EN MIS OJOS

Me quedo suspendida en un rato de silencio, me dejo balancear por esta canción y pasan delante de mí imágenes de otro tiempo. Fotogramas de una vida que se quedan ahí, en la memoria, sin saber muy bien por qué fueron seleccionados, a sabiendas de que hubo otros que fueron más profundos en la risa y en el llanto. Imágenes sencillas grabadas para siempre en la retina de mi memoria, recuerdos livianos, concisos; impresos en la memoria con la luminosidad del blanco.

Recuerdo un vestido verde y unos zapatos de charol negros. Una bicicleta granate y una calleja que acababa en una plazoleta. Me veo agarrada con las dos manos a un tronco del río, tengo puesto un bañador a rayas rojo. Buceo debajo de un azul inmenso. La mano fuerte y grande de mi padre. La sonoridad de mi madre. Recuerdo una finca con árboles frutales y unas cestas muy altas llenas de ciruelas; a lo lejos, un burro que estaba cada vez más cerca. A mi lado, mi hermana; me da la mano. Una vespa que nos llevaba lejos. Una fanta de naranja y unas aceitunas. Veo una niña muy pequeña, recién nacida, en un canastillo. Recuerdo unos ojos que me miran con avidez desde el otro lado del espejo; mis ojos.

La presencia del primer amor, así, a distancia, inmenso, y hecho del ruido de unas bicicletas y una sonrisa. Simple y eterno. Un bocadillo de chorizo. Callejas mágicas. Mandarinas y castañas. Los primeros secretos escondidos entre los arbustos de una carretera. Un club indisoluble que quería recorrer el mundo. Una casa misteriosa. El sonido de la libertad en los peldaños de la escalera de mi casa cuando los bajaba de dos en dos. Las primeras salidas, las primeras noches de libertad. La complicidad de mi mejor amiga. Contar y volver a contar aquella primera intuición, las miradas, el primer beso. Inocencia. Verdad. Alegría. El primer suspenso en matemáticas. La primera excursión. Partidas de futbolín. Parejas de a dos, campeones. Timidez. Valentía. Desilusión. Pinchazos de bicicletas y bocadillos en una cuneta. Campos de trigo recién cosechados. Verano. Carreteras que eran todas una posibilidad. El futuro en aquel horizonte de cielo tan azul. Mi pueblo, siempre mi pueblo.

No, nunca podré regresar, y sin embargo, cuando paseo con mi hija por ese pueblo, regreso todos los días. A cada paso. Sé que aquel escenario de calles, olores, ruidos y miradas ha quedado para siempre en el recuerdo; que no es posible volver a pisar de nuevo aquellas huellas. Las calles ni siquiera son ya las mismas. Y sin embargo todo está ahí, en el silencio de las calles.

Pienso en los que fuimos, en quiénes fueron los primeros en olvidar. Sé que volvería a pasar por allí, que me dejaría atrapar de nuevo por aquel tiempo. Que volvería a querer a las mismas personas. Que pisaría de nuevo cada una de aquellas huellas, íntegramente; con todas sus risas, con todo su llanto. Pero la vida late arrebatada, y nos arrastra su sonido poderosamente.

Vence el horizonte de este de hoy sobre el ayer. Esa línea en el infinito que sigue siendo igual de azul, serena e innegable. Ese futuro en el que está la presencia de mi hija; y a ella me siento atada irremediablemente. Sé que aquello que fue ayer está hoy, pero que tan sólo puede ser regresado así, en un trocito de tarde, en estas palabras, en este silencio. En cada una de esas historias que cuando paseo por mi pueblo, me cuento mientras se las regalo a mi peque. Infancia y juventud. Y sobre ellas, poderoso, el ruido del mundo, que lo atrapa todo. Inmenso el sonido de lo que aún está por ser tocado, sentido, amado y llorado. Necesariamente.

14 comentarios:

  1. Ana, que preciosidad!! me has transportado a mi infancia y adolescencia por las calles de un pueblo parecido al tuyo. He podido volver a mis recuerdos, y sentir emociones que guardo dentro del álma.

    Por ello, te doy las gracias!!

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  2. Que hermoso volver a leerte.. después de mi ausencia.. me quedo como siempre por tu espacio..

    Un gusto disfrutar de tus letras.

    Un abrazo
    Saludos fraternos..

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    Ana del guisante dijo...
    Supongo que esa línea azul que se ve al final del camino fue la misma que vieron nuestros padres, que también la vieron de otra forma, aún con menos asfalto, aún con los juegos más sencillos, aún con otros valores. Y nos ata a todos, a todas las generaciones que convivimos en un mismo tiempo. Qué recuerdos, Anuska...
    Besos

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  4. Magnífico relato con la música de The boss .... todo un trabajo brillante.

    Y me quedo con la frase final que, o mucho me equivoco pero tiene que ver con lo que me decías ayer a propósito de las nostalgias: "Inmenso el sonido de lo que aún está por ser tocado, sentido, amado y llorado".

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  5. Maripaz, sí, creo que nuestros pueblos son parecidos, también el sonido de nuestra infancia. Un abrazo enorme.

    Adolfo, deseo que todo en tu tiempo esté bien. Me alegra volverte a leer por aquí. Un abrazo.

    Pesolet, esa línea azul nos une alos que nos precedieron, y nos unirá a los que nos continúan. Ese afecto es una cadena infinita. Un beso.

    Modestino, así es... esta entrada viene al hilo de lo que ayer tu comentario me dejó colgado en el pensamiento. Como ves las palabras nos unen... las ideas vienen de la mano de la palabra de otro, al hilo de otros pensamientos. Esta entrada es lo que la tuya le dejó a mi pensamiento. Un abrazo.

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  6. Maravillosa entrada! nada que añadir, has dicho todo... besos

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  7. Marta... supongo que sigues saboreando el azul. Un beso.

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  8. Me ha recordado al post de Modestino, Ana... No podemos regresar, pero lo revivimos como si sólo se hubiera filtrado lo bueno. Y muchas veces a través de lo ojos de nuestros hijos. M ha encantado esta entrada, Anita. Me gustaría que algún rato me prestaras esta mirada.

    Un beso fuerte, fuerte...

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  9. Ana, que bónito, es la eterna lucha, la de los recuerdos del ayer,enfrentados a la realidad del hoy...
    A veces me pasa, sobre todo cuando vuelvo a mi casa, a mi ciudad, y entonces sin pretenderlo el pasado aparece y pugna con el presente...
    Casi siempre gana el pasado. FUE MÁS VIVIDO.
    ;)
    Me encantó
    Besos

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  10. Sunsi... Modestino fue el que hizo que tirara del hilo así. Esto salió después de estar un ratillo por su casa, así que le hacemos responsable... jjajajaja. Un abrazo.

    Amig@mí@, somos ese presente que a veces recala en lo que le sustenta, y ahí, en ese pasado, nos gusta balancearnos un ratito... qué mágica y arrebatadora es la memoria!!!

    Desde luego que es un lujo teneros a todos detrás de estas palabras... porque las hacéis más bonitas de lo que realmente son. Gracias.

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  11. Ana, me ha encantado este post...

    Me hace pensar lo siguiente:
    Vivimos el pasado con una prespectiva diferente, especial, con la añoranza del querer regresar; pero sólo el pasado se puede echar de menos...

    Vive el presente con intensidad, me dicen...es cierto cuanto mas intenso sea el presente, cuando haya pasado, (sea pasado),más intensos serán nuestos recuerdos, ¿más disfrutaremos de ellos?, pienso yo.

    Ahora bien, como dices " en tus ojos"...la perspectiva del pasado, es única, intransferible...por ello
    el camino de recordarlo también es único, maravilloso, entrañable...pero intransferible,¿¡imposible de compartir!?, tal como "tus ojos lo vieron", ¡qué tragedia!, aunque nos consuela pensar que nuestros hijos aprenderán a vivirlo "con sus ojos". Y cuando disfruten de esos momentos, de sus recueros, verán a sus padres, tirando del hilo, aguantando la bicicleta o agarrando su mano.

    Tira del hilo Ana, la vida es una como una telaraña...liante pero preciosa.

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  12. "... verán a sus padres, tirando del hilo, aguantando la bicicleta o agarrando su mano".

    Tomae, ahí estaremos. Se me ha puesto el alma en un hilo y los ojos brillantes. Es un privilegio enorme poder estar en un hilo así, colgadito e inquebrantable en el recuerdo de nuestros hijos. Un hilo detrás de otro.

    Un abrazo y gracias por tus palabras.
    :))

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  13. ¡Ay los ruidos del mundo! Nos aturden, nos descentran. Déjame que te escriba unas líneas de María Zambrano que he leído acerca del tiempo:"La dimensión esencial del tiempo es la profundidad, no la duración. Dura en superficie. Dura en tanto que sostiene, que no devora. El devorar del tiempo, tiempo no es devorar... Tiempo es dar tiempo."

    Sin lugar a dudas, éste es uno de tus textos más hermosos ¡Enhorabuena!

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  14. Toda palabra de María Zambrano aquí tiene hueco. Y en mi alma, estancia. Dar tiempo... y no dejarse devorar por él. Profundidad.

    Gracias Zambullida, nunca dejas a mis palabras solas.

    :))

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