DE LABORES, LECTURA Y NIEVE...

... o la entrada que quiero regalarle a Pesolet porque ella la ha provocado.

"La elección de la lana tiene unas posibilidades de vértigo; las oleadas de colores y texturas tientan con visiones de un jersey o un gorro (y de todos los cumplidos adicionales que esperas recibir), pero no revelan el duro trabajo requerido. Lo más importante es la paciencia y la atención a los detalles. También la buena disposición. El hecho de que suponga un desafío mantiene el interés, pero no elijas una muestra que esté totalmente fuera de tus posibilidades. Escoge siempre el mejor hilo que puedas permitirte y utiliza el tipo de agujas con el que tus manos se sientan más cómodas; yo siempre uso agujas de bambú. Incluso ahora me sigue pareciendo increíble que reuniendo una serie de cosas heterogéneas _ el hilo suave, las agujas puntiagudas, las instrucciones, el ganchillo para pulir la labor, los elementos intangibles de la creatividad, la humanidad y la imaginación_ puedas crear algo que contendrá un pedazo de tu alma. Pero sí puedes."

WALKER E HIJA: LABORES DE PUNTO.
Abierto de martes a sábado.
De 10 de la mañana a 8 de la tarde.
¡Sin excepciones!


Hoy ha caído la primera nevada en mi ciudad. Es una nevada suave. Llegó el invierno, aunque aún no sea 21 de diciembre. Esto lo sabe el alma; también los sentidos, el sentimiento y la mirada. Ya no es otoño, su luz se ha apagado. Es tiempo de recogerse, de encontrar remanso. Hibernamos. Se acabaron las carreras y ese no saber muy bien a dónde se va. Ayer fue un día demoledor, en todos los sentidos. Sólo hubo un momento de paz, el resto del día fue una continua zozobra. Pero hubo un instante de sonrisa pausada, ese instante en que dos libros se quedaron en mis manos: "La puerta de la luna", de Ana María Matute _ :)))) _ y un libro de bolsillo que se me quedó pegado precisamente porque hablaba de hilos, lanas y posibilidad; "El club de los viernes" de Kate Jacobs. El primer párrafo hizo que ya no lo soltase, así que me lo llevé a casa.

He recordado de nuevo esa emoción al reunir el material necesario antes de comenzar una labor. La emoción pausada que ello siempre suscita en el alma, y que se transmite a todo lo que nos rodea; con una labor entre las manos, sin duda, se respira mejor. Recordé aquella tienda de mi infancia. La tienda de mi madre; con todos aquellos hilos, colores, texturas que representaban un millón de posibilidades. Las lanas entonces eran como la vida; era el tiempo en que se esperaba el porvenir. Un tiempo en que aún estábamos en el prólogo de la vida. Ese momento entre la infancia y adolescencia en que vamos reuniendo el material. Tiempo de espera amable y sonriente. Lleno de colores aún por llegar. Y de posibilidades que habrían de ser estrenadas. Alegría y seguridad.

Hoy, con toda esta nieve alrededor, y una vez terminadas las carreras de la mañana, me he sentado en la sala y he sacado el punto. Volví a tejer y a rememorar todas las horas que acompañé a mi madre en aquella pequeña tienda rodeada de colores. Recostada en el recuerdo, volví a pensar en todas las horas de antaño en que siendo aún una niña, empezaba a dar mis primeros pasos con el punto de aguja y el ganchillo. Si recuerdo mi infancia, es inevitable no pensar en ratos de silencio con las agujas entre las manos. Recuerdo especialmente a mi madre con sus labores, el pensamiento en pausa de lo cotidiano, y a saber, pensaba yo entonces, a qué lugares se habría ido a posar la mirada de mi madre mientras se movían sus manos al ritmo de las agujas, punto tras punto. Es un poco hipnotizante este ir y venir de las agujas mientras cada poco acaricias el trozo de ese algo nuevo que va saliendo de tus manos, algo que no dejas de tocar y que te mantiene atada a la esperanza de ese algo nuevo que se crea; unas veces para tí, la mayoría de las veces, para los demás. La esperanza siempre está ahí, de la mano de la costura, espera una estupenda sonrisa. Punto a punto va surgiendo algo nuevo; un pensamiento, una mirada, una sonrisa... Y todo el rato sigue ahí esa pequeña esperanza que está en lo nuevo que está por venir, por ser creado, y que sin duda, acabará en satisfacción. Puntada a puntada, en aquella infancia, iba tejiendo la vida; era inevitable que el pensamiento se fuera lejos, alto, inalcanzable. Y esto, lo podías notar.

Al final, cuando menos te lo esperas, la vida tiene regalos sencillos que de repente simplifican todo nuestro ir y venir. Que son capaces de anular todos esos momentos desaboridos con que la vida a veces nos acecha. De repente, unida a este hilo y con las agujas entre las manos, las cuitas de ayer me parecieron extrañas; esa desazón no pertenecía a mi mundo. Se han alejado tanto de mi pensamiento, que incluso pienso que no, que ese día de ayer existió, que no me sucedió a mí. Con las agujas en las manos, me he levantado, he mirado por la ventana, todo permanecía aún blanco, la nieve no se ha deshecho, pero esta vez  no ha conseguido dejar en mi un estado de tristeza profundo. Quizá porque aún se oye el ruido de la calle; esta vez no se ha paralizado la ciudad. Hoy la nieve no es triste. He dejado el punto en la cesta, he ido a buscar los libros que me compré ayer, y en un ratillo, me dispondré a disfrutar de su lectura.

Es tiempo de invierno ya; de lectura, de labores y de ventanas que encuadran la nieve. En la calle hace frío, pero dentro, en el alma, se queda el calor de la lana, la textura de su cuerpo y las posibilidades que siempre alberga. Y pienso que la vida es así, como un ovillo de lana. Una lana suave que va pasando entre los dedos y se convierte lentamente en una bufanda inesperada. Y este hilo que ahora toco, se entrelaza con otros hilos, que me llevan a la lectura. La vida hoy  es así; suave, pausada, sencilla y larga. De labores, lectura y nieve. Hoy es invierno.

IRRESISTIBLE GEORGE...

... y es que hoy es viernes.



EMOCIÓN

_ ¡Sí que eres maga! Descubriste una luz en el cuarto oscuro y, en silencio, encontraste en los objetos que para los demás no tienen vida la voz de tus personajes, para entablar con ellos, a través de los años, una multitud de diálogos. A tu contacto, yo también siento el hechizo de las cosas, empiezo a oír la voz del silencio de donde ha brotado el título de este libro. _ Ana María Matute: La voz del silencio. Marie-Lise Gazarian-Gautier.



_ He encontrado muchas cosas, pero aún no he encontrado lo que buscaba. Es como la búsqueda del Santo Grial, aunque pueda parecer muy literario decirlo. Es la búsqueda del yo, y a la vez, es llegar a comprender a los demás seres humanos como lo que son, nuestros semejantes. Es una de las razones que me impulsan a escribir... Es tener la sensación de estar siempre a las puertas de algo, quizá, de un "paraíso inhabitado". _ Ana María Matute. Año 1997.


Hablar sobre ella, sería hablar del mundo que habita detrás de mi mirada. Y no me resulta fácil; siempre tendré la sensación de que algo importante se me olvida, que algo esencial se me escapa. Leí su obra hace ya muchos años, después, ha sido inevitable volver a releer sus libros. Acudo a ellos muchas veces. Y también a su mirada. Incluso reconozco, no sin rubor, que no pocas veces ha sido la interloutora imaginaria de mis cuitas. Así de cerca se ha quedado su palabra en mi memoria.

En las diversas relecturas, siempre vuelvo a encontarar un párrafo que me sorprende, al que siento necesario, vital, y muy mío. Es entonces cuando me digo _ ... ¡ah! ... ¡fué aquí donde lo aprehendiste!_  Soy consciente entonces de todo lo que su palabra me ha regalado. No, no me resulta fácil hablar de Ana María Matute, porque yo no lo podría hacer nunca desde el peldaño que utilizaría un estudioso de su obra, un experto en literatura. Yo no soy ese quién capaz de desdoblar sus novelas, de estructurarlas, y de clasificarlas. Yo no. No sabría hacerlo. Pero sí puedo contar todo aquello que su palabra ha dejado instalado en mi mirada, y que no es otra que esa palabra que hoy recibe un reconocimiento vital, necesario y que no debía demorarse más.

Ana María Matute es premio Cervantes. _ Por fín... _ grita mi alma. He sentido una emoción honda, muy honda. Si hace unos día dejé su presencia en esta ventana, no fue porque pensara en el Cervantes, nada más lejos de la realidad.  Si soy honesta, ni me acordaba de ello. Simplemente, necesitaba tenerla en mi ventana. Esa entrada fue la consecuencia de haber estado paseando por un libro que escribió Mari-Lise Gazarian-Gautier. Un libro que nos regala un tú a tú entre Mari-Lise y Ana María; que expresa la mirada, la experiencia y vivencias de la escritora, su visión sobre las cosas, sobre la vida, y especialmente sobre su vida, el tiempo que le ha tocado vivir. Cuando te sientes tan cerca de un autor, necesitas también estar cerca de su vida. Saber. Conocer. Ese libro lo consigue: une la mirada de Ana María Matute a la nuestra, y nos deja entrar un poco en sus sentimientos, en su biografía personal, de una manera precisa y necesaria. Por eso, hace un par de entradas, la protagonista era ella. Ese día estuve paseando por su mirada.

Sí, siento profunda emoción por este Cervantes. He pensado que está muy bien así; que es necesario que en el mundo de hoy, la justicia literaria salga a la luz. Su obra es incombustible. En ella late ese único de eternidad que toda obra necesaria ha de rozar. En su palabra habita aquello que necesita ser nacido; que es belleza, verdad y en su manera de narrar, también magia. Un único que necesita ser palabra y regalo. La esencia de su palabra es la vida, lo he pensado muchas veces. Y la vida, nunca debe quedar de la mano del olvido. Gracias, Ana María, por la mirada que tu vocación por la palabra le ha dejado a mi tiempo. Y por la obra que le regalas a las generaciones venideras. Verdad y magia. Esa magia que tiene la palabra cuando no pierde nunca, el brillo que es infancia.

_El asombro de los doce años ante el mundo no me ha pasado, por eso creo que me detuve a esa edad. No he podido remediarlo. Así, intento, a través de la interpretación de este asombro  a través de la búsqueda de mí misma, llegar a comprender a los demás, llegar a una verdadera fraternidad._
Ana María Matute.


LOS SUEÑOS



"... un sueño que unifica a la par los datos dispersos y confusos de la realidad exterior y la vida del sujeto humano, que es sujeto de padecer y de hacer; de sentir y actuar; y entonces pensamiento y sentir están unificados y surge la voluntad pura, verdadera, es decir, la libertad."
María Zambrano.


Es curioso observar que cuando soñamos con algo, con alguien, con algunas circunstancias o limitaciones, en ese momento del sueño, nuestro subconsciente nos están dando pistas sobre qué es lo que verdaderamente nos preocupa. Sea importante o no, eso a nosotros nos está afectando, a veces, sin que nosotros seamos verdaderamente conscientes de ello.

Hoy me he levantado y he recordado mi sueño. He sido consciente de lo que se me queda en el pensamiento pendiente, nunca dormido del todo, y que aunque en el día a día no parece notarse, está ahí y me preocupa. Hoy he soñado con una persona, con su circunstancia vital. Soñaba que por fin podía hablar con ella. Entonces, al despertar, fui consciente de lo que me preocupa saber que en mis manos hay algo valioso que no puedo entregar. No lo puedes dar porque nadie ha venido a buscarlo, porque nadie parece reclamarlo. Guardas entonces tus manos en los bolsillos, te quedas pensativa, y dices... ya será, ya será. La casualidad siempre es así, una sorpresa. Te quedas pensando que llegará un día en que sí podrá ser engregado. Así, como por casualidad. Y que si al final no puede ser, es porque en realidad no es tan vital parece. Quizá sea esto. Nunca se sabe. Pero hoy, al despertar, supe que aún me preocupa su circunstancia, que no me es indiferente, y que algo lucha por ser entregado, por ser ofrecido. En esa entrega está el juego. Y es en ello donde mi consciente sigue estando. Hoy lo soñé. Y soñar es siempre poner un poco de luz sobre las cosas, sobre la vida, sobre la mirada de lo que nos preocupa. Tiempo al tiempo, me digo a mí misma, supongo que esa actitud hoy, es la más sensata.

Y recuerdo con curiosidad, cómo ese sueño en el que me encontraba con esa persona, se entrelazaban otras. De repente cambiaba el escenario y había allí circunstancias que no son afines. Soñé con personas reales, a las que conozco, y fui consciente de que estaban allí para hacerme saber de mi propia esencia; de esa mirada que es mía y que se posa sobre la vida desde su capacidad y también desde su no-capacidad. Me dije a mí misma _ ¿Lo ves?, eres incapaz de mezclarte con un "nosotros"; incapaz de anular tu yo. Te resulta imposible._ Y entonces me dí cuenta de que en ese sueño latía una verdad; la de mi esencia y mi libertad. Y la de las personas que conociéndome, se sienten agusto por ese yo que no se deja llevar del todo a ninguna parte. Pudiera ser soberbia, quizá.  _¿Pudiera ser?_ 

Me he despertado, estaba alegre, pero también con cierta preocupación por una persona y su circunstancia. Y sobretodo, consciente de la alegría que me rodeaba. Entonces he pensado que hoy es Domingo. Y como toda mañana de Domingo, tendrá algo de mágica y de especial. Aterricé suavemente en mi mundo real, ese en el que un yo busca respuestas, un yo que siempre juega, y que decide hacerlo con sus propios dados; equivocados o no.

NATURALEZA...

... pudiera ser que por exceso de trabajo, por cansancio, por mil frustaciones, nos sintamos mal. Pudiera ser que un día no tuviéramos ganas de jugar con nuestros hijos, no tuviéramos ganas de dejarnos contagiar por su risa, pudiera ser que necesitásemos del silencio y su bullicio no lo vemos como un regalo. Pudieran ser tantas cosas. Somos limitados. Pero por más que pienso, por más que trato de imaginar qué causa una situación así, no le encuentro ninguna explicación. No tiene ni sentido ni razón, y nos convierte en alimañas.

Si ves lo ojos de un niño maltratado, no los olvidas jamás. Así que esta es mi personal petición de hoy; si alguna vez presientes que un niño que conoces es maltratado, acércate a él como sea, probablemente hay mil maneras de hacerlo, utiliza la imaginación y la discreción, pero no le dejes solo. No le abandones a su suerte, nunca. Entre todos podremos ser una red implacable.

A mí aún me pesa no haber dicho cuatro palabras a un padre que iba soltándole una retahila a su hijo tan denigrante como inhumana y sin significado alguno. El niño tan sólo tendría unos 3 años, no decía nada, caminaba calladito al lado de la bestia de su padre, silencioso como un ángel. Los seguí disimuladamente, hasta que se metieron en un portal. Siempre que paso por ahí y veo ese edificio, no puedo por menos que entonar una oración; por el niño que vi, y por mi soberana cobardía. Sé que la próxima vez no me voy a callar, que me acercaré de alguna manera al niño. Y también sé que me pesa, me pesa mi impotente silencio. Aún hoy.

NUESTROS HIJOS

Muchas de las estupendas conversaciones con diminuta tienen como escenario el coche, cuando ella va hablando desdes su posición de copiloto. Hoy me comentaba que había tenido un problemilla con unos niños del cole. Como antecedente, explicaros que diminuta durante este mes, ha organizado un grupo de niños que ha estado haciendo pulseras con cuerdas. Una vez terminadas, las han vendido y el dinero recaudado lo han reunido para dárselo a los pobres. Diminuta es así, una emprendedora nata. Me comentaba en el corto trayecto hasta el cole, sus problemillas y las andanzas del que considera un proyecto propio.

_ Mamá, ¿sabes lo que me ha pasado?, pues que ayer, tres niños, se han salido del proyecto, y me han dicho que se van antes de terminar de hacer todas las pulseras. Yo les dije que bueno, que como quisieran, pero ellos me han dicho que como se van antes, que tengo que darles la paga... ¿No ves eso de que la gente deja de trabajar antes de ser mayor?, ¿tú sabes eso de la prejubilación, eso que te pagan para que dejes de trabajar?, ¿sabes eso?... pues estos niños me pidieron eso a mí... me dijeron que tenía que darles 50 céntimos a cada uno... y ¿cómo les voy a dar una prejubilación si el dinero es para los pobres?...

Yo no daba crédito y no pude evitar soltar una carcajada... la prejubilación!!!! No me lo podía creer, unos niños de diez años y están pensando en que les den la prejubilación antes que estar pensando en unirse  para terminar de hacer todas las pulseras.

_ ¿ Y qué les dijiste tú, diminuta?_ le pregunté entre risas. Ella también se reía, pero creo que lo hacía porque lo hacía yo.

_ Les dije que no, que si querían que se fueran, pero que las pulseras que habían hecho eran para los pobres, que no eran para nosotros. Y que lo que sacáramos por venderlas se lo íbamos a dar todo a los pobres. Hoy mamá, le hemos dado 17 euros a la directora... fíjate, mamá, por lo menos una familia podrá comer digo yo...

Y me quedé pensando entre risas que los niños, son la repeteción más exacta de lo que somos. Me sentí orgullosa de diminuta, y también de mí misma, no lo voy a negar. Y no hacía más que acordarme de la prejubilación de esos niños de diez años... y entre carcajadas, de regreso a casa, me decía a mí misma, que esto no se podía creer. Qué juventud nos espera a la vuelta de la esquina, me decía, y aunque no podía evitar reírme, también alcanzaba a ver el transfondo que tiene todo esto; es para echarse a llorar. Espero y deseo que en el mundo haya más dimintuas que prejubilados... esa es al menos mi pequeña esperanza. Y la posibilidad de una buena vejez estable para todos nosotros... y no sé, no sé...

FOR YOU

No me dejes caer, no dejes que el abismo que contempla mi mirada se instale en mi corazón. Si caen las luces del universo, acompáñame. Prométeme que estarás a mi lado. Hazme saber también que sabes que si caen, yo estaré a tu lado. Y mientras, mientras habite esa seguridad, no volveré a pensar en el mañana. Aquí, ahora, soy. Tú y yo; y la ausencia de nombre.

Si aún puedes sentir el eco del silencio, sabrás que yo caeré a tu lado. Y entre cenizas, frente a frente, sabremos que no existirá derrota que nos hunda, caída que nos humille, ni tropezón que no nos haga soltar una carcajada. Todo se vuelve pequeño a nuestro lado. El mundo que habita entre mis ojos y los tuyos es invencible.

Y quemaremos naves, cada una de las naves en las que nos hayamos ido a subir. Lo haremos sabiendo que en el horizonte siempre habrá una estela que nos reclama; la estela de la libertad, ese camino que recorre el pensamiento cada vez que por un segundo el uno se para en el otro. Y el mundo alrededor. Lejos y cerca.

Tú y yo no tenemos nombre, no somos sustantivo, y sin embargo, se puede oír el eco de eso que nunca fuimos, o que fuimos sin saberlo. Quién lo sabe. La respiración de lo que un día, inesperadamente, nos hizo coincidir es la esencia de la libertad que hoy respiramos. Estamos. Y eso es una certeza.

* gracias Sese, por dejarla primero en tu blog.

LUNA DE JUEVES

Hoy ha sido una tarde de coincidencias. Mientras iba leyendo unos cuentos, he estado pendiente de los deberes de diminuta; hacía unos ejercicios sobre la Luna, el satélite de la Tierra. A saltos, yo iba y venía de mis lecturas a la suya. En uno de esos saltos, entré en el blog de Sunsi; y volví a toparme con una Luna, la mía. Esa que me ha permitido vivir un poco así como del revés, a mi ritmo y sin dejarme arrasar del todo.

Entre ese ir y venir de tareas, al buscar unos apuntes, encontré una carpeta en la que suelo guardar recortes sobre noticias, editoriales o historias que me gustan y que he ido recortando de diversos periódicos y revistas. Me entretuve revisando esos escritos, y zas!... de nuevo la Luna. Así que me ha sido imposible no traerlo a colación en mi ventana. Os lo dejo para que saquéis vuestras propias conclusiones. Es un artículo escrito por Angel Gabilondo que me ha gustado mucho volver a leer. No recuerdo bien cuándo lo recorté, ni que impresiones saqué entonces al leerlo, lo cierto es que me debió de gustar mucho, porque ahí estaba, entre mis papeles favoritos y guardados.

Os dejo un pedazo de luna, de esa luna que tanto me sorprende, y que en este texto, se explica tan sin revés; con una mirada larga y sensible.






SIEMPRE ESTÁ AHÍ, DE MUCHAS FORMAS; LLENA, CRECIENTE Y MENGUANTE; NUEVA Y VIEJA, BRILLANTE U OCULTA ENTRE LAS NUBES. LA LUNA INFLUYE EN NUESTRO JUICIO, EN NUESTRAS VIDAS… SU LUZ NOS HACE PENSAR.

"… Distraídos, descentrados, alejados de la realidad, desvinculados de determinados intereses, quienes parecen estar en la Luna carecen de la capacidad de hacerse cargo de la situación. Se verían tan convocados y afectados por ella, en su extremo, vendrían a ser contempladores de otra realidad, unos lunáticos. Pero no sólo es así, ni siempre.

Mirar la Luna puede llegar a ofrecer nuevas perspectivas. Para empezar, nos libera de quedar fijados en el dedo que la señala, y vamos directamente a lo que interesa. No sólo su embrujo, su hechizo, sino aspectos más materiales, su tamaño su brillo su proximidad influyen en nuestro juicio. Nuestra sangre también se ve afectada como las aguas del mar y sigue el curso de las mareas.

La Luna llena regala buenas noches para nacer o para morir, plenilunios para pasiones y amores. Pero, sobre todo, la Luna se encuentra a la distancia de lo que resulta una cercanía suficiente pero no asequible, la de la imposible posesión, la de lo que no puede tomarse y nos mira, y refleja el ser mirado. Nos vemos en esos reflejos, nos reflejamos en ese mirar. La Luna es reflexión. Nos da qué pensar, nos hace pensar. Nos saca del limitado horizonte de lo inmediato.

Sabemos que esa luz nocturna que tanto precisamos se nos entrega desde ahí, como un cristal que ofrece otros escaparates y abre otras posibilidades, otros inicios. Resuena así en la difícil novedad de cada lunes. Pero, sobre todo, nos requiere para que atisbemos otras pisadas, las que se muestran en un determinado soñar, imaginar, desear, las que sustentan la capacidad de procurar algo diferente; algo mejor. Si no pasamos por ello, si no somos capaces de estar en la Luna de vez en cuando, siquiera como lugar de paso, aunque no de residencia, no hay espacios en los que habitar.

Sin Luna no hay Tierra. Pensar es en cierto modo un distraerse de las ocupaciones, de la utilidad, de la rentabilidad de cada acción, de cada mirada, de cada paso. Sólo si en cierto modo se sabe estar en la Luna, poner los pies en ella, la Tierra es hogar. No hay en verdad una auténtica casa sin puertas ni ventanas, sin la ensoñación de abrir y de cuestionar los límites de nuestra vida, tantas veces vulgar, mediocre y aburrida. El cabrilleo de esa luz despierta la voluntad de nuevas posibilidades."

SIN PALABRAS

... NECESITABA OÍR TODO ESTO. SABER QUE LAS PALABRAS NO SON TAN NECESARIAS. QUE AUNQUE NO SEAS CAPAZ DE ENTENDER MI DISCURSO, SÍ ERES CAPAZ DE VER LO QUE HAGO CADA DÍA POR TÍ, POR LAS PERSONAS QUE ME QUIEREN, Y A LAS QUE QUIERO. Y QUE QUIZÁ NO IMPORTAN TANTO LOS FALLOS, QUE LO QUE CUENTA ES ESTAR. Y ESTOY, A TU LADO. TE QUIERO DIMINUTA.

HILOS INVISIBLES

... esos que nadie ve. Ni siquiera uno mismo. Y sin embargo están, ahí, firmes, inquebrantables, y afianzando nuestra vida.



*gracias Lisset.

TESTIMONIO

RANDY PAUSCH. LA ÚLTIMA LECCIÓN.

PRESENCIAS

He vivido acompañada, siempre. Alegría y llanto, soledades y abrazos. Ellas siempre ahí. Tan diferentes, tan necesarias. Cada una a su manera. Equilibrio, vitalidad, sonido; ritmo en mi mundo. Os dedico esta entrada a vosotras, que no entendéis de blogs, que no los leéis, pero que sabéis verdaderamente del sonido de ese yo que soy. Para ellas esta entrada, y aquí todo lo que la palabra quisiera expresar y no sabe. Ser y estar. En vosotras se sostiene mi pasado, se asienta la fortuna de mi presente y se presiente la fortaleza del futuro. Sois, y eso, es ya más que suficiente.

GENÉTICA, FELICIDAD Y VIDA

Os dejo una recomendación: escuchar a este tipo. Os animo a hacerlo íntegramente, seguir su discurso en los diferentes cortes de youtube. Es genial. Es todo lo que yo hubiera querido saber contar, todo, todo y todo...



* Se lo dedico especialmente a Tomae. ;)