Tenía en la memoria esta entrevista a Miguel Delibes de Castro, y he querido dejarla aquí en estas fechas entrañables, vividas en familia. Me encantó. Me gustó el recuerdo tan maravilloso que deja el biólogo de su padre; el gran escritor castellano. Es una corta y entrañable entrevista. Miguel Delibes Jr. rememora los últimos años del escritor; ese tiempo de vejez en que quizá ya es muy difícil acometer la ilusión por algo, un tiempo en que quizá la biología por sí misma no es capaz de empezar algo sin el empuje de los otros. Austeridad, emoción y permanencia. Así es su testimonio de hijo. Sobretodo cuando habla de lo que supuso escribir al lado de su padre ese libro; La tierra herida. Libro que habla del futuro que heredarán nuestros hijos.
La entrevista es emocionante por todo ese "adentro" que se narra, esa admiración de un hijo hacia su padre. Pero lo que realmente llamó mi atención, y lo hizo muy especialmente, es la enorme capacidad que a veces tenemos los hijos para crear un escenario y un tiempo que tenga totalmente entretenido a nuestros padres ya mayores. La generosidad de meternos en historias que quizá no nos importen mucho, pero que ilusionan a nuestros padres. Ese inventar cosas; ahora vamos a hacer esto, o mejor no, mejor hacemos aquello otro. Y le pones tanta emoción, que a ellos no les queda más remedio que dejarse arrastrar. Y se dejan arrastrar, eso no lo dudas, porque te quieren. Y como tú sabes eso, pues te inventas una labor, un recado, una receta, una necesidad o un libro. Qué enorme acicate es entonces para ellos sentirse útiles. Saberse necesarios cuando ya piensan que lo único que son es un trasto un poco torpe, despistado y que no tiene muy claro qué hacer en el tiempo de su presente anciano. Todo late en esta entrevista: la generosidad, el agradecimiento hacia las personas que un día nos lo dieron todo, la disponibilidad, la mirada, las manos. Ese saber estar cerca de esas personas que cuando abrigaban tu mundo de infancia, eran ya espejo. Porque tú querías ser así, como ellos; valiente, fuerte, listo, grande. Tú querías ser así como ellos porque sabías que ser grande era así; ser ellos. Y decías orgulloso esto y aquello, _ Pues mi padre es... _ y presumías, _ Mi madre sabe... _ Y luego has tenido a tus hijos, y recuerdas a todas horas su ejemplo: es cómo que había sido tu infancia para poder repetirla un ratitco, para poder dejar a tus hijos al menos la mitad de lo que te dejaron a tí. Porque fue mucho lo que te dieron a tí tus padres, sí. Tú querías se como ellos. Querías ser mayor desde su ejemplo.
Es enorme el recuerdo que tiene Miguel Delibes Jr. de aquel tiempo en que compartía con su padre el proyecto de un libro sobre la tierra, esa Tierra a la que tanto amó su padre. Y tuvo tanto sentido para la vida del escritor, que para animarlo ya a sus 84 años y una vez terminado el libro, se hablaba como medio en bromas de la necesidad de inventar otro. Otra cosa. Es grande este tipo de generosidad que algunos hijos fabrican para sus padres, y pienso, también, que muy escasa. Hoy vemos mayores muy solos, demasiados solos.
Me ha encantado la personalidad de este hijo de Miguel Delibes; por la pasión aún infantil que siente hacia su padre, y también, por ese gran amor que ha sabido tener a lo largo de su vida por su profesión; la biología. Esa pasión con la que habla del Parque de Doñana es indescriptible. Se le nota muy metido en y por lo que hace, por esps proyectos que en su vida ha acometido como biólogo. Sin duda, el sabio Miguel Delibes, ha sabido dejar huella en sus descendientes. Es emocionante saber que su obra siempre estará, y también su misma mirada sobre el mundo, que permanecerá además de en sus libros, en las acciones y vidas de quienes le suceden.
Es una entrevista muy cortita, pero es en sí misma un todo. Por el recuerdo del escritor, y por los valores que en esas respuestas se transmiten. Sin duda el escritor tenía que sentirse inmensamente afortunado con sus hijos. Gracias, Miguel Jr., por tu testimonio.
Gracias Miguel. Yo soy hija de la Tierra.
Los ojos de mi padre han levantado ese cielo, de tanto mirarlo...
y lo cotidiano es el escenario de mis sentimientos. Gracias por tu palabra.
Grande Delibes
ResponderEliminarMe ha gustado mucho lo que has escrito, Ana. Me siento muy identificada con todo lo que dices. Me ha emocionado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jordim... grande siempre, sí. Gracias por pasarte por aquí y dejar un comentario tan "verdad". Saludos.
ResponderEliminarArs, ¿has escuchado la entrevista?... y verás que no son cosas que he dicho yo.(Haz click en el enlace anclado al nombre Miguel Delibes de Castro, justo al principio del post). Gracias por pasarte. Un abrazo.
A veces obviamos las necesidades y deseos de nuestros ancianos en pos de nuestra comodidad, nos es más cómodo verlos sentados y tranquilos sin pensar que lo que debemos conseguir es que sigan siendo felices, eso acostumbra a pasar cuando se sienten útiles.
ResponderEliminarQué bonito debe ser un trabajo donde ocio y deber se confundan, Miguel Delibes de CAstro en este aspecto es un afortunado.
Un abrazo
El ser humano cuando se siente útil se siente vivo. No dejemos que nuestros mayores se sientan muermos, no lo son. Siempre hay algo que pueden hacer... siempre. Y sí, es un gran afortunado Miguel Delibes de Castro, por eso me ha gustado tanto escucharle. Yo me siento algo identificada con ello, aunque las circunstancias y los modos sean totalmente diferentes.
ResponderEliminar;)
Gracias por venir Sese. Un abrazo.
Gracias, Ana, necesito un poco más de tiempo para escuchar la entrevista, pero guardo el link. Me intersesa todo lo de Delibes. Auqneu siempre me gustó leer, la primera "impresión fuerte" como lectora me la dió él con "El camino". Lo leí tres veces seguidas...Un abrazo.
ResponderEliminarMariapi, no dejes de escucharla. Te gustará. Y sí, como decía arriba jordim, grande Delibes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es que me encanta ese hombre, como persona, como escritor...
ResponderEliminarTodo.
Un abrazo, Ana.
Cierto; la persona es. Y cuando sucede, el escritor, el periodista, el padre, el hermano... es impecable también.
ResponderEliminarUn abrazo Montse.
Grande Delibes, como bien dices, es una verdad. Saludos.
ResponderEliminarHay muchos tipo de amores.
ResponderEliminarYo os deseo una Feliz Navidad, con amor de camionero.
Deberíamos dar a nuestros mayores la importancia y consideración que sin duda, se merecen por ganada a pulso.
ResponderEliminarNo olvidemos que algún día, nosotros seremos "sus mayores".
Felices Fiestas y un beso enorme!!!
Estoy con Jordim: ¡Grande Delibes!
Gracias por comentar, Colombine.
ResponderEliminarDriver caminonero, sé cómo es esa felicitación. ;)
Gracias.
Silvia, que no les olvidemos nunca. Nunca. Un abrazo fuerte.