Una silueta que se lleva el dedo índice a los labios y con esa inscripción por encima: Silentium. Es esa cantidad de silencio la que exalta a un novelista y le permite construir un personaje.
GIOVANNI MACCHIA en Il silenzio de Moliére.
UN DEDO EN LOS LABIOS. José Jiménez Lozano.
Cada retrato es un poema, en sus palabras laten mujeres hermosas, mortales, fugaces y de una belleza dolorosa. Ausencias, esencias, carencias y defectos que sólo la mirada profunda de quien escribe es capaz de sostener después de oído el silencio. José Jiménez Lozano es esa mirada. Aquella que fugazmente es capaz de ver el resplandor efímero que siempre tiene la hermosura, esa que se posa en seres tan desnudos de significado en nuestros días. Seres de olvido que con su sola sonrisa sostienen la mirada del mundo, seres de compasión y dolor sujetando la belleza. Seres de silencio. Apacible y ameno. Sereno e infinito. Así es “Un dedo en los labios”. La historia de muchos olvidados, de aquellos seres tan llenos de vida y ensueño, de carencias y lamento. De Luz. Sólo se necesita pararse a mirar, oír el eco de su sencillo murmullo. Y siempre, desde el silencio.
(…)
LA LUISILLA
Era como un gorrioncillo, y siempre estaba sentada en la escalera, en un descansillo, contra la pared para no hacer estorbo; y miraba a todos con aquellos ojos tan grandes que le comían media cara y eran tan azules; tan rubio y sedoso su pelo, tan triste su sonrisa.
No tenía manos, y ponía sus muñones sobre el halda para mirárselos interminablemente; y, cuando los que pasaban por allí le preguntaban qué miraba, ella respondía:
_ Un pájaro.
Pero nadie veía allí, en su halda, un pájaro, ni nada, sino sus muñones. Aunque esto era porque no sabían que ella quería bordar un pajaro que había visto un día, con una corbatilla roja al cuello. Sólo que no tenía manos la Luisilla, pero ¡le veía tan bonito! Tal y como ella le bordaría, si pudiera.
Casi no alcance a leerte.. lo siento.. las letras están muy pequeñitas..
ResponderEliminarUn abrazo
Saludos fraternos
Que tengas una semana formidable..
Ainnsss... todo se cansa. Los ojos también. Ojos cansados. ¿Toca quizá graduarse la visión de cerca?
ResponderEliminar;))
Un abrazo.
Ana, el libro promete, pero ¿Es todo así de triste?
ResponderEliminarDespués de "Un saco de Canicas" ( no sé si llegaste a ver el post - mira en la etiqueta de literatura), tan triste como bonito; y "El secreto" tan de pensar.... que son los dos últimos libros que he leido, me apetece algo que me haga reír.
Un abrazo grandeee
Vuelvo de nuevo para preguntarte: ¿los cuadros que introducen las entradas en tu otro blog son tuyos?
ResponderEliminarMe encantan.
NO encontré donde preguntartelo por allí.
Un abrazo de nuevo
No, más quisiera yo. Son de un pintor mallorquín, Jose Luis Quereda. Un amigo.
ResponderEliminarhttp://joseluisquereda.com/pinturas.html
El libro sí... es así, de cierta belleza triste. Si necesitas algo alegre, quizá sea mejor esperar a leerlo. Yo ahora estoy con novela negra, Juan Madrid, y con un autor leonés, Javier Menéndez Llamazares.
ResponderEliminarMuchas gracias por venir. Un abrazo amig@mi@.