Primer agradecimiento y una matrícula de honor, para Isabel. Mil gracias. Por abrirnos la puerta de tu casa y también la de tu olla a quienes no se sabía muy bien de dónde habíamos salido... Mi casa es tu casa. Os espera. Siempre.
Driver; prestidigitador, ilusionista, mago... estratega insuperable. Gracias por el espacio, por la posibilidad de conocer a Sunsi. Por todos tus desvelos para que las cosas salieran tan sorpresivamente. Me encantó ser la indigente que te encontraste de camino a casa...
Luis; mi absoluto reconocimiento, si me lo permites. No te diré un igual, porque no tuvimos mucho tiempo... pero algo intuyo. Tan pronto como nos pusimos a hablar del camino, vamos, de toda la vida nos conocíamos ya... Sé que nos diferencian unos añitos de nada, pero te diré que ví ese "igual" que a la vez es muy diferente, y que sí, hemos visto lo mismo (esto que te lo explique Sunsi). Así que fuera preocupación. Y por cierto... nos encontramos en el camino, en ese, en el de Santiago... o quién sabe, quizá mucho antes... ojalá... dándole el gusto a la Sarracena con las morcillas de Matachana.
Sarracena, sin algodones, alto y claro: no tienes nada de sarracena. Se te nota la geografía, hija mía. Sólo el palabrerío que te sale por aquí es sarraceno, porque tu mirada y tu presencia no lo son. Lo siento. Y eso... te digo lo ya dicho... que nos encontraremos algún día en ese camino. Sarracenamente (las dos). O comiendo morcillas... tan ricamente.
Sunsi... ¿y qué te digo yo que ya no sepas?... ¿eh?... ¿eh?... ¿eh?... Dejémosle al silencio, por lo menos aquí, que si no las almas sarracenas se nos alteran, y cabe la posibilidad de colapso cerebral...
Y por último, gracias a Miguel, taxista insuperable... sarraceno incomprendido... gracias, hasta más allá del infinito... pero que mucho más allá (mira que le sale la bordería... ainssss... es el norte, que lo tiene metido en la sangre).
Y también mil gracias a Juan, que aunque no sale en esta historia, porque su historia es otra, hizo de estupendo guía buena parte de la tarde del domingo, hasta dejarnos colocaditas en el bus... a las dos.
La verdad es que regresa uno ligeramente agotado... pero inmensamente feliz. Así, tan contenta, como con zapatos nuevos. Ha sido un estupendo fin de semana. Sí. De Madrid, además del cielo, vosotros. Y mi tierra, que os espera ya, os busca.
Duermo con duendes y princesas...
ResponderEliminarBuenas noches.
Ginesillo, ¿fuiste tú quien dejó esa canción tan bonita?...
ResponderEliminarQue descanses al lado de esos duendes y princesas.
Ana, me alégro por tu maravilloso fin de semana.
ResponderEliminarBesos
Maripaz... pero qué guapa estás en la foto... ;))
ResponderEliminarAhora ya quedas tú pendiente... jajajajaja. Así que a ver si nos animamos. Un abrazo.
Ana, hija, qué capacidad para captar hasta lo más sutil. Tienes ojos incluso en el cogote. Alma grande... mirada grande...
ResponderEliminarNo creo en la casualidad. Hay cosas que alimentan la memoria, la nutren. Y son como los anticuerpos del alma. ¿Para qué vacunarse? Basta con cerrar los ojos y recordar.
Una abrazo. ¡Ojo! Vas a tener que ir al trumatólogo.
Un beso... Y ahora al otorrino...
Sunsi, rotunda... y no te preocupes, me encanta estropearme así... a base de achuchones. Vamos, que lejos de importarme, hasta me gusta, eso de que le rompan a una a base de abrazos y besos... ajajajajaja.
ResponderEliminarFue un placer teneros en casa.
ResponderEliminarYa sabes..., si es muy difícil, no me lo pidas.
Si es imposible..., en Madrid te lo conseguimos.
Nos vemos, socias.
Eso digo yo... socio. Nos vemos. Pronto. Un abrazo.
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