DE REGRESO.











El hombre se inventa un programa de vida, una figura estática de ser, que responde satisfactoriamente a las dificultades que la circunstancia le plantea. Ensaya esa figura de vida, intenta realizar ese personaje imaginario que ha resuelto ser. Se embarca ilusionado en ese ensayo y hace a fondo la experiencia de él. Esto quiere decir que llega a creer profundamente que ese personaje es su verdadero ser. ORTEGA Y GASSET.

Es el momento, ya no queda otra que volver a tocar el suelo de la realidad; admitir el kilómetro cero que es una nueva andadura, una nueva programación, un diferente caminar aunque en esencia se camine igual. El otoño siempre es inicio de año en mi tiempo, pero este actual lo es de manera especial. Se cierra un ciclo y se abre otro. Comienza una nueva etapa que tiene la emoción de las cosas que están por estrenar y la incertidumbre que es poner el pie en un camino desconocido. Toca sentarse a diseccionar la realidad. A repensar los proyectos, a no divagar.

Se termina permanecer en el aire, en lecturas y sonidos que nos elevaban por encima de lo cotidiano aunque lo cotidiano haya seguido siendo labor. La inconsistencia no habitaba tanto en los hechos como en el pensamiento; ese dejarse volar sin afrontar lo rotundo que tiene el alma cuando se siente de vacaciones. El dejarse acunar por una rutina amable, de sonido cascabelero y con reminiscencias sólo de presente, risas, idas y venidas, sin más objeto que disfrutar. Hoy ya toca regresar. Se acabaron las vacaciones.

Hoy _por fin_ me coloco firme pies en tierra. Mi presente ha de conjugarse y obligarse a mirar al futuro. He de proyectar mi mirada en pilares que construyan lo no habitado aún. Se acaba la levedad del ser, la no rentabilidad de los hechos y la necesidad de no despertar.

... Y parece que lo he hecho animadamente. Con ganas de participar en un presente activo que me haga dar pasos con un futuro posible. Todo ello sin perder la conciencia de que de mi no todo dependerá, aunque es bien cierto que ello no le quite pizca a la seguridad que me inunda. Al final todo sale como tiene que salir, aunque no siempre coincide con lo que se tenía pensado.

Bienvenido sea este otoño, y también el kilómetro cero en el que me he ido a colocar. Estamos de regreso y hago mi propuesta... que luego la Vida dirá.