Si bien fue Pitágoras de Samos quien encendió la antorcha, hay que reconocer también que fue una mujer de Crotona, una filósofa, una matemática, una maestra, quien supo mantenerla encendida, y transmitirla a las generaciones posteriores, a toda la Humanidad. (...)
Es un día especial, mi hermana mayor cumple un año más. Mi hermana mayor, esa que ya estaba cuando yo llegué, que ha seguido estando siempre, entre baches y risas, con su silencio y con su no-silencio. A ti, que ya estabas observando la vida cuando yo aterricé con toda mi impaciencia, para ti mis mejores deseos. Para ti hoy mi mejor pensamiento. Vas por delante, siempre por delante.
Ser hermana mayor supongo que no es fácil. Saberse ejemplo y afrenta no debe ser nada sencillo. Saberse ejemplo de los que por detrás vienen, y vienen a su aire, porque a la vez que quieren ser como tú, necesitan desdecirse, perderse por esos atajos para poder decirse bien de uno mismo. Hermana mayor: historia de desencuentros y afectos infinitos. Y me pregunto qué hilos invisibles nos unen, qué hilos nos sustentas tan unidas a pesar de la distancia, de las diferencias, de la desencontrada mirada con la que enfrentamos el mundo. Tu y yo, tan diferentes y tan iguales a la vez.
Mi querida hermana mayor, que sea hoy un día muy feliz. A ti, que ya estabas con tu mansedumbre en aquel instante en que yo llegué con mi intemperancia, te deseo hoy, momentos de plenitud ante el recuerdo de lo vivido. Eres el triunfo de la generosidad, no tienes más que mirar las personas que ahora te rodean, esas a las que has dado tanto. Y me uno a vosotros en este día, sino con la presencia, con el pensamiento… y con el sonido de la risa. Te quiero, hermana mayor, tú, que con tu sola presencia sujetas el mundo a los que llegamos detrás… así, como empujando, tan inesperadamente haciéndonos sitio en tu mundo de princesa. Te dejamos poco tiempo ¿eh?.
Por último, quiero regalarte aquí un recuerdo, un momento de mi vida que aún recuerdo entre emocionada y avergonzada. Sí, lo confieso… fui la única universitaria que llegó el primer día de clase acompañada. Recuerdo aquel día con rubor, y también con una honda emoción que puede hacerme llorar, aquí, ahora. Llorar porque te empeñaste en acompañarme a pesar de mi negativa a que me llevaras a la facultad. Yo quería ir sola, pero no… ahí estabas tú, buscando el camino directo de las cosas. Quizá te empeñaste por el miedo a que pudiera encontrarne algún atajo equivocado y no llegar, o por la desconfianza ante mi mundo lunero… ese que me ha llevado lejos del lugar al que debería haber llegado otras veces. En fin, el caso es que mi primer día de universidad llegué a clase de tu mano… sólo te faltó indicarme la silla en la que me debería sentar. Sólo eso… y sé que en casi todo, has estado detrás. Aunque no te notase.
Hermana mayor, tú, que tantas veces has sostenido el mundo de los que llegamos después… ¡¡¡¡FELICIDADES!!!! Que pases un gran día, tú, que impediste que tantas veces me perdiera, y que sigues haciéndolo, así, tan en silencio y a veces sin yo saber.
Ser hermana mayor supongo que no es fácil. Saberse ejemplo y afrenta no debe ser nada sencillo. Saberse ejemplo de los que por detrás vienen, y vienen a su aire, porque a la vez que quieren ser como tú, necesitan desdecirse, perderse por esos atajos para poder decirse bien de uno mismo. Hermana mayor: historia de desencuentros y afectos infinitos. Y me pregunto qué hilos invisibles nos unen, qué hilos nos sustentas tan unidas a pesar de la distancia, de las diferencias, de la desencontrada mirada con la que enfrentamos el mundo. Tu y yo, tan diferentes y tan iguales a la vez.
Mi querida hermana mayor, que sea hoy un día muy feliz. A ti, que ya estabas con tu mansedumbre en aquel instante en que yo llegué con mi intemperancia, te deseo hoy, momentos de plenitud ante el recuerdo de lo vivido. Eres el triunfo de la generosidad, no tienes más que mirar las personas que ahora te rodean, esas a las que has dado tanto. Y me uno a vosotros en este día, sino con la presencia, con el pensamiento… y con el sonido de la risa. Te quiero, hermana mayor, tú, que con tu sola presencia sujetas el mundo a los que llegamos detrás… así, como empujando, tan inesperadamente haciéndonos sitio en tu mundo de princesa. Te dejamos poco tiempo ¿eh?.
Por último, quiero regalarte aquí un recuerdo, un momento de mi vida que aún recuerdo entre emocionada y avergonzada. Sí, lo confieso… fui la única universitaria que llegó el primer día de clase acompañada. Recuerdo aquel día con rubor, y también con una honda emoción que puede hacerme llorar, aquí, ahora. Llorar porque te empeñaste en acompañarme a pesar de mi negativa a que me llevaras a la facultad. Yo quería ir sola, pero no… ahí estabas tú, buscando el camino directo de las cosas. Quizá te empeñaste por el miedo a que pudiera encontrarne algún atajo equivocado y no llegar, o por la desconfianza ante mi mundo lunero… ese que me ha llevado lejos del lugar al que debería haber llegado otras veces. En fin, el caso es que mi primer día de universidad llegué a clase de tu mano… sólo te faltó indicarme la silla en la que me debería sentar. Sólo eso… y sé que en casi todo, has estado detrás. Aunque no te notase.
Hermana mayor, tú, que tantas veces has sostenido el mundo de los que llegamos después… ¡¡¡¡FELICIDADES!!!! Que pases un gran día, tú, que impediste que tantas veces me perdiera, y que sigues haciéndolo, así, tan en silencio y a veces sin yo saber.
* y veo ese youtube, y veo a tres, que tres son tres, TRES los tesoros de mi hermana, y que les oigo cantar. Cantar. Cantar esta canción a coro. FELICIDADES!!!!!!!!
Me uno a la felicitación. Hermana de Ana... tienes una hermana, Ana, fantástica. Y me solidarizo contigo. Yo también soy la mayor...
ResponderEliminarFELIZ CUMPLEAÑOS
El cumple es exactamente mañana... pero mañana no lo podría colgar, así que se lo dejo hoy. Yo siempre con mi imapaciente intemperancia.
ResponderEliminarPues muchas felicidades para ella... Y muchos besos para tí!
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana (y a Sunsi y a Rocío). Una felicitación muy elegante, a tu altura. Y no te preocupes, durante los 10 meses en que fui hija única no recuerdo haberme divertido tanto como después...
ResponderEliminarUn beso muy fuerte y mil gracias.