PASABA POR AQUÍ... POR AQUÍ.




Cuánto tiempo sin posarme sobre esta página en blanco. Sin embargo sé que no es un regreso, que estas palabras son sólo una coincidencia, un pasarse por aquí de la mano de la añoranza. El mundo, la vida, lo transforman todo, Han pasado muchas horas... desde ese último post. Me pregunto si alguna vez este tirar del hilo volverá a ser hábito y no sólo casualidad.

Sí, ha pasado mucho tiempo.

Me tuve que despedir de tu infancia, Diminuta. Ahhhh... aún la busco entre fotografías y dibujos. En figuritas, cuentos y parques. Pasar por aquí era hacerlo siempre de puntillas. Aún puedo sentir el dolor de esta despedida.

Me tuve que enfrentar a la llegada de tu adolescencia, trecho que no hacía más que recordarme que nada vuelve. Y aunque me presenta un esbozo de la gran mujer que serás, lo cierto es que tiene escalones duros. Nos despedimos de un modo de estar íntimo, intangible e indestructible para pasar a un estar más inestable; para bien y para mal. Me ayuda mucho el esbozo de la mujer íntegra que ya veo en ti, pero me duele el adiós de tu infancia como si me arrancaran un trozo de piel. Y tengo miedo. El mundo es ya más inestable, destructible y cruel. Te quiero, Diminuta, eso es lo que no cambia.

Me voy acostumbrando a la debilidad de las personas que han sido todo un mundo. Ahhh... este dolor es inconsolable. Sólo el amor que siento por vosotros me llena de gratitud cada vez que os doy la mano, cada vez que pienso en mi suerte de teneros y poder estar a vuestro lado. Es cierto, vuestra sombra sigue siendo alargada. Sois esa presencia que cobija sin hacer nada. Cómo os echo de menos cuando no estáis!!! Cada vez que os vais, dejáis generosidad, paciencia y añoranza. Mi casa es mucho más bonita cuando vosotros la trasteais... tiene incluso más luz.

Asumí nuevos horarios, nuevos escenarios profesionales, mucho estudio.

Hubo un cambio de certezas que me dejó inestable y sin rumbo. Salí de mi zona de confort. Lo hice altiva, pero con miedo. Mucho miedo. Fue duro. Hoy me alegro. La vida me puso de nuevo entre sus cuerdas. Sacó de mi una persona más segura y reafirmó mi integridad. Ahora sé que era un empujón vital; de esos que la vida impone para que no te abandone el alma. Gratitud.

He despedido personas insustituíbles. Ese dolor estará ya para siempre. Sólo la oración consigue que su recuerdo no sea una insondable negrura. Porque cuando pienso que ya no están, la Nada amenaza con derrumbar todo mi mundo. El mundo ya no es seguro. Silencio. Oración. Búsqueda.

También llegaron personas nuevas a mi tiempo. Algunas aún están, otras se fueron y alguna simplemente se convirtió en olvido. Ires y venires de los afectos,,, y los amigos, los amigos siempre ahí.

Ahhhh... qué pilar indestructible es la amistad. Y qué necesaria. Tambores en la lluvia.

He llorado y he reído. Mucho.

Mi cabeza siguió escribiendo, pero mis manos decidieron el camino del silencio. Un silencio solitario que fue colocando cada segundo en su significado exacto, He habitado mi soledad. Una soledad con muchos matices; a veces desgarradora y otras absolutamente sublime. Ah... y el alma. Qué voy a decir del alma; presencia, tesón, voluntad, firmeza. Siempre esperanzada a pesar del cuerpo agotado y la mente desmadejada. Gracias por esta alma... gracias por toda ella... alma que quizá ni merezco.

La vida... el tiempo... descubrirse. Eso es caminar.

A saber cuándo mis manos volverán a pasarse por aquí. Precioso lugar este, no por sostenerlo yo... no... sino porque es mi regalo para ti, Diminuta. Me gusta que te guste,

Y ojalá te pueda acompañar siempre. TQM.







UN TAMBOR EN LA LLUVIA








 "Cada mañana ¿dónde se va pensativa la primavera?"
Yosa Buson



Eso digo yo... ¿dónde se habrá ido la pensativa primavera?

Aquí, llueve y llueve...  el aire limpio se respira hondo. Viene bien que se haya escondido un poco esta primavera tumultuosa, esa es la verdad. Porque a pesar de la aparente tristeza que tiene siempre el gris, la mirada se entorna hacia los cristales llenos de gotas sabiéndose esperanzada; es capaz de sentir y brillar ante la pureza transparente del agua. Un alma no se anula así como así; quizá pueda sentirse desorientada, herida, perdida... pero siempre retorna. Al origen. Y vuelve a empezar.

Este día gris me ha traído al recuerdo del sonido de la gente valiente,del de los tambores resonando que le comunican a los soldados acorralados que sus compañeros ya están aquí. Que no lo han dejado solo. Y uno en verdad, nunca está solo, a pesar del gris.

Me ha venido muy bien tu ausencia, primavera, por fin comienzo a respirar. Y respiro tal cual soy. Hoy, en el que un día gris, me recordó el sonido de la risa que aún retumba en mi alma. Caray, la vida, qué manera tiene de ponerlo todo del revés, para que todo vuelva a ser la esencia de lo mismo. Esa esencia, que jamás querrías perder. Así que, de momento, voy a dejarme empapar por la lluvia... mientras oigo a lo lejos, un sonido familiar. Y volveremos a soñar de nuevo con imposibles. Ah... que tozuda, la esperanza.

*para ti, que sabes. Porque en mi gris, siempre hay un tambor que me recuerda que no, que ya no estaré sola.

EL MUNDO DE LA POSIBILIDAD.

"LA LOCURA TIENE UN NIVEL SUPERIOR AL DE LA CORDURA". Juan Goytisolo. 



Siempre que nos enfrentamos al éxito, cuando habitamos y trabajamos la posibilidad, hay un segundo, tan sólo un segundo, en que habitamos el fracaso. No puede ser de otro modo cuando ya se ha vivido. Cuando uno ya se ha caído y levantado otras veces. Sin embargo, el ser humano es un misterio. A pesar de los fracasos, seguimos siendo capaces de habitar la posibilidad desde la luz de la esperanza. Es sorprendente ver al ser humano levantarse, mirar al horizonte, y ponerse en camino de nuevo. Siempre ya con cierta falta de cordura; cual Quijote, miramos el horizonte del día que empieza, y sin haber perdido ninguna de nuestras locuras, volvemos al camino a la hora del alba. Ilusión. Intemperancia. Y lo hacemos a pesar de esos segundos presentidos del fracaso, que a modo de Sancho Panza, le intenten dar cordura, inteligencia y mesura a nuestra ilusión.

Sí, cuando uno ya ha vivido, cuando uno ya se ha levantado varias veces del suelo a lo largo del camino, uno vuelve a caminar. Y sabe que la soledad que habita, siempre, siempre, será consuelo. Cual Quijotes, salimos al camino una y mil veces, con nuestra pequeña mochila de posibles sin olvido, con nuestra fortaleza de fracasos vividos, y con una medida del yo clara en la retina de los ojos. Vivir es eso, ir descifrando el alma que somos. Y desde ella, salimos de nuevo al camino. Es así, sólo el camino es significado y la locura los zapatos con los que damos un primer paso de nuevo. Es así. Una y otra vez. Volveremos a plantar nuestra casa en los campos de destrucción que hemos pisado. Volveremos a intentarlo. Nada es tan tenaz como la esperanza. Es capaz de vencer cualquier miedo, incertidumbre, abismo que se le enfrente. Sin armadura. ¡Ah... esa nacionalidad cervantina!




ERES.

La distancia no rompe nada, sino que lo hace todo más evidente, más real. Te fuiste y regresaste por primera vez sola. La muchacha alegre que marchaba, seguía sonriendo a su regreso. Valiente y alegre, se enfrentaba a sus primeros momentos de libertad; por primera vez responderías sola a tus alegrías, a tus decepciones, a tus sentimientos, a tus necesidades. Y volviste libre, más libre si cabe que cuando saliste; rotunda, alegre y sabia.

Es maravilloso verte crecer. Me quedo embelesada cada vez que mueves las alas de tu libertad. Sí... en tus ojos de infancia se podía intuir ya la mujercita que eres hoy. Independiente, sólida, tímida y con un corazón inmensamente alegre. La armonía de tu soledad tiene un semblante rotundo. No te podrán vencer. Caerás, pero nunca vencida.

El mundo permanecerá a tus pie, y harás de ese mundo algo mejor. Lo llevas en el alma. Y no. No te doblegará ningún soplo amargo, ninguna melodía triste, ningún desenlace ruin; te sostendrás firme en las horas duras de tu vida. Toda vida las tiene. Y sabrás salir de cada desencuentro de forma serena, libre y sonriente.

Sonreirás cada vez que salgas al camino; ya lo hiciste. Lo volverás a hacer. Serás firme en cada una de las piedras con las que el camino te haga tropezar. Sabrás dejarte acompañar de la transcendencia en tus horas de soledad. Y regresarás con un semblante firme al lugar donde siempre se te espera;a  tu casa.

Eres así. Sé que no es el estilo de tu tiempo, tiempo de lideresas cobardes disfrazadas de valentía descarada y ruin. Tú no eres así. Y yo deseo que no dejes nunca de ser como eres. Has sabido captar las herramientas que necesitas para salir al mundo, las has hecho tuyas, y has salido a tu tiempo. A tu mundo. Tienes mucho ganado, aunque aún tú no lo sepas. No, no dejes de ser así. Eres admirable.

Has llegado rendida de tu viaje a través de las horas de tu libertad. Atravesaste la frontera de tu infancia con una enorme sonrisa, y regresaste convertida en una mujercita de mirada firme. Qué enormemente orgullosa estoy de my funny little girl. 

Todo esto me ha salido mientras he susurrado en tu oído que te quiero, en ese preciso instante en que paso mis dedos por tu pelo mientras duermes, en estos minutos en que el sueño te ha vencido y permaneces ausente echada en el sofá. Regresaste aún más grande que cuando te fuiste.

Sí... la vida sigue. Seguirás creciendo y yo te seguiré echando de menos en cada uno de los viajes de tu libertad. Te quiero. Si es que no me cabe tanto amor en el corazón; se me desborda ante la consciencia de que tú eres. ERES. Eres y he tenido la fortuna de ser tu madre. Nada más importa. Y no, no me cabe tanto amor. Se desborda en este preciso momento por mis ojos...





GIGANTES.


Te vi grande, sereno, triste, agradecido y esperanzado. Me puse a tu lado, siempre quiero estar a tu lado, siempre. Me gusta acompañarte a todo, en todo escenario que te duela quiero estar yo, en los que sonrías, también.Tu sombra de gigante es el pilar más seguro que la vida me ha otorgado. Lo ha hecho durante años, y aún estás. Soy una privilegiada. Cuánto te quiero. Cuánto te necesita aún mi debilidad. Qué enormemente pequeña soy, y qué feliz a tu lado.

Te he visto despedir a tus hermanos con inmensa serenidad, gratitud y dolor. Las personas generosas son serenas, eso pienso cuando te veo, cuando te observo, cuando te pienso. Saben traspasar los límites de la vida, las despedidas y el dolor. Saben que cualquier límite es el inicio de algo mejor. Que hay que traspasar fronteras aparentes para llegar a lo incomprensible. Tu eres así, una atalaya que lo mira todo con serenidad. Una torre vigía que no pierde el sentido, el significado ni el tesón de sus pasos cuando el dolor parece no dar sentido a nada en el camino.

Quiero ser como tú; sólida, grande, alegre y generosa. Quiero para mí tu sombra de gigante; he de comenzar pues a ser más generosa, humilde y constante.Te quiero, papá.



EL MUNDO DE AYER




"El mundo de ayer" es el título de un libro que me gustó muchísimo. Durante estos días lo he recordado intensamente. La verdad es que leer cualquier libro de Stefan Zweig es un lujo, pero estos días ese título ha estado de forma muy presente en mi pensamiento. 
  
Stefan desde su palabra, se va despidiendo de la seguridad, del mundo aprendido. Es un conmovedor relato que se convierte en testimonio de lo que fue Europa y de lo que la vida de cada uno de nosotros es. Es la narración de momentos y circunstancias de su vida; de la pérdida de su mundo confortable, de toda certeza, de la seguridad y sus referencias. El recuerdo de ese "mundo de ayer" que ya no existe nos deja ante un totall desasosiego, ante la inseguridad, ante la ausencia de esos pilares _algunos muy silenciosos_ que apalancabann nuestra vida imperceptiblemente, que la sostenían feliz, alegre y firme. El mundo de ayer tiene siempre el sonido de la pérdida. Es un duelo. Una incógnita. Un misterio.

Estos días he pensado que independientemente de las circunstancias históricas que nos toque vivir, independientemente de que nuestro mundo social e histórico permanezca invariable o no, todos nos vamos despidiendo de nuestro "mundo de ayer" que _unas veces lentamente y otras de forma inesperada_, se va transformando en un recuerdo, en una ausencia, en un vacío. Poco a poco lo que sostiene silencosamente nuestra vida va desapareciendo. 

Llega un día en que la nostalgia por el mundo de ayer es una realidad; y entonces darías más de lo que crees por poder volver a vivir, tan solo un ratito, de nuevo allí. Yo siempre querré volver un ratillo allí, a tu casa.

No me he podido despedir de ti. No te he podido cuidar. No estaba cerca. No sabía que las cosas se iban a desencadenar así, tan rápido. Nadie lo sabíamos. Es una quemadura en el alma no haberme podido despedir de ti. 

En tu casa ya no estarás y yo necesito aún que sigas estando allí. Para sonreír, para cobijarme en el pasado que me contabas y que yo no conocí, para acercarme más aún a mi padre, para sonreir a tu lado, para ver fotos antiguas, para que me contaras cosas, para ser más yo. 

Me gustaba hablar contigo de las cosas que son importantes y de las que no. Es un dolor rotundo tu ausencia, saber que ya no estarás cerca, que no nos saludaremos a primera hora de la mañana, que ya no estarás para charlar un ratito, para reirnos un ratito. Porque si hay algo intenso que recuerdo de ti, es la risa. Conversábamos así, a ratillos y la que saltaba. 

Cómo me ha gustado siempre entrar en tu casa. Qué ganas he tenido siempre de ir a mi casa de verano cuando sabía que tú ya te habías instalado en la tuya. La palabra casa es tremenda; ahora que ya no estás yo me siento con una casa menos; con todo eso menos que la palabra casa con tan solo nombrarla nos evoca. Cómo me gustaba ir a verte, y qué angustia no haberlo hecho más. No poder hacerlo más.

Con tu ausencia se instala en mi vida una inseguridad tremenda, una inseguridad que yo no conocía. Es tremendo saber que ya no estás. Yo no sabía de esta tristeza. Todo parece más natural cuando se habla, sí, es ley de vida... pero los sentimientos no saben de leyes cuando se vive. A los sentimientos, a la realidad, le importa tres pimientos las leyes. 

Has estado en mi vida de una manera intensa y silenciosa. Yo nunca me atrevía a decirte lo que me gustaba estar a tu lado por timidez. Me resulta muy cursi decir a la gente lo que me importa, lo que la necesito, lo que me gusta. Mi palabra era más un ir a preguntarte si querías que te fuera por el pan, de ir a hablar de cualquier tontería, de ir a buscar un poco de consuelo por pequeñas contrariedades, de buscar un libro que seguro te entretendría. Me duelen intensamente las veces que no fui, las ocasiones en que tenía pensado ir a tu lado para hacer o decir esto o lo otro, pero no fui. Me duele el tiempo que me dejé enredar por  cosas tontas, me duele el tiempo que no gasté a tu lado. Unas veces por imaginar que era mal momento, otras porque estabas ya acompañada, otras porque simplemente te imaginaba descansando, otras por no molestar.... 

Cómo me duele mi renuncio a la consciencia de la verdad. Esta incapacidad de no saber decir a la gente lo que me importa. No, yo no sé hablar de emociones sin llorar, lloro por todo. Por eso las más de las veces me callo después de haber estado un rato intentándo decir lo que siento. No quiero ser ridícula. Maldita timidez, ahora me duele a pesar de que sé que por muchos años que me dieran, nunca te lo habría podido decir. Mi incapacidad obraría de igual modo. 

Recuerdo con emoción las cosas que me decías. Me hablabas de lo importantes que son algunas cosas, y de cómo a veces luego te arrepientes de no haber hecho esto o lo otro. Yo no le daba importancia, pero claro, tu eras más sabia. Hoy a mi me duele eso mismo; no haberte dicho lo que me gustaba ir a tu casa, de loque me alegraba sentir la cercanía de tu presencia. ¿Lo notarías? Ojalá sí. Ojalá lo notaras y te callaras. Ojalá percibieses y te gustase mi alegría por tu presencia Ojalá. Que lo notaras como noto yo la alegría de mi sobrina una vez que nota mi presencia en su escenario. Pero no lo sé. Yo nunca dije nada de todo esto. Si sé de lo que nos quisiste, eso sí. Y de este tremendo dolor que es la nostalgia por tu presencia, el dolor por ir perdiendo pilares del mundo de ayer; el mundo de la seguridad. 

Los tíos y tías que son como tú aportáis con vuestra presencia una seguridad infinita en vuestros sobrinos, una seguridad de incalculable valor. Sois una casa, un hogar más. 

 El mundo de ayer... qué tremendo regalo. Mi querida tía, has sabido estar intensamente en la retaguardia; silenciosa y sonriente. Has sido un tremendo ejemplo de paciencia, solidez emocional, estabilidad, fortaleza y valentía. Has sonreído en todos los momentos difíciles de tu vida; conversadora, abierta, alegre. Has sabido aceptar las debilidades, defectos y contrariedades de quienes te rodeaban. Nos has querido a todos sin más, sin pedir más que nuestra felicidad y alegría, fuera como fuera esta. No somos conscientes del pilar enorme que es en nuestra vida tener cerca a nuestros tíos. No somos conscientes hasta que un día de silencio, ya no están. Sabes que ya no van a estar. Y sientes entonces que tienes una casa menos. 

Una presencia silenciosa sostenía mi mundo y ya no está. Sé que estarás de otro modo, pero aún no puedo sentirlo. El modo en que yo encontraba tu presencia ha desaparecido y de momento no tengo otro; sólo una angustia tremenda en el corazón. Sólo siento tu hueco y me duele demasiado. Vivimos el día a día sin ser conscientes de las personas que nos dan seguridad porque nos la han estado dando siempre con su presencia. Es tan constante, que no eres capaz de imaginar que cuando deaparezcan, con ellas caerá todo tu mundo; el mundo de ayer, el mundo de la seguridad, el que te sostenía. Siento un dolor sin consuelo y miedo. Aún me quedan hilos aquí que me sostienen, que serenan mi dolor con la palabra de la esperanza, de la serenidad, de la alegría por la vida que mi tía tuvo. Pero esos hilos un día desaparecerán, serán invisibles. Tía, quiero que sientas un abrazo muy fuerte, allá donde estés. Cuida de todos nosotros como lo hiciste aquí; desde esa presencia tuya silenciosa y alegre. Sigue cuidando especialmente a mi padre. Te echamos de menos.

MISTERIO.



Que la Luz se haga presente en cada uno de los pasos de vuestros días, 
 no importa si La podéis sentir o no; ES.
Que en nuestro camino dejemos la huella de la solidaridad, el esfuerzo, la ilusión, la alegría 
y el interés por cada persona que nos encontremos. 

Que sepamos ir rectamente hacia el corazón de las personas. 

¡¡¡FELIZ NAVIDAD...
 ...Y PRÓSPERO AÑO 2014!!!