Editorial Funambulista
«Sé más del extranjero de lo que se imagina —la honestidad de la señorita Spencer resistía incluso a eso—; quiero decir, gracias a las lecturas, pues he leído una cantidad considerable. De hecho, creo que he preparado mi mente para ello tanto como usted podría haberlo hecho. No sólo he leído a Byron. He leído historias y guías de viaje y artículos y un montón de cosas más. Sé que todo me va a encantar…»
... pero te faltó libertad, querida protagonista, te sobró miedo, y te quedaste en la comodidad del no actuar. Se está tan tranquilo en la rutina, en la no asertividad. Es así como muchas vidas, nacidas para ser una historia maravillosa, acaban siendo un pobre cuento que nunca se hubieran querido contar. Les faltó el coraje.
¿Qué hace que olvidemos nuestros sueños? ¿El olvido es consecuencia de una falsa culpabilidad, de una responsabilidad inventada o por el contrario es la resulta de un miedo pavoroso a asumir la propia libertad?¿Cuando nos olvidamos de nuestros sueños es por cobardía, por comodidad o porque simplemente hemos negado la responsabilidad de ser? ¿Por qué aquello que puede ser un cuento de hadas se convierte en una auténtica pesadilla? ¿Qué consecuencias tiene no entender la responsabilidad como algo esencial en nuestra vida? ¿Entender la libertad como el más necesario de los retos, qué lo impide? ¿Y nosotros, somos capaces de ver nuestra vida con la misma percepción? ¿Por qué nos negamos a vivir nuestra propia libertad? ¿Y qué barrera es la que le pongo yo a mi libertad cuando siento que mi vida ha dejado de ser la mía? ¿Y esa barrera es mía, o se la han inventado los otros y yo me dejo llevar? ¿Cuántas veces hemos visto esto en los otros? ¿Por qué las barreras de la libertad (tuya o mía) son tan díficiles de derribar? ¿Por qué es tan difícil ayudar a los otros en cuestión de libertad?
Cuatro encuentros es la dramatización de todas esas cuestiones, la narración de todo aquello que empezando como un formidable cuento de hadas, termina en pesadilla. Es una metáfora de las aspiraciones humanas, de todo aquello que ante la no responsabilidad, tiene denegado la posibilidad de ser. Y de cómo toda renuncia es un misterio. Ah, la libertad. Un reto de misteriosos e ilimitados caminos, y de una fragilidad inmensa. Se necesita mucho coraje, esa es la gran verdad.
Se te echaba de menos.
ResponderEliminarUn abrazote utópico, Irma.-
Qué rapidina eres Irma!!!
ResponderEliminarBesines!!
Te echaba de menos Ana, un gusto volver a leerte. Muchas preguntas de difícil respuesta. Llevo tiempo dándole vueltas a la sensación de que le tengo miedo a la libertad, pero es que como dices, hace falta mucho coraje. Si le añades que con los años decrezco en valentía (¿por qué, por qué?), todo se complica un poco más. Un abrazo grande.
ResponderEliminarVasthi, yo no soy diferente a tí, pienso que todos le tenemos miedo a la libertad... quien diga lo contrario entiendo que no es libre.
ResponderEliminarAsumirla, supone cierto grado de soledad, y la soledad, necesita de valentía y fortaleza para ser constructiva.
Nuestra libertad es intransferible. Nadie puede vivir por nosotros.
Un abrazo muy fuerte. Y enhorabuena por tu miedo, eso es fiel síntoma de que vives.
;)
Como todos los demás, te echaba en falta, Ana. Me gustan tus comentarios... me hacen entender lo que vivo o no vivo. Lo que me falta.
ResponderEliminarBesos miles
Lola, un abrazo muy fuerte. Es que casi no me queda tiempo... jajajaja. No me olvido de ti. Un abrazo muy fuerte.
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