Escultura del artista eslovaco Martin Hudáček en homenaje a los no nacidos.
Impactante. Dolor y perdón. Es imposible no sentir ante la imagen un estallido en el alma que se torna dolor, vacío, soledad y las más absoluta presencia de no-consuelo. Esa escultura es un sueño, porque la realidad es de una soledad absoluta. Imposible el consuelo. Llanto y angustia frente a generosidad y perdón. Aborto vs. maternidad. _¡Ay, si pudieras venir con tu manita a rozar mi pelo!_.
Recuerdo entonces las manitas de mi hija rozando el mío, diciéndome con su vocecilla alegre en un día de tremendo cansancio y total rendición _ ¡Ánimo chica, ya verás como si vamos al tobogán del tubo te animas!_ .Para ella aquel lugar debía de ser el ideal, por eso me lo ofrecía como la solución a toda la tristeza que supongo tenía mi semblante por mucho que intentara disimular. Nos preparamos, cogí su manita en la mía, y hacia el tobogán del tubo nos encaminamos, me senté en un banco y me dejé llevar por la estampa que los niños representaban; con sus subidas, bajadas, caídas, risas, llantos y nuevos intentos. Me dejaba llevar por la presencia de mi hija, sus intentos, sus tropezones, su tesón. Y al volver, comprobé que era verdad. Que si vas de su mano al tobogán del tubo ya no hay problema, angustia o necesidad que puedan con tu alma ni rindan del todo tu semblante.
Y pensé entonces en la ausencia de todo consuelo. En 2010 se produjeron 113.031 abortos en España. Pensé en la atronadora soledad de cada madre, en su no posibilidad de ir con una manita en la mano al tobogán del tubo, en su soledad, fueran conscientes de ella o no. Pero el mayor dolor estaba en las manitas que no irían jamás al tobogán del tubo, esas manos que siguen prestas a rozar el pelo de su mami para ser consuelo, las puedan sentir o no.
Es tremendo no comprender, porque esta ignorancia llamada aborto, también posible por el insondable miedo o el más puro egoísmo, lejos de ayudarnos, nos lleva a caminos todavía más angostos y tortuosos, nos oscurece el alma, nos achica el corazón, y nos convierte en parte de una sociedad mezquina. Lo pagaremos, porque siempre habremos de asumir las consecuencias de lo que somos, esa sociedad mezquina y demente, de la que soy parte y soy acción, que construyo con mis omisiones, aunque la sombra de una manita que no nos llegó a tocar jamás siga intentando ser consuelo.
Bueno, con permiso, me parece una forma preciosa de rendir homenaje a aquellos niños no deseados, pero también a los que fueron sueño de sus padres y no pudieron llegar a ser. No les he olvidado, algunas noches extrañas, o después de ver una escultura muy curiosa les imagino sentaditos mirándome sin comprender por qué no llegaron a crecer más. Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan. Cuatro. Besos, Ana, gracias por apostar siempre por las vidas de los que no tienen posibilidad de ser.
ResponderEliminarPesoleta... es tan diferente el dolor aunque siga siendo dolor. La ausencia de voluntad siempre tiene consuelo, y ese es tu caso. No es lo mismo, no. Seguro que tu puedes sentir sus manos rozando tu pelo, o una brisa que lo mueve. El problema es la voluntad, lo que uno mismo podría haber evitado... imagino que deja tal rastro de dolor, que es imposible notar ya nada. Ni siquiera la brisa cuando es consuelo.
ResponderEliminarUn abrazo enorme, Pesoleta.
Dolor y culpa son conceptos muy diferentes. Yo no pude evitarlo, ellas lo provocaron... nada que ver. Yo entiendo que me pasó lo que me pasó porque estaba escrito que mis hijos fueran los que son,y no otros. La mujer que decide abortar nunca sabrá qué mano la habría acariciado, si ella habría, por fin, podido salir adelante. Qué diferente, no tiene nada que ver. Besines
EliminarTambién pienso en todos esos niños que siendo deseados no nacieron porque sus madres no encontraron una salida diferente. Nadie las ayudó.
ResponderEliminarSí Leles, a veces es así; una solución dolorosa. Lamentablemente.
ResponderEliminarYo pienso que las motivaciones que llevan a una mujer a abortar no se pueden juzgar a la ligera. Cabría ver cuánto hacemos los demás por ayudarles. Yo me ofrecí a una chica de 18 años a quedarme con su bebé cuando lo tuviera. Y yo estaba embarazada de un mes más que ella. Le dije que los criaría como gemelos. Pero sus padres la obligaban a abortar sí o sí. Vivía en su casa, yo le ofrecí la mía, pero sabía que no serviría de nada. En la clínica le dijeron (quiero pensar que era verdad) que lo llevaba muerto ya. ¿Ves?, una tirita para su conciencia. Ahora quién sabe si lo llora. Lo dudo mucho.
ResponderEliminarTengo la firme convicción que si cualquiera de los embarazos que perdí hubiera salido adelante, mis hijos, los que sí tuve, no existirían, y la verdad es que yo no me imagino siendo madre sin ellos. Besos, Leles
Ana, un precioso post cargado de sentimientos. Todo un canto a la vida de esos que no llegarán a disfrutarla. Te entiendo, y comparto tu opinión de principio a fin. La imagen es alucinante.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga.
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sí Ana, no hay palabras.
Besos, también a Diminuta!
Preciosa escultura que nos hace recapacitar sobre un tema muy delicado. En cualquier caso es lo que dices, que al menos debiéramos estar suficientemente "formados" para evaluar lo que es realmente un aborto.
ResponderEliminarPero parece que a alguien le interesa que seamos zopencos y que no seamos capaces de preguntarnos y cuestionarnos sobre las cosas realmente importantes en esta vida.
Un abrazo
El tema, y si nos ceñimos a la genialidad de esta escultura, es que dolor y perdón son dos realidades distintas, y la tragedia de la situación (por eso me parece impactante esta obra) es que ni una ni otra, pueden llegar a compartir el espacio que al dolor y el perdón le permite el consuelo.
ResponderEliminarHasta que una madre no es capaz de ver que lo que hay en su vientre es una realidad diferente a la suya puede que no sea capaz de comprender, y si lo hace, si se deshace de esa realidad, tal vez se de cuenta de esa tragedia, entonces ya es demasiado tarde...
Un beso Ana ... ¡qué sepamos todos disfrutar en ese "tubogán"! ;)
Me gusta tu post. Si no te importa lo copio para publicarlo en otro blog con tu nombre.
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