AUSENCIA DEL YO.


A veces uno permanece desconectado de sí mismo. Nada de lo tuyo está en el ránking de lo importante. Lo necesario se ha puesto por delante, y demasiadas veces lo necesario no tiene nada que ver con tu propia persona. Pasas a segundo plano, y lo curioso es que permaneces ahí el tiempo que jamás habías imaginado ibas a estar. Ni siquiera el límite del tiempo te pone en sobreaviso. Lo desconoces. Sólo vives en presente; en lo que necesita hoy ser vivido, realizado o sentido. El tiempo carece de ruido. Y ese silencio, te devuelve la medida de tu mirada, y también, la de quienes te rodean. Te das cuenta de que algunas personas han desaparecido sin el menor ruido, y que otras se han colocado a tu lado sin haberse sentido. Lo curioso es no echar de menos a quienes se fueron y saber que los que están, es como si hubieran estado siempre. A veces sientes un pequeño aviso, a modo de añoranza, por los que ya no están, y agradeces tu pequeño rodaje a su lado. Sabes certeramente que la vida sigue, trepidante y sorprendente, y que tú, con la plenitud de la consciencia, te has dejado arrastrar en tu propio olvido. Mira que es inesperada la vida, también en sus olvidos.

LO NECESARIO.

Henri Cartier-Bresson
Comunicación es el contenido entre un tú y un yo. Aquello que late y que empieza por saciar la necesidad de ser narrado. Primero empezamos con la existencia en torno a nuestro ombligo. Tocamos con nuestras primeras palabras la realidad que vemos. La que nos toca y sentimos. La que nos hace llorar o reir. Después vamos elevando la mirada, y nos encontramos con los otros, los cercanos. Aquellos que comparten circunstancias, emociones, sentimientos y tiempo. Ocurre que nos encontramos con un interlocutor. Alguien nos devuelve el sonido de nuestras palabras de otra manera, con un ritmo siempre mejorado. Y la mirada se eleva, pero de repente, aquello que era nuestro mundo se torna demasiado pequeño. Nos dejamos absorver por el recipiente, por todo el recipiente. Deja de ser importante mi circunstancia porque aparece lo necesario; el mundo. Nos encontramos con cada una de las miradas que el otro refleja. El otro ya lejano, desconocido, pero que está hecho de la misma pasión. La narración del otro, de esos otros tan diferentes, late de la misma manera que lo hacen mis ojos. Dejamos de ser emisor para ser el receptor de la narración del otro. Y junto al otro, el mundo. De improviso, mi patio se torna insignificante, pequeño, necesitado de silencio. Mi mundo vuelve a su lugar. Ya no dejará de interesarme el continente, el mundo, y yo me siento el receptor de toda las historias que necesariamente han de ser contadas. Mientras mi mundo vuelve al silencio, a su exacta medida, siento la vorágine que es la pasión en el mundo en el que vivo. La pasión por la vida, y su irrenunciable necesidad de ser.

Comunicación o ese encuentro necesario con el otro. De como un yo se vuelve pequeño para encontrar al tú comunicativo, para saber del mundo como recipiente y de la vida como pasión. Fascinante.

... ya llegan, ya!!!

Fuente: @twitter.

Alegres y cansados, quizá, pero con ganas de ofrecerle al Niño su carga; la material y la inmaterial. De vuelta, quizá a tu casa llegarán. Deja los zapatos limpios, debajo del árbol, y si puedes unas viandas. Cuando era niña, un año les dejamos una corra de chorizos con la hogaza de pan. Ah, y una botella de vino, para la vuelta al camino, que sólo el caminante sabe lo que es el caminar, por mucho camello que se traigan.. Y se pusieron tibios, vamos... las migas quedaron. Era genial. Qué nervios ¿verdad? Los niños desde que se levantan el día cinco ya están, a vueltas con la verdad de si se han portado bien, o se habrán portado mal. Qué intranquilidad a la hora de acostarse, mira que si no dormimos, mira que si nos encuentran despiertos... mientras están dejando las cosas. Cómo me hubiera gustado a mí verlos conversar, con la botella de vino, y el chorizo en el paladar. Ya llegan, ya!!! ¿Te has portado bien de verdad? Mira que son magos, y todo, todo, lo sabrán.

AÑO NUEVO.

Un rato de reflexión para el primer día de 2012 es un regalo, sobretodo por los días de barullo que estos días trae. Hoy pensaba en la incógnita que son aún esos 365 días venideros. Venía conduciendo hacia casa, y pensaba en las anécdotas y proyectos con los que 2012 nos puede sorprender; para bien y para mal, que de todo hay siempre. Pensaba en la incertidumbre que es el porvenir. En el misterio que tienen siempre los días que están por llegar.

Me dió por imaginar la cantidad de cosas que esperamos y que quizá, no vendrán. Y de cómo su añoranza será totalemente compensada por esas otras cosas que por no imaginadas, nos sorprenderán y nos dejarán una amplia sonrisa muda. La vida en su devenir es un amable kaos. Pensaba mientras conducía en la persona que los años han hecho de mí. En que la vida que vivo, jamás pensé vivirla, como tampoco pensé que de la mano de una niña llegara yo a ser quien soy. Jamás imaginé en mi rostro una valentía tan serena. Admiro la fortaleza de mis lágrimas, la rotundidad de mi sonrisa, y la infinitud de mi generosidad. Suena vanidoso, lo sé, pero la realidad es que aquí, sólo dejo constancia de lo bonito... lo demás, bien que me lo callo. 

Decía, que soy yo la primera sorpendida. La jovencita que fui no se reconocería fácilmente, al menos en el primer golpe, con la mujer adulta que hoy soy.  Imaginamos la vida de una manera, pero la vida luego hace lo que quiere con nosotros. Es curioso observar lo que deseábamos entonces, cuando lo creíamos indispensable. Y luego te das cuenta que en el lugar al que has venido a parar, en absoluto lo necesitas, que no lo necesita la persona en la que te has ido a transformar.

De camino a casa, mi mente le daba vueltas al nuevo año; en qué cosas irá a dejarle a mi vida, y qué consecuencias tendrá cada una de ellas en la forma que tienen mis ojos de observar el mundo. Pienso en los regalos que vendrán, en las pérdidas que se sucederán... y le pido a la vida que no rompa estar fortaleza que inamovible parece ya habitar en mi mirada. Quisiera eso para el 2012; fortaleza y valentía en cada uno de los días que me quedan por descubrir. También una inteligencia enorme para descubrir, que el lugar al que han ido a parar mis huesos, es mi exacto lugar. El que yo necesito. Fortaleza, inteligencia y valentía.

Lo mismo os deseo a cada uno de vosotros. Un feliz y valiente 2012.