No sé muy bien quién soy, pero sí sé quién eres tú cuando dejas tu sonrisa al lado de mi mirada de reverso. Tú le das la vuelta a toda profundidad. Revuelves cada recoveco de mi memoria y la dejas del revés. Siempre sonriendo. Alejado de toda trascendencia le sacas la guasa a mi pensamiento. 
Eres inevitable. Dejas del revés todas mis teorías, mi pensamiento permance colgado de un hilo que no sabe muy bien de dónde le nace, y no quiere descolgarse de tu ironía. Esa también soy yo. A tu lado, me entran ganas de bailar. Apareces y desapareces, y en ese silencio, se van consolidando los lazos de una amistad que tiene el son de la música que jamás me habría llamado la atención de no haber sido por tu mirada. Por esas ganas que me entran de bailar cuando te miro. Es ridículo, lo sé, pero así soy. Y tú eres. Y hoy es viernes, y siempre me han gustado mucho tus zapatos. Claro que esto tú ya lo sabes. Y sabes que el color rojo combina muy bien con el azul. Y que tu carcajada se recuesta en mi transcendencia. Que los campos de golf verdes tienen algo del infinito azul de mar. Y que las tierras de interior sueñan a menudo con océanos interminables. Lo sabes. Y eso, que me gustan mucho, pero que mucho, tus zapatos.
Eres inevitable. Dejas del revés todas mis teorías, mi pensamiento permance colgado de un hilo que no sabe muy bien de dónde le nace, y no quiere descolgarse de tu ironía. Esa también soy yo. A tu lado, me entran ganas de bailar. Apareces y desapareces, y en ese silencio, se van consolidando los lazos de una amistad que tiene el son de la música que jamás me habría llamado la atención de no haber sido por tu mirada. Por esas ganas que me entran de bailar cuando te miro. Es ridículo, lo sé, pero así soy. Y tú eres. Y hoy es viernes, y siempre me han gustado mucho tus zapatos. Claro que esto tú ya lo sabes. Y sabes que el color rojo combina muy bien con el azul. Y que tu carcajada se recuesta en mi transcendencia. Que los campos de golf verdes tienen algo del infinito azul de mar. Y que las tierras de interior sueñan a menudo con océanos interminables. Lo sabes. Y eso, que me gustan mucho, pero que mucho, tus zapatos. 
Qué bonita amistad, que te deja con el alma bailando con zapatos rojos como los de Dorothy por el camino amarillo...
ResponderEliminarBesos
Miro sus zapatos y los envidio... quiero caminar con sus zapatos de tacon, tan altisimos, tan estilizantes. Quiero ese contoneo al andar, quiero ese flotar... Pero mis pies estan frios, y duele caminar de puntillas y me da mal genio.
ResponderEliminarBajo las botas mis pies tienen corazón de Louboutin
Y bailar, bailar... eso se nos da bien... eh? ... eh? ... eh?... Un besote Pesolet.
ResponderEliminarVeronicia, bienvenida a esta ventanta. El corazón de las cosas no es siempre como la carcasa que las guarda ¿verdad?... :))
... me ha encantado tu comentario. Me encantará que regreses por aquí.
Saludos.
Ana, me gusta verte así, con ganas de bailar...
ResponderEliminarLa primavera, te ha llenado de mágia creadora. Ultimamente tus escritos, son especialmente bonitos.
Un beso
Quiero bailar, mucho, hasta el amanecer. Eso sí: con zapatos planitos.
ResponderEliminarMarypaz, un abrazo fuerte. La primavera aquí es como empezar a desperezarse... qué hartura de invierno nos había quedado!!!!
ResponderEliminarZambullida, ya que imaginamos que bailamos, con taconazo... jajajajaja.
Que sea un estupendo sábado para todos.
Hay quien da mucha importancia a los zapatos, y pienso que tienen razón: unos zapatos pueden arreglar o cargarse una indumentaria.
ResponderEliminarY está bien que a uno le guste bailar, aunque tenga poca práctica .... esta noche con una copa de más habrá que tirarse al ruedo;).
Preciosa "oda" a sus zapatos, Ana,
ResponderEliminarPienso que si la cara es el espejo del alama, ¿de que son espejo los zapatos?
Los zapatos pisan fuerte, pisan bajo y pisan todo tipo de superficies; de ese pisar, se desprende un desgaste y un cuidado y según llevas y cuidas tus zapatos, influyes de ti una
imagen...
¿Porqué son tan felices los niños
con zapatos nuevos? ¿realmente lo son? ¿o somos nosotros que queremos ser como ellos?
Puedes matar
ResponderEliminary el asesinar
todo mi dinero
me puedes robar
coches nuevos
puedes chocar
pero por favor
no pises ya nunca mis zapatos.
Zapatos de gamuza azul
y no me pisen jamás
mis zapatos de gamuza azul...
Puedes matar
y el asesinar
todo mi dinero
me puedes robar
coches nuevos
puedes chocar
pero por favor
no pises ya nunca mis zapatos.
Zapatos de gamuza azul
y no me pisen jamás mis
zapatos de gamuza azul...
Zapatos de gamuza azul
Yo quiero unos zapatos como esos... por favor, es urgente ¿Dónde puedo encontrarlos? Besos. :***
ResponderEliminarDonde esté un buen tacón, en el arte del contoneo, que se quite el zapato plano.
ResponderEliminarY ya si hablamos de zapatos de golf...
Tengo unos cubiertos de telarañas, en algún rincón de una taquilla.
Sin duda me quedo con el tacón para bailar ;)
Besos
El propietario de esos zapatos... Ana. ¿No es el propietario el que hace que sean especiales, distintos...?
ResponderEliminarPerdón por no dar señales de vida estos días.
Un beso, leonesa.
Modestino, espero que te hayas tirado al ruedo, y de cabeza. Que lo hayas pasado muyyyyy bien, aunque ahora lo tengas que descansar... jajajaja. ;))
ResponderEliminarTomae... yo creo que los zapatos son el espejo del poderío. La forma de andar dice mucho de las personas, se refleja en sus zapatos, el semblante que se gastan... ;)) Ay, si supiéramos interpretar a los zapatos!!!! Saludos.
Driver... eran sólo unos zapatos de gamuza azul... y mira. Mira lo que consiguieron... palabras volandera. ;))
Lisset... iré a una buena fuente documental y me encargaré de saber dónde puedes encontrar unos zapatos como esos. ;))
Amig@mí@... los de taconazo!!! OK
Sunsi... desaparecida... un beso enorme. Y por supuesto, por supuesto que detrás de un estupendo zapato... siempre hay un propietario/a... jajaja. Un abrazo muyyyyy fuerte.