La experiencia no puede ser comunicada sin lazos de silencio, de ocultamiento, de distancia.
Georges Bataille
Gracias a mi profesión he tenido la suerte de estar al lado de muchas personas, cada una con circunstancias muy diferentes, y en un escenario donde no son posibles las medias tintas. Hay algo que percibo poderosamente, y que insiste en no ser ignorado. La risa, la alegría, el optimismo no es algo iluso, etéreo ni baladí. La risa tiene un pilar sólido, firme e indestructible. He observado que detrás de las personas que más ayudan a sonreír está el dolor; quizá porque nadie como ellas sabe que el dolor, si no se redime, puede aniquilarlo todo; significado, sentido, esperanza, futuro... El sufrimiento es un sello que tienen las personas alegres a nada que imperceptiblemente poses tu conversación sobre ellas. Me gustan esas personas que regalan esperanza sin dejar en ti ningún rastro de su dolor. Se tiene que haber sufrido y amado mucho para poder sonreir así. Y también, para conseguir que su sonrisa, lo impregne todo. Siento un respeto profundo por las personas alegres. Y siempre me pregunto qué dolor habrá conseguido una presencia tan hermosa. No indago nunca en él porque siento demasiado respeto por la intimidad de los otros. El dolor, como la vida, son un misterio que tan sólo debes rozar, y cada persona es una incógnita que has de respetar con tu silencio. He sido afortunada por haber aprendido tanto al lado de los otros. He visto al ser humano en condiciones de sufrimiento vital, y sin embargo, ese ser humano, no ha dejado de sonreír. Eso para mí ya es un regalo.Y la mejor de las escuelas. Es la vida.
*En memoria de todas las sonrisas que se me pegaron al alma en esa andadura profesional que soy.
No sé cuál es tu profesión pero seguro que ayudas a las personas a ver el lado bueno de la vida. Un beso.
ResponderEliminarAna, no encuentro las palabras para decirte cuánto y cómo me ha gustado este post. Tanto en la forma como el fondo. No sé si se comprende mi agradecimiento con un simple: GRACIAS.
ResponderEliminarUn beso.
Susana, yo soy enfermera. Y no siempre lo consigo, pero intento centrarme y ayudar a los demás a que también se centren en las cosas buenas que nos rodean.Gracias por lee y comentar.
ResponderEliminarMariapi, se comprende perfectamente la gratitud. También ese GRACIAS regresa a tu ventana, por leer y comentar. Besos.
Precioso post, Ana. Si alguien puede escribirlo es una persona que por su profesión,está tan cerca del dolor como tú. Seguro que dentro de ti tambien guardas miles de sonrisas o incluso abrazos de agradecimiento.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Ana, alegría la mia por leerte y ver que el sufrimiento y la alegría pueden ir de la mano. Un beso!
ResponderEliminarMontse, supongo que cada uno ve su profesión como la mejor, y la más necesaria. ;) Tengo recuerdos imborrables, y sí, por supuesto también abrazos... y muchas lágrimas de kilometraje también. Besos.
ResponderEliminarMarta, sí, el sufrimiento y la alegría suelen ir de la mano, sólo que no lo parece.Besos.
Yo en mi profesión no se dan tantos casos, pero cuando se dan ...¡qué poco tiene que ver con mi trabajo! ...son los mejores.
ResponderEliminarQuerida Ana. Una maravilla de post. No te regodeas en el sufrimiento. No contemplas el dolor como algo negativo o positivo en sí mismo, sino como una poda que da savia nueva a la alegría. Me ha gustado mucho la referencia que haces al respeto por la intimidad. Si a veces hay entradas redondas, sin cabos sueltos, esta es una. Gracias, Ana. Un beso, leonesa.
ResponderEliminarLos trabajos son muy diversos Tomae, y aunque no en la misma intensidad, todos... tienen hilos de los que tirar. Lo que pasa es que uno no siempre tiene libertad para actuar como quisiera... Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarSunsi, es mi visión. Y seguro... seguro... que ha quedado algún cabo suelto. Pero es mi visión. ;) Abrazo fuerte.
Qué lista eres, madreeeeeee:)))))
EliminarSunsi... ahora que no nos oye nadie, veo que te llegó el jamón :P
EliminarBesos grandes.
Precioso Ana. Tu experiencia es enriquecedora. Te envío un beso.
ResponderEliminarUn abrazo enorme de vuelta para ti, Maripaz. Mi experiencia con las personas que sufren ha sido muy enriquecedora, sí. Y por ello doy gracias. Besos.
ResponderEliminarLuz sobre luz es tu entrada. Casi casi, un espejo de luces en que nos podemos mirar muchos para aclarar nuestra forma de ser, a medio camino entre el payaso y la dolorosa. "Libertad y responsabilidad". Se me ha grabado en las sienes. Y veo que ejerces el principio que proclamas. Rara avis.
ResponderEliminarA tus pies
Juanpe
Juanpe, gracias por comentar, y sobretodo por leer. Bienvenido.
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