Pudiera ser que nos cansamos, que lo de siempre se nos antoja aburrido, rutinario, pequeño. O quizá no, quizá las cosas llegan a su fin y ese aburrimiento es signo y síntoma de que hay que cambiar el rumbo aunque ni tan siquiera intuyas el lugar al que dirigirte. El espacio por conquistar comienza en una decisión pequeña, a veces inconsciente, en un pequeño paso dado al azar, en esa mirada curiosa que se ha metido por callejones estrechos mientras intentaba ver con nitidez. No lo sé. A veces no es fácil saber cuándo empiezan las cosas o cuándo terminan. Simplemente sucede.
Vivir es incertidumbre. Lo único real es esa certeza de principio y de fin. A su lado la reflexión, el desenlace, la realidad, el misterio y cierta angustia. Ya no cabe más acción que la de dar por terminado el capítulo en la esperanza de comenzar el siguiente. Todo inicio precisa de un final. Hasta aquí has llegado con estas alforjas _te dices_ y ya va siendo hora de remendarlas, de rellenarlas e incluso de renovarlas por completo. Ciertas alforjas no sirven para algunos viajes ya. Quién sabe qué ocurrirá de hoy en adelante, sólo se siente la certeza de un algo que finaliza, y ni siquiera aprecias el sentido. ¿Habrá servido para algo todo este tiempo?
(...)
(...)
¿Volverá la escritura a tener sentido en lo pasado? _te preguntas_. ¿Volverá de ese modo tan inocente, alegre y sonoro? Y algo te dice que el cambio aunque necesario, se dejará arrastrar por caminos algo más sombríos y lejanos, escenarios que no te esperas y refugios que no imaginas. Una certeza sale al camino; nunca lo nuevo llegará a suplantar la infancia que pones siempre sobre las cosas. Sólo que se convertirá en puro silencio, y quien sabe... quién sabe cuándo volverá.
Si por escritura podemos entender aquella combinación de letras y palabras (con o sin sentido) Te pediría que si das con aquella combinación, puede que al azar, que me permita volar ... bueno, te pido encarecidamente que me la envíes (puedes utilizar mi correo electrónico) Resulta que VOLAR es el sueño de mi hija pequeña y en casa no hemos dado con la fórmula para acometer tal empresa. A mí también me haría gracia poderme darme un viaje de esos...
ResponderEliminarDe lo otro, de la vuelta a la "infancia" o a la frescura que descubrí "tirando del hilo" , puede que queden las palabras por allí escritas, puede que hayan otras nuevas. Sea como sea ya no será lo mismo que cuando se escribieron o leyeron por primera vez ,aunque siempre sabré lo bien que sonaron y eso (como el aprender a volar) nunca se olvida.
Un beso fuerte Ana.
Espero que no signifique que no piensas seguir escribiendo. Está claro en este último post que todavía te queda mucho por decir y sabes cómo hacerlo. Un beso.
ResponderEliminarNo entiendo del todo...
ResponderEliminarPienso que la vida es movimiento, tanto espiritual como físico, y el día que paremos, malo. Sobre el volver a la infancia... Es una opción que me encanta. ¿Donde hay que firmar?
Un abrazo
Esa decisión pequeña y, en apariencia, inconsciente lleva consigo lo que de veras anhelamos, aunque ni tan siquiera nos atrevamos a nombrarlo. Hace un par de días leí una frase que decía: "Cuando tengas que tomar una decisión difícil y no sepas que hacer, tira una moneda al aire. Mientras esté girando, te darás cuenta de lo que estás deseando que ocurra." Sabemos lo que deseamos y, al tiempo, tememos alcanzarlo.
ResponderEliminarToda la vida es un compendio de decisiones, grandes o pequeñas, que a veces no las reconocemos trascendentes hasta que tenemos la perspectiva necesaria que nos otorga el paso del tiempo. No siempre somo conscientes que hay decisiones aparentemente nimias que nos hacen ser diferentes, que proporcionan nuevos horizontes....
ResponderEliminarUnn abrazo