DE VIAJE...


_Que me quiero bajar de aquí. Sí. Rotundamente, que me bajo del tren, y ¡ya!_ Lo dije alto y claro. De sobra sabía que ahí no quería estar más; sentía una enorme zozobra de pensar que nos habíamos subido en ese tren. A decir verdad no sé por qué lo habíamos elegido, qué motivo me incitó a estar de viaje ahí, entre aquella gente, al lado de caras que no entendían ni entenderían el gesto de la nuestra.

_ Pero mamá, ¿cómo nos vamos a bajar de aquí? ¿Dónde iremos después?_ Me pregunta ella sin comprender muy bien mi empeño, y me mira con el gesto entre sorprendido y contrariado.

_ Pues no sé, porque nos apetece, porque no queremos estar en ese lado, porque a buen seguro que esta parada nos lleva a un lugar diferente: lo que hay al final de este viaje ya lo intuimos, ¿no? Y no nos gusta nada, ¿verdad?_ Yo trataba de contestarle con convicción, pero la verdad es que sólo me movía la intuición. Así que mi respuesta se convirtió en pregunta _ ¿A ti te gustaría de verdad que nos quedásemos en este tren?_ Me mira lentamente y luego mira por la ventanilla.

_ A mi no me gustaría nada, no me gusta este vagón. Yo quiero bajar contigo. ¿Y qué vamos a encontrar después, mami?, ¿a qué lugar llegaremos si nos bajamos ahora?_ Me quedé mirándola en silencio a esos ojos negros que son como dos luceros. No sabía muy bien qué responder.

_ Pues no sé muy bien, la verdad. Lo cierto es que no sé qué contestarte. Piensa bien la respuesta, anda. ¿Tú quieres que nos quedemos aquí, o prefieres que nos bajemos en la siguiente parada?_ Le pregunto sonriendo, y le tiendo mi mano para que se acerque, para que se siente sobre mis rodillas. Me gusta sentir su peso. _ La verdad es que yo quiero bajar, necesito bajar. Pero no sé muy bien qué es lo que tú quieres. Podemos pararnos en la siguiente estación y pensar. Pensamos un ratito. O no pensamos en nada, miramos las nubes y nos comemos en silencio estos bocaditos y el zumo. Luego ya veremos qué hacemos. ¿Te parece? De momento sólo quedémonos un poco paradas, solas, sin pensar._ Se lo digo totalmente convencida de que es lo mejor.

_ Sí, sí, yo quiero bajar. Bajemos en la siguiente estación, mami. Nos sentamos en un banco y vemos pasar los trenes ¿vale? Y luego elegimos el que tenga el color que más nos guste. Sé que vas a elegir el azul, ¿a que sí mamá? ¿A que cogerás el tren azul, eh, mamá?_ Me sale una sonrisa totalmente sonora. En el vagón, sólo se oye mi risa.

El tren para y nos bajamos. La estación está vacía. Es preciosa. Tiene unos raíles muy antiguos, y cuando veo marchar el tren ya no es el tren eléctrico en el que montamos, es un tren con una máquina de vapor que deja su estela en el aire durante largo tiempo.

Nos sentamos en un banco. Es azul. Ella saca su bocadillo y su zumo, se pone a saborearlo lentamente. Mientras, yo saco un mapa y rebusco entre las mil cosas que siempre hay en mi bolso, busco un bolígrafo. Me quedo en silencio, recostada sobre el banco, cierro los ojos, y cuando los vuelvo a abrir ya no se ven los raíles del tren. En un instante, ante nuestros ojos, el mar. Todo el mar.

_ ¡Mamá, mamá, qué bien que bajamos! Yo ya no quiero subir al tren más. Vamos, vamos al agua… _ Y la veo salir corriendo, con su bañador rojo, entre saltos y salpicaduras. Se une a otros niños. Y se queda todo casi en silencio, porque ya sólo se puede oír su risa. Su risa en el mundo.

(...)

Ser madre quizá sólo sea esto, una intuición; la levedad de un sueño que rotundo, nos lleva a orillas antes no imaginadas. Ser madre quizá sea sólo eso; una incertidumbre de la que nunca ya quieres escapar. Soy madre; y me muevo en la zozobra que hay entre lo que existe y lo que yo quiero. La lucha entro lo que otros dicen que ha de ser y aquello a lo que yo no quiero no llegar. Ser madre quizá sea sólo eso; el rumor de un azul, un rumor que es obstinación y empeño. Que es regalo. Ser madre es poder regalar el azul. Y no hay batalla que lo rinda, porque es un azul invencible. Ser madre es un viaje que jamás se rinde. Un sueño que siempre se da, que late invencible siempre en un otro.

12 comentarios:

  1. Regalarles el azul inmenso del mar, y verlo. No perderse ni uno de esos pequeños descubrimientos, compartir sus tesoros... es maravilloso. Gracias.
    Besicos

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  2. La intuición ... ese saber que este viaje tiene buena ruta y éste no la tiene, esos presentimientos, ese olor que a veces, no se sabe porque, toca chamuusquina y a veces flores ...

    Imagino que una madre tiene acentuado el instinto, seguro.

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  3. "Ser madre" tiene mucho de conocimiento intuitivo...que se transforma del mero instinto a la certeza, a pesar de los indicios serios de lo razonable...la intuición no suele fallar.

    Azul...yo me veo más en verdes. Soy de monte.(jeje)

    Un abrazo, gracias.

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  4. Yo estoy de acuerdo con los demás comentarios, pero yo a la "intuición" de ser madre, en muchos casos, lo auno con el "sentido común". Eso que te dice que lo que es, es por algo y así debería ser... aunque nuestros peques no nos sigan y se rebelen. Porque no siempre nos siguen.
    Besos

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  5. Qué bonito, Ana.
    Me recordaste a mi época de vida en Inglaterra cuando tomaba un autobús a cuaquier lugar y disfrutaba de los descubrimientos que hacía...
    Tendríamos que hacerlo todos de vez en cuando.
    Un abrazo

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  6. ¡Qué texto tan hermoso! A mí también me gustaría vivir una aventura semejante; aunque, tal vez, ya la esté viviendo y no sea consciente de ello. Gracias por tus palabras.

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  7. "Ser madre es un viaje que jamás se rinde". Me gusta todo... pero esta frase, Ana, es quizá la más rotunda. No se rinde pase lo que pase. A veces el viaje es más lento... o el traquetreo te marea un poco. Pero rendirse... eso no.

    Precioso , Ana. De color azul.

    Un beso, leonesa.

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  8. No sabría decir qué me ha gustado más, si el relato del diálogo en el tren o el párrafo final que es toda una declaración de principios.
    Enhorabuena, Ana. Por el texto y por tener tan claro lo que significa ser madre.

    Un abrazo muy fuerte a las dos.

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  9. Cómo agradezco cada uno de vuestros comentarios... es como si me lo dijérais aquí al lado. Y qué bien me sentáis... jajajajaja. Vanidad de vanidades, puede ser.
    :))))))))))))))))))))))))))))))

    No sé si este viaje es de la intuición, o si pertenece más bien al sentido común, otras veces será más bien del mundo de la ignorancia, hay tantas veces en que no sabemos muy bién qué y cómo... De todo somos.

    Pero lo que sí sé, es eso, que es un viaje que no se rinde. Seas el tipo de madre que seas, no te rindes. Ante tus hijos y por tus hijos, no habitarás nunca la rendición.

    Y estoy segura que algo así se vive también en otras circunstancias; cuando sabes que eres el motor de algo que te importa, de algo que depende esencialmente de ti. Un escritor, por ejempolo; estoy convencida de que si observa detenidamente sus textos... tampoco se rindes. Que es un poco como una madre. Él sabe lo que son, lo que realmente son. Y no se rinde. Y le da igual lo que vean los demás, porque él sabe que jamás se va a rendir...
    ... la maternidad tiene su presencia en muchas cosas. Es como el amor... podemos estar enamorados de tantas y tantas cosas...

    Un abrazo enorme PARA CADA UNO. Y de uno en uno, intenso.
    ;)

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  10. Bueno, espero llegar a tiempo para uno de esos abrazos.
    A veces es bueno, muy saludable, dar un giro, pararse, bajarse...seguir el rumbo interno que nos lleva a nuestro propio encuentro...y si es con un hijo u otro/s seres queridos, mejor que mejor.
    Saludos.

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  11. Hola Javier, siempre, siempre, se llega a tiempo para un abrazo... jajaajaja.

    Que tengáis todos un estupendo fin de semana!!!

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