Regresas al escenario de entonces; ya tienes tus billetes preparados, la mirada inquieta y la maleta llena. Será el reencuentro; ayer y hoy. Y a tu lado, los ojos que le dan sentido a todo. A todo lo que quedó perdido, a lo que no pudo ya reconstruirse, a las sorpresas que recibiste, y a todo el esfuerzo que llevas pegado en tu alma. Una vez más, todo cobrará sentido. Significado. Verdad. Aunque muchas veces esa Verdad no llegue a comprenderse del todo. Tus sentimientos están desbocados, prestos no se sabe bien si a reir o a llorar. Vives. Has sobrevivido. Y si Dios quiere, llegarás. Llegarás a donde te propones llegar; aunque no hubieras imaginado jamás ni la forma ni el modo en que ibas a caminar. Sorprendida aún, no dudas de ese quien que hoy eres, porque necesariamente eso que eres lo habías de ser tú; también en ese mismo escenario, con esa exacta luz. Porque eres esa presencia que camina al lado de unos ojos fascinantes, libres, valientes y llenos de esperanza; por nada, por nada cambiarías ese brillo, esa tenacidaz, esa intemperancia conmovedora que es hoy tu hija. Esa que de la mano, camina contigo a tu pasado, te empuja al futuro, y te dice que el presente es ya. Quizá sí, quizá hay cosas que siendo pasadas... aún se puedan tocar. En presente. Caminamos siempre hacia un todo; donde pasado presente y futuro se funden en un yo.
El paso del tiempo se nota más cuando tenemos hijos,los vemos crecer y cambiar. Dale un beso a tu peque, que después crecen y no se dejan besar.
ResponderEliminarUn abrazo para tí.
Qué pena que al final no pudiésemos volver allí juntas, me hubiera gustado ese abrazo, hermana. ¿Llegará? ¿Otoño de este año? ¿dentro de un año? Llegará, espero que llegue.
ResponderEliminarY es que un viaje es un volver a vivir sensaciones que, como dices permiten, de algún modo, que convivan pasado y presente, y por lo que explicas, también futuro.
ResponderEliminarUn abrazo