Día gris, lluvioso, de una luz tenaz que intenta romper el sonido del silencio, pero que no lo logra. Es el tiempo de la no-palabra, de la mirada valiente ante el dolor. Silencio ligeramente tortuoso, de andadura angosta e incierta. Gris también arrogante, insistente, absoluto, pero sin el poder de eliminar a la terca esperanza. La Esperanza. Es un gris con cierto tamiz, se puede sentir en el color del día, porque la luz acabará por romperlo todo. Luz que romperá la incertidumbre que es todo dolor y convertirá el gris de las nubes en una perla preciosa El reflejo de la Luz es así, todo lo transforma. El gris de hoy tiene una sensibilidad que hace resurgir sentimientos de fortaleza, de sabiduría, de perfección, como si tuviéramos en nuestra mente el poder del funambulista: el Equilibrio Eterno. Hoy, la no-palabra será angustia, pero sólo hasta que regrese la Luz. Se La intuye ya cerca. Ojalá La podamos sentir así en todas las derrotas esenciales de nuestra vida; esas caídas en las que nos sentimos morir y no encontramos ni significado ni sentido. Lo cierto es que ahora mismo, en la no-palabra ya sólo se oye el ruido leve de la Esperanza que está por llegar. Hoy es VIERNES SANTO, y el gris, acabará siendo derrotado por la Luz.
El encuentro de la Dolorosa y San Juan en presencia del Nazareno.
Fuente: El León Curioso.
Preciosa reflexión, Ana. Uno de mis momentos preferidos en Semana Santa es cuando la procesión del silencio asoma en la lejanía y los ruidos cesan... Guardo el recuerdo de mi niñez en Castilla, que aquí en Andalucía, ese silencio, no se logra.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bonita imagen. Esta tarde voy a intentar ver una procesión. Un beso.
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