Hoy, mientras la peque hacía sus deberes, mientras ella iba memorizando las necesidades de las plantas, las de los animales, y los colores que descubre un prisma al ser atravesado por la luz, yo me quedé ojeando una revista. Había un artículo que hablaba sobre el mundo de los blogs. Los identificaba como válvula de escape para mostrar nuestro mundo interior; ese mundo que late, que lucha por ser narrado. El blog como terapia virtual. Yo pensaba mientras lo leía en esa necesidad que late detrás de un blog, necesidad de que otro nos lea, de que nuestras palabras sean compartidas, encontradas, a pesar del riesgo que tienen de ser malinterpretadas. La búsqueda de interlocutor como significado. Esa necesidad de ir dejando huella me parecía evidente, y también, la de sentir la huella de los otros en las palabras que nos regalan. E imaginaba esa búsqueda de interlocutor como la verdadera motivación para introducirse en este mundo de blogs.
Pensaba también en la contradicción que se halla en esa búsqueda. Queremos ser leídos, pero sabemos que no todo lo que se escribe es veraz. Yo pienso que un blog es algo parecido a una novela, salvando las distancias, por supuesto. Se mezclan realidad y ficción, lo que somos con lo que quizá anhelamos ser. Entretejemos en esas palabras la imagen que tenemos de nosotros mismos con la que realmente es y también, con la que los otros creen que es. Todo se mezcla, y nada llega a ser certeza. Este mundo de palabras es una especie de diario que no se ajusta nunca a la realidad que somos. Esta es mi impresión.
Pensaba también en la contradicción que se halla en esa búsqueda. Queremos ser leídos, pero sabemos que no todo lo que se escribe es veraz. Yo pienso que un blog es algo parecido a una novela, salvando las distancias, por supuesto. Se mezclan realidad y ficción, lo que somos con lo que quizá anhelamos ser. Entretejemos en esas palabras la imagen que tenemos de nosotros mismos con la que realmente es y también, con la que los otros creen que es. Todo se mezcla, y nada llega a ser certeza. Este mundo de palabras es una especie de diario que no se ajusta nunca a la realidad que somos. Esta es mi impresión.
Nunca se sabe el alcance que tienen nuestras palabras en la mirada del otro. Las palabras, una vez que se dejan, vuelan, mienten, transforman lo que tocan. Son interpretadas, analizadas, y bien sabemos que una vez que salen, ya no estamos sobre ellas. Sólo son palabras colgadas. Libres, se elevan por encima de nuestra mirada, por encima de la trama que quisieron en un principio ser. Ni está todo lo que somos, ni somos todo lo que está. Es complejo analizar a una persona sólo por las palabras que un día quedaron en su blog. Y sin embargo, también sabes que mucho de lo que esa persona es, está ahí, latiendo en sus palabras.
Muchas veces pienso que al final, todo esto que quiso ser verdad, quizá sólo sea pura y llana ficción. Y viceversa, que lo que aquí se plasmó como ficción, puede ser más realidad de lo que estamos dispuestos a admitir. Es peligroso jugar con las palabras. Me lo digo muchas veces, me lo decía mientras leía el artículo. Y sin embargo, es muy difícil abandonar el juego una vez que ha empezado. La honestidad puede ser maravillosamente imaginativa, tanto, que las certezas que nos mueven pueden llegar a estar tan enmascaradas, que no llegas ni tan siquiera a reconocerte en lo que un día has escrito. A veces, cuando he vuelto a releer lo escrito, me sorprendo a mí misma ante la idea de cómo ha sido posible que eso que late en esas palabras, lo haya dejado yo. Y nunca llegas a saber bien cómo serán recogidas esas palabras. Nunca sabrás si esas palabras cuentan la historia que tú realmente quisiste contar, ni tan siquiera, si lohas sabido contar bien.
Luego vuelves a tu rutina, sonríes, y te dices a tí misma que no no importa. Que sólo es un blog. Y regresas a los colores del arcoiris; al rojo, naranja, verde, amarillo, azul, indigo, añil y violeta. Y te sientes sonreir. Pues todos esos colores, los has ido dejando poco a poco en tu blog, en eso que quisiste contar y que no te salió bien, en toda esa ficción y no ficción con la que construyes tus párrafos. Y encuentras sonido en los ojos de las personas que han venido a visitarte, que te saludan y se ríen con tus cosas. Así de complejos somos en la sencillez de nuestras vidas. Así de simples, también.
Somos lo que escribimos...
ResponderEliminarOtra cosa es que no sepamos quien somos...¿no?
Un besín
Pero eso que cuentas, Ana, es lo mismo que la vida. Una puede vestir de femme fatale y ser una blandengue por dentro. La realidad de lo que somos la conforman lo que realmente somos, lo que nosotros mismos creemos que somos, y lo que los demás ven en nosotros. Podemos engañar (voluntariamente o no) a los demás en un momento determinado, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo. En el fondo, un blog es un trocito de la realidad. Si en él escribes sobre cosas aparentemente neutrales (labores, libros, pintura, deporte...) tal vez tu yo real pueda quedar difuminado. Pero en una bitácora, tarde o temprano surge la realidad de la persona. Cada cual la interpretará según su visión, pero eso también pasa en la vida.
ResponderEliminarBesos
"Sólo es un blog"...sólo es la vida.
ResponderEliminarLas palabras, los blogs, son comunicación. Somos animales sociales y utilizamos la comunicación para no perder el contacto vital con los otros...aunque nunca lleguemos a saber muy bien quiénes son esos otros, ni tan siquiera quiénes somos nosotros.
Comunicativos saludos, Ana.
Para mí desde luego, el blog es una terapia. Pero como tantas cosas en la vida, lo importante es el cada día, pisando suelo, so peligro de acabar viviendo en un mundo virtual.
ResponderEliminarPienso mucho en eso de que una cosa es lo que quieres decir y otra lo que piensa quien te lee que quieres decir.
Buen jueves¡¡¡¡
Somos simples intermediarios.
ResponderEliminarEntre una mente superior y unos oídos o unos ojos.
Lanzas unas palabras volanderas, y resulta que entre varias decenas que las leen, curas, sin quererlo un alma.
¿Quien cura ese alma?
Tú, no desde luego.
El que te regaló la capacidad de comunicarte.
Ése es el ATS.
El que hace guardias de 24 horas.
Trescientos sesenta y cinco días al año.
Lo dices con convicción, Santa. Yo no lo tengo tan claro. Un abrazo.
ResponderEliminarUn blog es la vida misma... sí, así lo creo. Todo se mezcla, lo simple con lo complejo, como en la vida misma. Un beso pesolet.
Javier, gracias por los saludos comunicativos. En el fondo yo creo que es lo que nos mueve siempre a actuar, la búsqueda de interlocutor.
Modestino, un abrazo. Yo no sé muy bien qué es para mí el blog, ni lo que busco ni lo que encontraré. De momento me gusta lo que va siendo. Y es terapia, pienso que no hay mejor terapia que la comunicación. Un fuerte abrazo de... jueves!!! HOy sí podemos decir que estamos orientados... jajajaja.
Driver, volandero. Qué verdad es esa, la de que las palabras no nos pertenecen. Son un regalo. Siempre. Un abrazo socio.
Bloguear es una forma de comunicar. Y en la realidad -real como en la realidad-virtual hay muchas intensidades en la comunicación, podemos valernos de la máscara del blog para reflejar la intimidad distorsionada o no, o bien utilizar una comunicación más pragmática. Al gusto del blogueador.
ResponderEliminarA mi me permite comunicar y comunicarme sobre temas a los que accedo después de mucho más tiempo en las relaciones sociales "normales".
Un placer leerte, Ana.
Es cierto, es un poco tal que así... cada loco con sus cosas. Pragmáticas y no tan pragmáticas. Yo me he reído muchas veces de mis palabras, otras, como decía... me quedo pensando... ¿y eso lo puse yo? ¡¡¡¡!!!! Pero un poco en el fondo, me da la risa, así... tan "sosteniendo el mundo"... jajajaja.
ResponderEliminar;)) Un abrazo.
Somos sencillos y, a la par, complejos; dices bien,ana. Uno escribe en un blog porque necesita espresarse y ser comprendido. Al menos es lo que me ocurrió a mí . Los interlocutores son, por supuesto, fundamentales y, aunque sea tu blog, ellos dejan también su impronta e incluso consiguen que nuestro espacio tome una deriva u otra. Este mundo "blogero" es una caja de sorpresas, de bellas sorpresas. Me gusta formar parte de él.
ResponderEliminarZambullida, gracias. Sí, es estupendo formar parte de este mundillo... lo descubierto es un mundo, y lo que aún nos quedará por descubrir también. Gracias por estar aquí.
ResponderEliminarDe todos modos, esto es muy parecido a la vida, es parte de la vida, y también te puedes llevar chascos. Aún así, siempre merece la pena. Al menos esta es de momento mi visión. Un abrazo fuerte.