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No es un simple número. Esa cifra contabiliza las biografías que en el año 2010 dejaron de existir. Les dimos la no existencia, la no posibilidad, el silencio, antes siquiera de poder pensar qué es lo que hubieran querido decirnos. Les negamos la palabra. Nos dimos la vuelta ante su derecho a ser. No fuimos capaces de crear un espacio en esta sociedad para su posibilidad, para construir lo que tenían escrito en las alas de su libertad. No les dimos opción para ser quienes hubieran querido ser; un inventor, un médico, una arquitecta, la señora que cuidaría de nuestros nietos con todo el amor del mundo, la persona anónima que un día pudiera tendernos la mano en un momento sorpresivamente inesperado, o simplemente, la última persona a la que mirásemos a los ojos o tocásemos la mano. Sin oportunidad de ser, se quedaron para siempre en su tiempo mudo. 

Lo que más me duele al pensar en esa cifra es el número real de embarazos deseados que incluye, y que por circunstancias evitables, se convirtieron en no-realidad, en pura ausencia de futuro. Cuáles fueron las circunstancias de la vida que no ofrecieron mucho más a esa madre que quizá, quizá, no hubiera tomado esa determinación de haber podido ser modificadas. Y lo que me gustaría verdaderamente saber es qué parte de culpa tengo yo en esas circunstancias. Porque me niego a pensar que la responsabilidad es sólo de esa madre que decide terminar con la vida que, sorpresivamente o no, ha ido a colocarse a su lado. Lo que ayer pensaba exactamente al escuchar el debate en la radio es qué parte me toca como ciudadana para poder lograr que una madre que desea su embarazo, no vea como solución el aborto de esa vida. Qué parte está en mi mano para modificar la sociedad, circunstancias o familia que no le dejan otra opción. Yo formo parte de esa sociedad, de los valores que la rigen, soy responsable de ellos tal y como lo soy de los valores que sostienen a mi familia. Y estoy obligada a pensar seriamente en qué puedo hacer para que un embarazo deseado sea posible, sea realidad.

El problema no es la ley del aborto. El problema real y al que hay que enfrentarse es a las circunstancias que hacen que una mujer vea esa ley como una posibilidad, como una salida. El problema está en la sociedad de la que formo parte, que no es capaz de construir una red sólida que consiga que una madre con dificultades pueda encontrar otro camino. Ayer, mientras escuchaba el debate en la radio pensaba en ellas, en esas mujeres que queriendo hacer las cosas de otro modo, no tuvieron fuerzas ni el respaldo necesario para ello. Y aunque no las conozco, lo cierto es que no he dejado de pensar en ellas. 

El ejercicio esencial de la libertad del hombre, la realidad de la dignidad humana, necesita de unas premisas de las que todos, absolutamente todos, somos responsables. Y ahí está mi parte, en lo que yo como ciudadana construyo o dejo de construir. Porque una madre que decide un sí rotundo a la vida, dice sí a un camino muy largo. La educación de un niño, además de a su familia, le compete también a la comunidad en la que ese niño nace; esta debería garantizar una serie de parcelas para que ese niño pueda vivir. Nuestra sociedad ha de ser garante de un estado de bienestar en el que la opción aborto no tuviera que incluir jamás a un sólo embarazo deseado. Y de esa sociedad cada uno de nosotros somos parte. No podemos mirar para otro lado...


9 comentarios:

  1. En España desde que se instaló esa nefasta Ley del aborto últimamente ampliada de una manera grosera se calcula que han sido 1.500.000 los no nacidos que no han tenido el derecho a ver la luz, a escuchar la voz de sus padres, a hacerse personas, pero si escuchamos a ese insulto a la inteligencia llamada Aido, cuando decía: “El feto es un ser vivo pero no humano”, se supone que es tan inhumano como ella, con estos pensamientos inoculados la ignominia está servida.

    El aborto no es más que una de las manifestaciones de esa estrategia: consiste en ir modificando mediante la propaganda, la educación y los medios de comunicación la mentalidad social dominante; poco importa que los miembros de esa sociedad vayan asimilando poco a poco una gigantesca mentira, el objetivo es que modifiquen sus sistemas de referencia, que desaparezcan progresivamente los marcos referenciales y valorativos antiguos y se vayan imponiendo los nuevos. Y esto se realiza atacando los flancos más débiles de cualquier individuo y cualquier sociedad: los que tienen que ver con la instintividad.

    De este modo, se inoculan como si de un virus se tratase en el cuerpo social una serie de mensajes orientados a excitar los instintos primarios: el disfrute de la sexualidad, la ausencia de límites y obstáculos para ello, el ensalzamiento de las emociones, su liberación sin freno ni control, y finalmente, se dota a toda esa instintividad de una justificación teórica que las hace pasar por aceptables: se trata de “nuevos derechos”, lo cual hace avanzar a las sociedades y es muestra del progreso de las mismas. El derecho a “matar” está servido.

    Un abrazo

    El vacío que esto supone en las próximas generaciones está servido.

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  2. Decía Julián Marías que “Lo más grave que ha sucedido en el siglo XX es la aceptación social del aborto provocado”, frase que me parece cierta del todo.

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  3. Saudades, bienvenido a esta ventana. Gracias por comentar.

    La responsabilidad que tenemos en la educación de las generaciones que nos continúan es la clave para que un despropósito como el de Aído, y unos cuantos más de otros lados, no concluyan en consecuencias aberrantes. Yo sola no podré revocar lo escrito, lo legislado, pero sí puedo evitar que las personas que me rodean asuman como honestos los mensajes de nuestra acomodada comunidad.

    La educación, la honestidad y la verdad sobre la vida son las claves, y también la libertad. Cuando a una persona se la educa en la verdad y en la libertad, es muy difícil que se la manipule. La educación es el reto por excelencia. Hemos de educar honestamente, e intentar que la inteligencia que nos es propia se pueda sentir en cada una de las decisiones vitales que como seress humanos hemos de tomar. Ahí, la responsabilidad ya es de cada uno, y cada uno se verá abocado a defender por qué unas cosas sí ocurrieron en su vida y otras no... esa es la libertad del hombre. Y en cada hecho de nuestra vida, la hemos de asumir.

    Modestino, para mí el aborto, en sí mismo, es una aberración. Sin embargo, entiendo el miedo, la cobardía, el agobio, y la incertidumbre absoluta que una madre puede sentir, puedo comprender esos sentimientos tan desencontrados y abismáticos que hacen que una madre vea como solución la interrupción de la vida que palpitante, permanece en el interior de su cuerpo supuestamente protegida para ser nacida. Y de la soledad de esa madre, en parte, soy responsable, porque yo también he contribuído a construir un mundo individualista, egoísta, consumista y cortito de miras. Mi vida es cómoda... y me dejo llevar sin darme cuenta de que quizá, quizá, algo puedo hacer...

    Gracias por comentar.

    Saludos!!

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  4. Ana, estoy de acuerdo totalmente con lo que dices. No me extraña el temor de la madre, me aterra la sociedad que la empuja: los padres que educan en la libertad sexual (y si la niña se queda embarazada que aborte), el desapego hacia el otro hasta el extremo de que miran si les sale más barato eutanasiar a los enfermos terminales o mantenerles con vida en un hospital. Querida, esto empieza a parecerse al museo de los horrores. Qué mal.
    Besos, y gracias por dejarlo por escrito.

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  5. No puedo estar más de acuerdo. Una de las muchas lacras que nos han dejado los que por fin se fueron fue esta controvertida ley del aborto que ni siquiera pudimos votar. MIra que hubo movilizaciones y protestas, pero como en tantas cosas, los que mandan son los que eligen lo que está bien y lo que está mal.
    Es algo muy duro que debería ser de lo primero en estudiarse y modificarse.

    Ojalá este deseo se cumpla en el nuevo año, como todos los que tú, Ana puedas tener.
    ¡Felices Fiestas!

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  6. En mi segundo embarazo tuve una hemorragia y estuve un mes de reposo absoluto. Dos meses más tarde tuve pérdidas y tres días de ingreso hospitalario. Cuando la ginecóloga me dio cita para la amniocentesis, tuve muy claro que no me la iba a hacer, venga como venga, a su casa viene. También es verad que era un bebé buscado y deseado, y tengo una enana de cinco años maravillosa.

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  7. ...yo creo que "se han" entretenido mucho en abordar el tema en el camino del Derecho y ... no se ha abordado el tema desde el punto de vista de lo biológico, porqué en definitiva donde Hay vida HAY.

    ...Una vez le comenté esto a alguien que se dedica a defender la Vida, y me comentó que mucha gente piensa que lo que ya es un Ser, no deja de ser un algo así como un "amalgama", vamos como si fuera un bulto sin importancia...?¿

    Puede que tengamos nuestra culpa cuando no intervenimos en esa conversación,con ese amigo o familiar que sabemos que no piensa que allí hay una Vida Humana en curso y cree que se puede resolver el asunto con una fórmula de la que legalmente se siente amparado...

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  8. Mi querida leonesa. Lo mejor de este post es que es una entrada que tú has escrito como solo tú sabes y , para variar, no juzgas y te implicas. Es sencillo gritar NO AL ABORTO... a mí me gusta más SÍ A LA VIDA. Pero lo realmente coherente es "pringarse", que no es lo mismo que integrarse en una masa que sale a la calle con gritos de denuncia. La pregunta del millón es cuestionarse si yo he podido hacer algo o me he quedado en huelga de brazos caídos.

    Gracias por el baldeo, Ana.
    Un abrazo fuerte de tu hednbana rana...

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  9. Un abrazo lleno de vida...aunque a veces cueste tanto!
    Feliz Navidad, a Diminuta (que ya no lo será tanto!!) doble ración de beso.

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