Hoy hemos celebrado un día emocionante: ha sido el primer día de colegio, de nuevo colegio. Todo han sido risas, carrerillas e incógnitas. Con los nervios, hemos llegamos demasiado pronto. Así que para hacer amena la espera, nos hemos tomado una infusión juntas en el bar de la esquina. Es emocionante para ella; todo. No puedo recoger en palabras lo percibido, se me quedan cortas. Se quedan pequeñas ante la mirada de mi hija, ante esa mirada que sostenía a la vez, nada más entrar al patio, el miedo de la incertidumbre y la alegría de los retos nuevos. Equilibrio absoluto en esos ojos de tan solo nueve años. Pude percibir, en un segundo, la mujer adulta que será; el semblante serio que siempre sostendrá su mirada, y el brillo, el brillo que la alegría le da a esos ojos.
Esa estampa me hizo regresar mucho tiempo atrás, al lado de mi padre unas veces, otras, al lado de mi madre. También iba con mi ilusión y con mis miedos de su mano. Hoy, al dejar a la peque en el cole, no he podido evitar el recuerdo de quienes tanto me han dado. Y me sentí en mitad de un río, ante ese caudal que me ha dado todo, y al que con mi esfuerzo intento devolver al menos, la mitad de lo recibido. Me intuyo en mitad de la corriente, ahí, firme, repitiendo a diestra y siniestra que aquello que se ha posado sobre la rama del árbol es un gorrión. Lo repito mil veces, a veces con poca paciencia, pero lo digo, que aquello que se ha posado en la rama, es un precioso gorrión. Y sonrío. Y me intuyo cómodamente instalada en el enorme privilegio que es esto de tener que repetir mil veces que aquella cosa preciosa que se ha posado en la rama, es un gorrión. Un milagroso gorrión. Y que he nacido para ello, para repetir mil veces que sí… que aquello es un gorrión… aunque a veces salga mi carácter cascarrabias, sé que sí, que estoy donde debo.
Y también sé que éstos, son años de felicidad. Que siempre querré volver a este día, a este primer momento del curso, a esta comida en la que al lado de mi hija y de mis padres, he brindado por este año que comenzamos. Aquí siempre se comienza el año en septiembre.
Esa estampa me hizo regresar mucho tiempo atrás, al lado de mi padre unas veces, otras, al lado de mi madre. También iba con mi ilusión y con mis miedos de su mano. Hoy, al dejar a la peque en el cole, no he podido evitar el recuerdo de quienes tanto me han dado. Y me sentí en mitad de un río, ante ese caudal que me ha dado todo, y al que con mi esfuerzo intento devolver al menos, la mitad de lo recibido. Me intuyo en mitad de la corriente, ahí, firme, repitiendo a diestra y siniestra que aquello que se ha posado sobre la rama del árbol es un gorrión. Lo repito mil veces, a veces con poca paciencia, pero lo digo, que aquello que se ha posado en la rama, es un precioso gorrión. Y sonrío. Y me intuyo cómodamente instalada en el enorme privilegio que es esto de tener que repetir mil veces que aquella cosa preciosa que se ha posado en la rama, es un gorrión. Un milagroso gorrión. Y que he nacido para ello, para repetir mil veces que sí… que aquello es un gorrión… aunque a veces salga mi carácter cascarrabias, sé que sí, que estoy donde debo.
Y también sé que éstos, son años de felicidad. Que siempre querré volver a este día, a este primer momento del curso, a esta comida en la que al lado de mi hija y de mis padres, he brindado por este año que comenzamos. Aquí siempre se comienza el año en septiembre.
Y siempre querré volver a este día… sí.
Bienvenida!!! ¿Cómo fue el descanso?
ResponderEliminarYo recuerdo los primeros días de cole. Me llevaba mi abuelo. Tengo un par de anécdotas divertidas con eso... quizás me anime a contarlas en un post.
Besitos y buena vuelta al cole1
Ana, Ana...Te he echado mucho de menos. Cómo me he acordado del primer día de cole de Anita. No sabía cuándo, qué día concreto, pero me he acordado mucho.
ResponderEliminarUn gorrión...un gorrión... las veces que haga falta.
También he echado de menos los vídeos que cuelgas. Siempre los veo más de una vez.
Besos y gracias por volver.
Bienvenida socia.
ResponderEliminarTe recuerdo que tras el verano tenemos curro literario.
Eso sí, al ritmo que salga.
Un beso para las sanas Anas.
...
¡Ahí va!
Me acabo de dar cuenta.
Sanas y Ana, se leen igual del derecho y del revés.
¿Casualidad?
...
Me empieza a pasar como a Sunsi.
Empiezo a no creer en las casualidades.
Tal vez en las causalidades.
Rocío... ay, el descanso... qué necesidad de él tenía... ahora veo todo muuuucho mejor. Los primeros día de cole siempre son algo... para bien o para mal... no se olvidan.
ResponderEliminarSunsi... se me han pasado volando estos días!!!! Aunque aún me queda algún día más... me encanta estar libre de horarios ante estas fechas.
Driver... cierto, tenemos pendiente una historia... y bueno... yo pienso que hay casualidades absolutamente infinitas por necesarias... y certeras. Esas casualidades a veces son lo que nos despierta, las que nos despejan el camino... de vez en cuando nos regala un cambio de perspectiva que nos despeja y alegra el camino. La causalidad... esa, esa ya mi ya me parece muy compleja... y no tan divertida... jajajaja. Bueno... sólo son intuiciones. A saber... cómo se definirían filosóficamente... ;) NI idea. De las dos, me quedo con la casualidad. La casualidad de encontrarte me puso un día a jugar definitivamente con las palabras... y a regalarlas... ;)
Saludos.
Ah... Sunsi, este corto no lo he encontrado yo, me lo regaló una de mis hermanitas... grande ella. Ella es la fuente. Así que un beso gordote donde estés... hermanita.
ResponderEliminarMuchos recuerdos la vuelta al cole ¿Verdad?
ResponderEliminarCon la edad de mi hijo pequeño(10) recuerdo que iba con miedo (los franciscanos tenían unos profes muy duros...)e iba solo acompañado por los niños que vivíamos en el mismo barrio...
El vídeo es una bonita coincidencia... Me lo pasó un amigo el lunes (cuando hablé con él de mi madre) que tiene bastantes años...
Gracias por tus amables comentarios...
Besitos
Pd.- Mira los libros de Augusto Cury (escritor brasileño...vienen mu bien para los papis) ja ja ja
Y a mí, la casualidad de encontraros a Sunsi y a tí, me puso en el camino de solucionar un problema enorme, que tenía mal enfocado.
ResponderEliminarCuando me pregunta que qué tal por internet, digo que si tienes suerte puedes encontrar gente de primera.
A veces un desconocido o una persona que acabas de conocer, si te fías un poquito (cosa rara hoy en día), te ouede hacer ver una situación con una perspectiva nueva.
Sigamos jugando con las casualidades, a ver dónde llegamos.
De momento me conformo con que quedemos ambas familias a pasar un sábado o un domingo, visitando "esa igleia", que necesitamos para la novelilla.
Tal vez la novelilla no se publique nunca, pero esa "quedada" está al alcance de nuestras manos.
Y eso me gusta.
Mi hijo mayor, con 14 meses, corría entre las palomas, allá, en el paseo marítimo de Blanes, aquel verano estupendo en que los tres dormimos en una misma cama, pegados al mar.
ResponderEliminarÉl y las palomas.
Y risas.
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Desde entonces ya no son esos inevitables seres molestos y sucios del mediterráneo.
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Me ha emocionado el video.
Santa... ya nos dirás qué tal ese libro de Augusto Cury... tiene buena pinta. Y sí, son días que se recuerdan.
ResponderEliminarDriver... las casualidades siempre son mágicas... así que a ver... a ver que casualidades nos seguimos encontrando en el camino... en ese que va hacia esa Iglesia que esconde entre sus piedras una historia aún por contar. Casi nada... uff.
Lumroc... ciertamente sólo un niño especial puede hacernos ver a las palomas hermosas... uff... qué nada me gustan esos bichos... jajajaja. Saludos.
Me legro de que hayas vuelto. Sé que te gusta BRUCE SPRINGSTEEN. Yo particularmente, entre otras, disfruto con BRILLIANT DISGUISE.
ResponderEliminarSaludos,
A dormir todooos..., no entiendo nadaaaa de lo que decís; gorriones, colegios, niños,novelas,casualidades, septiembre, y otras cosas, besos desde BCN.
ResponderEliminarP.D.Septiembre es mi mes preferido, buenas noches y a dormir todos.
Hola Almendrado... a mí también me alegra que dejes algún que otro saludillo... y sí, todos regresamos del verano, tarde o temprano, regresamos.
ResponderEliminarGinesillo... bueno, no deja de ser esto un algo de "batiburrillo"... y sí... todosssssssss a dormir. Una vez descansados, nos aclararemos... mejor... digo yo...
Hasta otro ratillo.
Septiembre...vuelve la vida que vuelve cada año, cada propósito se pone en pie para caerse poco a poco, las hojas también caerán y qué me gusta empezar y empezar de nuevo...
ResponderEliminarHola Ana, nuestro mes preferido, ¿a que si?
Renovación... septiembre... sí, quizá se han ido cayendo muchas cosas... pero se renueva... todo se renueva... es necesario que todo cambie para que todo pueda seguir igual... septiembre...
ResponderEliminar... sí, un mes especial.
Qué bien encontrarte de nuevo!!
;))
Ana, me ha gustado mucho el corto. Me parece que es una hermosa lección sobre las relaciones de padres e hijos. Como, en la novela que el anciano trae al joven, un padre responde con suma paciencia a su hijo, una y otra vez, que lo que estaba viendo era un gorrión, el joven debiera hacer lo mismo con el anciano. Para comprender al otro se requiere paciencia.
ResponderEliminarAsí cantaba el poeta canario Luis Feria a un gorrión:
“Con tu vuelo me pendes de lo inmenso.
Devengado señor, estoy a tu servicio.”
Y así cantaba Ángel Gónzalez al final del verano y el comienzo del otoño:
“El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.”
Saludos cordiales.
... Y lo perdimos para siempre.”
ResponderEliminarOjalá sepamos no perderlo, Ramiro. Ojalá.
Gracias por dejar aquí esas palabras. Y gracias por estar.
Saludos.