MINUTOS


Has regresado a la rutina de todos los días, y has vuelto a abrir ese cajón en el que vas recogiendo proyectos. Tu mundo se vuelve a parar. Sonríes, pero no quieres que el olvido arrase con todo. Por eso todos los días durante unos minutos recoges en tus manos ese otro mundo, el que tienes tan fielmente guardado, y te dejas sonreír. Luego retomas este presente de pequeñas cosas, este trozo de realidad que late en tus manos, ese pequeño mundo que se sostiene con tu labor de cada día. Si no lo mirarass de frente, si no te pararas a pensarlo, quizá no quieras sostenerlo más. Sabes que si lo dejas, te dejarás a ti misma también, por eso eres firme cuando lo miras de frente. Y mientras recoges de nuevo esa caja de proyectos sin tiempo, sigues sonriendo. Y sientes un anhelo especial por todo aquello que aún no es olvido.

Te levantas todos los días, eres la primera en dar la bienvenida al sol, o a la lluvia, según como haya comenzado el día. Preparas los desayunos, y vas despertando uno a uno a toda tu gente, a toda esa gente que habita tu mundo, esos que aún no han abierto el ojo. Personitas que remolonean cada mañana y hacen que tu tiempo se estire un poco más. No entiendes muy bien cómo, pero al final todos llegan a tiempo. Regresas al silencio de tu casa, ese que por unas horas, será sólo tuyo. Aún así, seguirás sosteniendo ese pequeño mundo. Ese es el milagro. Cuando ellos regresen todo estará listo. Pero ahora es tu tiempo de silencio. Y te es irremediable volver a abrir el cajón de proyectos. Algunos los acaricias suavemente, aún late sigilosamente su posibilidad. Otros sabes que se quedarán profundamente en silencio. Ya no se moverán de ahí, probablemente. Y sonríes. Sabes que te gusta su silencio, su no posibilidad. Sabes que son la otra cara de una moneda preciosa. Y regresas a esa mañana que tan sólo ha comenzado hace un par de horas, vuelves a mirar tu rutina, y te quedas bailando en la resonancia del pequeño mundo que habitas. Así, sin ruidos, se le puede oír mejor. Y sabes que estás ante la infinitud de un proyecto que aún está por ser, que aún no ha cumplido su verdad. Hoy sólo se puede oír el sonido de sus primeros pasos, sabes que sin ti se derrumbaría, y retornas a la labor de cada día, con una eterna sonrisa, mientras cierras la caja en la que guardas tus proyectos más silenciados. Aquellos que sólo ven la luz, a ratitos.



*Imagen: reloj de la catedral de León.

11 comentarios:

  1. !Qué importante es tener proyectos, Ana! Aunque sean de esos que nunca se llevarán a cabo pero que no dejan de hacerte sonreir y soñar cuando los ves en ese cajón... Los proyectosson ilusiones... y se disfrutan casi tanto en la propia planificación como en la propia materialización... Yo también tengo un cajón como el tuyo. Y también disfruto abriéndolo de vez en cuando... Besos!

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  2. Un abrazo enorme, Rocío. Por tu rutina al pasarte por aquí. Y por estas coincidencias al describir algo... a mí me ocurrió lo mismo con esa ciudad con la que te ibas describiendo... duras, las ciudades. Y muy desencontrada nuestra alma ante ellas...
    ;))

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  3. Siempre es un gusto visitarte..
    Los proyectos que nos trazamos son necesarios..

    Un abrazo con mis
    Saludos fraternos de siempre..

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  4. Los Islandeses son la generación más pura y límpia geneticamente, es el país más limpio del mundo..., eso me parece a mi de tus escritos o post.

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  5. Mira que eres socia.
    Música sin palabras.
    Cada día me lo pones más difícil.
    ....
    Los canteros labraban sus piedras.
    Cada uno su piedra.
    La firmaban por detrás, eran suyas.
    Les daban un cartón con una traza.
    Devolvían un pedrusco tallado.
    Y con sogas y correas.
    Lo elevan a la torre.
    Lo asientan, con mortero de cal.
    Colocan una tras otra, sin prisa.
    Sin pausa.
    ...
    Dos generaciones para salir de los cimientos.
    Una para empezar el atrio.
    Otra para elevar los pilares y encajar los arcos formeros.

    Hubo una generación que se perdió por una guerra.
    Y otra que no hizo nada.

    Y la penúltina cerró las bóvedas y los pináculos de los arbotantes.

    La último encajó las puertas, fundió las campanas, y labró el altar y el coro.

    Al final, un músico de cuerda le dio unidad a la obra.

    Con un chelo en una catedral de piedra.

    Resonando vibración labrada.

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  6. Ana, cuanto encanto tiene la rutina diaria...En ella, nuestros planes ván tomando vida y de alguna manera, nos hace, sertirnos vívos.

    A veces, cuando por una temporada salimos de nuestra rutina habitual,nos suele venir de perlas, pero al mismo tiempo, casi deseamos volver a lo de siempre.

    Todo en la vida, tiene su encánto.

    Un abrazo Ana y mi cariño

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  7. Adolfo, gracias por la persistencia. Por tu rutina en dejar siempre algo aquí.

    Ginesillo, qué bien, que leas. Lo de menos es el juicio, sino que estás al otro lado. ;))

    Driver, os invito a venir a mi catedral... La Pulchra Leonina... piedra, matemáticas y fé.

    Y Marypaz... tú, cuando quieras. Ya tienes hueco en casa.

    Gracias a todos por estar.

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  8. De pequeño me regalaron el Exin-Castillo y creo que desde ese momento me converti en arquitecto de castillos. Muchos son de aire, otros de piedra maciza, otros quedaron a medio hacer , otros se han derrumbado.

    Pero como buen castellano insisto en seguir construyendo castillos, sean de aire, adobe o piedra.

    Un abrazo

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  9. Construyendo castillos... y habitándolos... aunque sea sólo durante unos minutillos.

    Que no nos quiten esos instantes de habitar lo no habido.

    Un abrazo para tí también.

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  10. Proyectos, Ana, sin abandonar el presente. Paciencia, mucha paciencia con uno mismo porque todo llegará. De momento sirve el sueño...

    A mí me regalaron una cometa... y cuando hablo por teléfono , sin darme cuenta, dibujo cometas, una detrás de otra... ¿Voy a que me picoanalicen?...;)

    Besos, Ana. Piú bello tutto.

    Y ahí tiene a Driver sudando la camiseta con las letras de tus melodías... Qué tenacidad...

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  11. No por Dios, jamás un psicoanálisis... vayan a cortar el hilo de la cometa... las palabras volanderas... y la tarifa plana del teléfono. Así no sobreviviríamos a las mañanas... jajajaja.

    Besos.

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