POR EL CAMINO DE LAS GRULLAS











"Y mientras tanto siente desfilar el camino, paso a paso, piedra a piedra, ¡cuántos pasos y cuántas piedras! Porque el Camino continúa, ¿hasta cuando, hasta dónde?, abriéndose paso entre escollos y zarzas, prolongándose en un recodo interno, incorporado a ella, adherido, ese impulso que no la abandona, que no le permite instalarse en la debilidad, que no cesa".



La novela de Cristina Cerezales tiene como escenario el Camino de Santiago; en él se da el encuentro de numerosos peregrinos que cada uno, a cuestas con los escenarios de su vida, busca un punto de inflexión en su tiempo. El Camino es el escenario de la búsqueda; de ese ir a recogerse en uno mismo a través de lo que primariamente somos, a través de ser sólo ese alguien que camina de la mano de sus instintos más básicos; caminar, comer, dormir. El Camino, en la búsqueda que propone, nos hace regresar a lo básico, libres de toda atadura que no sea esa capacidad de dar un paso detrás de otro; a veces plácidamente, y otras, con el peso emocional del mundo. Eso sí, la mochila siempre ligera.

No he podido evitar el recuerdo; aquel Camino que también anduve, aquel camino que desde la perspectiva inicial de simple experiencia, me sorprendió con la magia, el dolor y la afrenta. Camino de Santiago; ese punto de inflexión que la mirada va encontrando paso a paso. La naturaleza y tú; nada más. Fueron muchos los pasos solitarios; en los que el dolor de tus pies tan sólo representaban una parte insignificante del dolor que es sentirse vivo a veces. La alegría de la llegada; esas cenas y ratos de descanso al lado de los otros peregrinos, unas veces en silencio, otras metidos en la vereda de la risa, mezclando alegremente las palabras y los gestos a falta de un idioma común. Al lado de personas tan diferentes te haces consciente de la humanidad que nos iguala; el dolor, la esperanza, la alegría, el descanso. El Camino nos regala la integridad de lo que somos a cada paso. Cada etapa era el encuentro de un matiz diferente, de una esencia clara y desconocida. Cada etapa era respirar. Sólo respirar. Y al final, en cada albergue, el descanso, el encuentro con los otros; a veces entre risas, otras, en absoluto silencio. Y cubriéndolo todo, una especie de magia que no llegabas a descifrar, a medir, a contar; simplemente la notabas como notas el tacto de una tela, o la alegría de una mirada. Una magia imposible de atrapar.  

El Camino, punto de inflexión, la mirada reposada en el pasado; los pasos que se van dando son el recuento de lo que has sido. También son la esperanza, eso que esperas ser, aunque no sepas muy bien cómo, cuándo o dónde acontecerá eso que poco a poco has ido a descubrir que eres. El Camino es nacer de nuevo. Es tu paso solitario que nota el eco del paso de los otros. No estás solo aunque camines solo; solidaridad, alegría, serenidad. Siempre sabiéndote cerca de los otros peregrinos, aunque te separe toda una colina, o todo un bosque, tu sabes que están. Y que te esperan.

El Camino es encuentro con uno mismo y con los demás. Todo esto lo refleja magníficamente Cristina Cerrezales en su novela. Un coro de miradas que salen al Camino; al encuentro de sí mismos. También del otro, de lo que tuvieron, de lo que esperan, de lo que son. Es la medida del yo frente a la magnífica naturaleza. Una medida primaria, instintiva, básica. Una medida valiente y firme.

Un día, sin saber muy bien qué es lo que te empuja, sales al Camino. Y sales consciente de tus pasos. Firme, te levantas cada mañana a dejar que el Camino, cada uno de sus escenarios, traspasen tu piel; quieres que el tramo de la etapa que recorres paso a paso se imprima en tu alma con lo que te tenga que decir. Y te dice, ya lo creo. Habla clara y firme. Tu movimiento físico, es el acicate que te hace respirar, que hace despertar a tu mente, a tus emociones, a tu espíritu. Y en esa soledad en la que tu yo grita, se alegra o llora, encontrarás la enorme alegría que es la capacidad de ir al encuentro del otro, que te espera, al que esperas, aunque sólo sea para descansar; dejar que el sol se esconda mientras te sientas en una silla a observarlo. Sin sentir nada más que la presencia de la luz, y de la compañia del que se ha sentado a mirar la luz y el silencio; el final de una jornada.

Ha sido una lectura de la que he disfrutado enormemente; por el recuerdo, y por todo eso que la magia del Camino le dejó pegado a mi mirada. La medida de quién soy, y de lo que espero encontrar. Hoy, aunque muchas veces me he perdido, me he olvidado, he caído y me tenido que volver a levantar, lo recuerdo especialmente. El Camino es como la vida. Etapa a etapa. Y siendo quien eres. La lectura de este libr, me lo ha vuelto a reafirmar; tú eres aquella jovencita que entre bosques de eucalipto recortaba el mundo, lo pensaba, lo estructuraba y lo quería narrar. Inmenso el Camino. Indescifrable, libre e ilimitable la vida.

The way the rivers belong to the seas,
well hey, that's the way you belong to me...

8 comentarios:

  1. Tomo nota del libro; me parece que es de los que hay que leer sin prisa, saboreando cada frase.

    Un saludo, Ana.

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  2. Con ganas de hacer el camino y de leer el libro. Y con un ?... ¿Este Bruce... te cantó una nana cuando eras chica y se te quedó grabado en el subconsciente, Anita? jajajaja No he conocido una fan tan fan como tú.

    Un besito, querida leonesa.

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  3. El libro parece interesante. Gracias.
    Y sobre el camino...
    Yo creo que cada uno tenemos el nuestro trazado, pero también hay senderos que se bifurcan y somos libres de tomar.
    ¿Acierto o equivocación?
    El tiempo lo dirá.
    Muy buena reflesxión-
    Un abrazo

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  4. Pues yo con ganas de leer el libro aunque no de hacer el camino, un camino parece que debe ser la búsqueda de la identidad propia, ese reencuentro con uno mismo cuando el rumbo no ha sido el adecuado, ese volver a empezar...

    Buena reseña y mejor canción (aunque supongo que no te sorprenderá esta opinión)

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  5. Ana! todos van haciendo el camino menos yo.... quién sabe, con bastón quizá? El libro puede matar el gusanillo, gracias, lo anoto.

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  6. Tomo nota de la recomendación.

    Gracias y un abrazo utópico, Irma.-

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  7. Gracias chicos, desde luego, sí que os animo a leer este libro. Y no, Sese, no hará falta que te salgas al Camino... aunque nunca se sabe, lo mismo...

    ... y mira Marta, tanto zapato, tanto pie, y no ha hecho el camino!!!! jajajajajaja.

    Modestino, sí, el libro es de los que se disfrutan mucho.

    Sunsi... The Boss is The Boss. No hay otra. Y si no pregúntaselo a Sese.

    Montse, libertad y decisión. Eso es precisamente lo que necesitan los pasos, aunque se equivoquen. Un abrazo fuerte.

    Silvia, otro besote para tí.

    Irma, pasín a pasín... jajajaja. Un abrazo.


    Saludos!!!

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