencio.

La presencia de mi madre siempre ha sido de silencio: sólo en instantes muy fugaces, si estabas atenta, podías captar que su presencia es de infancia, de ruido de infancia. A veces creí ver toda su niñez en su mirada, justo en ese momento de la tarde en que ella elegía para hacer la tortilla, no sé si era la tarde, el silencio, el sol o las patatas, pero sé que era entonces cuando mi madre volvía a ser hija. Luego, allí quedaba la tortilla esperando la hora de la cena, plantada en la cocina, amarilla como un sol, redondota. La cena estaba preparada. La eternidad se había hecho tortilla.

Cada vez que preparo una tortilla, no puedo evitar el recuerdo de mi madre, de todo su silencio, de toda su alma de infancia. Algún día sé que daré todo mi mundo, todo… por tener una de aquellas tortillas esperando la hora de la cena en mi cocina.

Imagen: Santa Ana. Leonardo da Vinci.

RECUERDOS


A mi padre lo recuerdo pegado al horizonte. Era como yo lo veía cuando nos dejaba en la finca y él se iba lejos con su tractor a trabajar esa tierra que nos dio lo que somos. Cuando se bajaba y caminaba por el campo lo veía allí, al lado del horizonte... y lo miraba de reojillo siempre mientras jugábamos. Y sabía que aún de lejos... su sombra estaba a nuestro lado. Y que él, él era el dueño de aquel horizonte que unía el azul con los ocres.

Había mucha libertad en aquel campo de veranos tan largos. Ese, mi mundo rural, siempre en el recuerdo. Mundo que hoy sostiene lo que mi vida tiene de veraz. Y de nuevo las frases, los recuerdos, nada hubiera sido lo mismo si él no hubieras sido mi padre... si su sombra de gigante no se hubiera proyectado sobre mí.

Sigue siendo el dueño del horizonte.

(...)

"Difícil abandonarse a la vida con confianza, dar crédito a cosa alguna, difícil creer en nada si no hemos ido creciendo así: sintiéndonos guiados por una mano fuerte y delicada que sabe medir, mirado por unos ojos ante los cuales no cabe ninguna simulación".

MARÍA ZAMBRANO

CONCIERTO PARA DISPARO Y ORQUESTA

Ed. Funambulista.
Portada del libro de Mario Lacruz
 

Estupenda historia de literatura negra ubicada en un espacio jocoso, fino y constante, que sólo una inteligencia hecha de palabras puede transmitir. Una estupenda historia narrada desde un sentido del humor fino, desde una presencia que no incita a la carcajada siempre ruidosa y superficial, sino que nos lleva de la mano de la sonrisa, más silenciosa, profunda y siempre inteligente.

La narración está llena de descripciones fascinantes, donde el uso de adjetivos se convierte en el arte de ir identificando las cosas no desde lo externo, lo dado... sino desde la percepción del autor, desde esa inteligencia íntima, sensitiva y sublime que sin duda debió poseer Mario Lacruz.

Palabras que demuestran una sencillez y humildad hasta rozar lo austero, lo seco, y sin embargo acompañadas siempre de esa musicalidad sin estruendos que surge cuando se nos empieza a esbozar la sonrisa, cuando percibimos ese humor inteligente del que está hecha toda la narración. Porque la historia que se nos cuenta no hubiera sido la misma sin esa inteligencia emocional hecha de palabras que debió ser Mario Lacruz.

En efecto, nunca se sabe por donde saldrá la bala... y es que se empieza a leer el libro con la idea de una novela negra, de intrigas... y resulta ser todavía mucho más, una parodia estupenda en la que se encuentran definiciones que describen circunstancias que podemos sentir cualquiera... y que nos sacan la mas profunda de las sonrisas. Porque... ¿quién no ha sentido alguna vez que tiene el seso deperdigado?... ¿o acaso no nos hemos sentido en la misma necesidad de contestar igual que lo hace Withey en mucha de las situaciones tensas que la vida nos brinda?... Yo confieso que sí, que hubiera deseado en más de una ocasión decir:
"No, soy Caperucita Roja. Da esa prodigiosa casualidad". Y me ha quedado resonando en el alma esa prodigiosa casualidad...

Sí, ha sido una prodigiosa casualidad encontrar las palabras de Mario.
La sonrisa a lo largo de la narración me ha llevado a pensar en Mario Lacruz numerosas veces. A lo largo de la historia está presente con sus directas alusiones al lector... y hasta me lo he imaginado brindándome un guiño. Y he pensado mirando más de una vez la foto de la solapa trasera... me de dicho varias veces: Mario, eres un bribón con suerte y un pillo redomado... eso es lo que eres. Al final ha sido eso, eso de que no se sabe nunca por donde saldrá la bala. Y mi sonrisa ha sido de gratitud, a secas.

Gratitud por permitir el diálogo entre autor y lector (... al lector las historias nos llevan irremisiblemente al autor, a su vida), gratitud por lo aportado a nuestro sentir desde las palabras que un día dejó escritas. Gratitud por lo que sus palabras dejan en el silencio de mi pensamiento, por todo lo que su silencio es, eso que no se ve y que tanto cuenta, por todo lo que aporta a mi saber ser desde esta historia sencilla y entrañable del antihéroe que sin él saberlo, es el ser más valiente.

Gratitud que me lleva a imaginar que soy yo la que le pregunta a Mario:

_
¿No estás contento?

Y conseguir la grandeza de alma por respuesta:

_
¿Qué quieres que te diga?... La verdad es que como protagonista de novela policíaca he resultado un fracaso. No he sido valeroso ni inteligente, ni he descubierto al culpable, ni he enamorado a la chica... Me han dado golpes por todas partes y he llegado siempre tarde a todo. Ni siquiera he tenido el consuelo de un brillante final con declaraciones sensacionales, detenciones espectaculares y agudas observaciones.

La medida del fracaso es lo que nos hace grandes, pero claro…“It´s what you can´t see that matters”. Y esto forma ya parte de la vida real, no de la narración.

Sirvan estas mis palabras de gratitud.
Gracias Mario. Por el valor de tu silencio.

(dedicado a C.)

¿POR QUÉ SE ESCRIBE?




Hoy me he decidido a estar aquí, en este mundo de bitácoras. Y me pregunto qué es lo que me lleva a hacerlo. Me pregunto qué parte de mi visión del mundo quiero contar, qué querré encontrar una vez queden mis palabras en la espera de ser leídas. Y también quisiera conocer qué parte oculta es la que al final saldrá de esas palabras, qué es eso que soy, que ni si quiera yo sabría contarme a mí misma.

Quizá escribir sea suplir el vacío que tenemos ante la ausencia del otro. Una búsqueda de interlocutor. Encontrar esos ojos que nos lean, y que no nos dejen morir del todo.