AZULES Y GRISES

... Y allí, al lado del horizonte, se quedó el hueco de tu no presencia. Sin conocerte, te eché de menos. Y me pregunté adónde habrían ido tus emociones a esconderse. Y hubiera querido saber el exacto significado de tus colores, de todo eso que es verdad y se esconde. Hoy el día es azul, y en el alma late el sabor amargo que siempre nos deja la ilusión que se ha roto. Vuelvo a mi regreso, retrocedo, y piso de nuevo las huellas que ya conozco. Observo este día, y me gusta el color de su soledad. Me reconozco en los pasos que no he dado y los guardo con cariño. La posibilidad era un infinito lleno de equilibrio. Ahora que no está, la dejo allí, en el horizonte, donde habita tu no presencia. Y me dejo llevar por esta calma triste. Vuelvo al lugar de mi sueños, al escenario, donde siempre, ocurra lo que ocurra, soy feliz. El azul de este día me reconforta, y me dejo mecer por su presencia. No necesito mucho más. Así es siempre el consuelo; habita en lo pequeño.

2 comentarios:

  1. Sí, señora; el consuelo se encuentra en esas pequeñas cosas que a veces nos pasan desapercibidas. De lo contrario, el desconsuelo se apoderaría de nosotros. A mí antes me capturaba durante semanas; ahora, sólo me dura unos días. Poco a poco.

    Si no participo, es porque no cuento con acceso a Internet. Cuando el verano toque a su fin, espero que todo vuelva a su lugar.

    Hasta entonces, pues.

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  2. Todo regresará a su rutina. En ello estoy... jajajaja. Pero cuesta ¿eh?...

    Un abrazo fuerte Zambullida.

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