CAMINANTE.










Alguien como tú no  puede ser una historia contada sin más. Es imposible que el mensaje que transmites se pierda como se pierde nuestro rastro con el pasar del tiempo. Tú viniste a quedarte, y te has quedado. Estás en cada mirada de infancia, en cada gesto de generosidad que viene de los que a su vez necesitan, en la risa espontánea de los hombres, en la sensatez del que sufre, en la alegría de quien vuela. No, no es fácil ver la luminosidad de tu historia. 


Me muevo a golpe de intuición. Con cada latido que el corazón me impone. Con esta sensibilidad a flor de piel que me hace sentir mucho más de lo que puedo controlar. Siempre estoy saltando los muros que se le imponen a la realidad; la verdad está mucho más allá de lo que esos muros nos tratan de hacer creer. Estoy perdida en mil intuiciones, camino sin brújula, y me pierdo en las palabras. En las que se dicen y en las que se callan. Nunca he dejado de sentir el hilo fino de la esperanza, esa que nos anuda. Quién sabe... quién sabe a qué lugar necesario me llevará esta incertidumbre que camina siempre conmigo. Hoy hace un día impresionante; luz, azul, belleza. Y sé que tu historia, tu verdad, no es algo que vino a posarse en mis manos para quedarse en nada. Pero yo no sé cómo tengo que hacer para saber contarla. Me he perdido, pero seré hallada.