
El tiempo es un bien finito. Vamos, que se termina el día, que se pasa volando, y no has podido hacer todo lo que quisieras hacer. O bien, ya no te quedan ganas de ir a por lo que va quedando pendiente… se te escapa la mirada hacia otros derroteros. Una mezcla de todo es lo que me ocurre a mí, en esta primavera fantástica que tantas cosas buenas me ha ido dejando, aquí y allí. Se presenta colorida la primavera.
Por ejemplo, en dos días la diminuta y yo, nos vamos de viaje. Mmmmmm… ¡Qué merecido lo tenemos! No cabemos en los pantalones de la emoción. Somos conscientes de que nos quedan los últimos coletazos de curso, y estamos en ello; con la cabeza serena y los motores a punto. Vamos a por todas. Pero esta primavera nos ha regalado un par de fin de semanas que serán de puro asueto. De parón y vuelta a empezar; y esto es lo que más nos renueva, por dentro y por fuera, como el “bífidus activo”. Este fin de semana en Castilla y León hay puente... y nosotras ¡nos vamos! Nos ponemos el mundo por montera, cuatro cosas en la maleta naranja y rueda. Merecido lo tenemos; ella y yo.
Entre unas cosas y otras, el poquito tiempo que me queda para el blog, y los despistadilla que ando primaveralmente, me he planteado cogerme unas vacaciones. Sí, seriamente. Rotundamente. Emocionadamente también. Y porque yo lo valgo, esto, fundamentalmente... Llevo ya casi un año de blog, es toda una hazaña (soy una persona muy poco constante). Así que he calculado, que si me pertenecen una media de dos días de asueto por mes trabajado; me toca mayo enterito de vacaciones. Claro y conciso. Y me lo voy a tomar. Vacaciones blogueras…
La verdad es que uno no sabe bien porqué abre un blog, a qué obedece esa necesidad de escribir algo y dejarlo colocadito aquí. Uno empieza de una manera, y quiere dejar algo así o asá… pero el blog decide con el tiempo lo que va a llegar a ser; es decir, se acaba convirtiendo en algo que no sabes muy bien qué carácter tiene y ni mucho menos es como lo habías imaginado. Bueno, y los cambios que le haces; que uno va poniendo colores aquí, maquetas allá… etc. Ahí está el autor, poniendo su granito, sus colores, su diseño… sí, es el autor, pero intuyo que también hay algo que le sobrepasa. Y ocurre que el hoy está como ensimismado, emocionado y ausente… pide un parón. El propio blog lo pide, me digo a mí misma.
Pues la verdad, que unas vacaciones no van a estar nada mal. Descanso internauta.
Y luego está la vida, que en primavera es más embarullada, colorida, y uno no está tanto tiempo en casa. La vida te pide que salgas a por ella. Y tú, a ella sales; a por ella vas. Me es inevitable no estar íntegramente en la vida. La tomo de lleno y la bebo sorbo a sorbo. Deleitándome. Y esta primavera me está regalando muchas cosas hermosas: la mayoría de ellas al lado de una diminuta que ha vuelto mi vida del revés y el revés de mi vida en un puro acierto. Así que… por unos días dejo esto en silencio. Y me voy. Correteando el mundo me encuentro… pero sigo aquí… así que ya sabeis: “ si me necesitais… a silbar”. Y muchas, muchas gracias por estar.
Por ejemplo, en dos días la diminuta y yo, nos vamos de viaje. Mmmmmm… ¡Qué merecido lo tenemos! No cabemos en los pantalones de la emoción. Somos conscientes de que nos quedan los últimos coletazos de curso, y estamos en ello; con la cabeza serena y los motores a punto. Vamos a por todas. Pero esta primavera nos ha regalado un par de fin de semanas que serán de puro asueto. De parón y vuelta a empezar; y esto es lo que más nos renueva, por dentro y por fuera, como el “bífidus activo”. Este fin de semana en Castilla y León hay puente... y nosotras ¡nos vamos! Nos ponemos el mundo por montera, cuatro cosas en la maleta naranja y rueda. Merecido lo tenemos; ella y yo.
Entre unas cosas y otras, el poquito tiempo que me queda para el blog, y los despistadilla que ando primaveralmente, me he planteado cogerme unas vacaciones. Sí, seriamente. Rotundamente. Emocionadamente también. Y porque yo lo valgo, esto, fundamentalmente... Llevo ya casi un año de blog, es toda una hazaña (soy una persona muy poco constante). Así que he calculado, que si me pertenecen una media de dos días de asueto por mes trabajado; me toca mayo enterito de vacaciones. Claro y conciso. Y me lo voy a tomar. Vacaciones blogueras…
La verdad es que uno no sabe bien porqué abre un blog, a qué obedece esa necesidad de escribir algo y dejarlo colocadito aquí. Uno empieza de una manera, y quiere dejar algo así o asá… pero el blog decide con el tiempo lo que va a llegar a ser; es decir, se acaba convirtiendo en algo que no sabes muy bien qué carácter tiene y ni mucho menos es como lo habías imaginado. Bueno, y los cambios que le haces; que uno va poniendo colores aquí, maquetas allá… etc. Ahí está el autor, poniendo su granito, sus colores, su diseño… sí, es el autor, pero intuyo que también hay algo que le sobrepasa. Y ocurre que el hoy está como ensimismado, emocionado y ausente… pide un parón. El propio blog lo pide, me digo a mí misma.
Pues la verdad, que unas vacaciones no van a estar nada mal. Descanso internauta.
Y luego está la vida, que en primavera es más embarullada, colorida, y uno no está tanto tiempo en casa. La vida te pide que salgas a por ella. Y tú, a ella sales; a por ella vas. Me es inevitable no estar íntegramente en la vida. La tomo de lleno y la bebo sorbo a sorbo. Deleitándome. Y esta primavera me está regalando muchas cosas hermosas: la mayoría de ellas al lado de una diminuta que ha vuelto mi vida del revés y el revés de mi vida en un puro acierto. Así que… por unos días dejo esto en silencio. Y me voy. Correteando el mundo me encuentro… pero sigo aquí… así que ya sabeis: “ si me necesitais… a silbar”. Y muchas, muchas gracias por estar.