... eso quisiera. Llegar a la rosa de los vientos, buscar entre cielo y mar ese rostro que habite la paz. Irme a los montes, los ríos, y el mar. Llegar a quienes me enseñaron a amar. No ser extranjero, y no olvidar. Irme sin despedirme, sabiendo que siempre se va a estar. Eso son los amigos. Y no lloro porque no te quedes más, sonrío simplemente porque estás. Es hermoso partir así, sin decir adiós. Firme la mirada, serena la voz. Dando siempre la vuelta a las palabras, aquí y allá. Y da igual. Estamos. Estás. Y el mundo sigue girando, y a mí, también me gustaría vagabundear.
Harto ya de estar harto... ya me cansé,
de preguntarle al mundo por qué y por qué...
** gracias mqm
Tengo ahora mismo a Orión frente a la ventana de la terraza, que mira al Sur. Júpiter anduvo por esos vanos hace unas horas, si no confundo el cálculo. Dentro de un año, Orión volverá a estar ahí. Dentro de dos, igual… Y así sucesivamente. Júpiter, no; Júpiter estará sabe Dios dónde. Tendría que consultar cartas de navegación astrales para decir dónde demonios estará entonces. Porque Júpiter es un planeta, y “planeta” viene, lejanamente, del griego y significa “errante”, “vagabundo”.
ResponderEliminarSobre otro “trotacielos” semejante vagabundeamos nosotros noche tras noche entre oscuridades. No es de extrañar que quieras eso: “vagabundear”. ¡Es tan humanamente inevitable hacerlo…!
Ana, que bonita canción y como me ha gustado lo que has escrito...
ResponderEliminarBagabundear...y en ese ír y venír, los amigos que siempre están ahí, esperando...
¡¡Precióso!!
Besos para la péque y para tí
En las playas de la costa ondean.
ResponderEliminarColor rojo, verde o amarillo.
Señalan el estado de la mar.
Banderas al viento.
El servicio de socorristas de la Cruz Roja es el encargado de su cambio, custodia y reposición.
Las cambian, pues el viento las azota sin piedad.
Las custodian, para usarlas otro día.
Las reponen cuando son ancianas, y las heridas de sus guerras con el viento abren desgarros en sus almas.
Los niños siempre se fijan en ellas.
Cuando despiertan preguntan por las abuelas, saben de su importancia geoestratégica.
Si la bandera es verde, te arrimas a la costa y puedes bailar con las olas.
Si amarilla, mejor pasear con prudencia por la playa, cogiendo de la mano a la madre de tu madre.
Si roja,mejor dejarla un rato tranquila, hasta que se calme el viento. Van a por un libro de cuentos y se sientan junto a la vieja mecedora.Junto al trono de la Reina de Saba. Aquella que sabe más por anciana que por reina.
Los niños son tipos listos. Aprenden pronto el código de colores de la vida.
Los mayores seguimos jugando con el espectómetro, valorando los colores del arco iris, investigando en laboratorios oscuros el comportamiento del espectro visible.
Los niños no.
Simplifican la ecuación de la vida.
Agarran el teléfono.
Marcan su número favorito.
Y dicen justo la frase esperada desde el otro lado del prisma.
"¿Hola abuela cómo estás?"
...
En las playas de la costa ondean.
Color rojo, verde o amarillo.
Señalan el estado de la mar.
Banderas al viento.
Vagabundas y orgullosas.
¡Bien, Anita...! Gracias por Serrat. Qué cosa...O lo amas o lo odias. No hay término medio. Vagabundear. Se pude sin moverte de casa... de tu León y de mi Tarraco.
ResponderEliminarBsssss
Serrat siempre me ha sentado bien al espíritu. Es como un soplo de cordura y emoción. Gracias por la canción!
ResponderEliminarPero nunca olvidar el camino del sur..........
ResponderEliminarUn abrazo
Es cierto Antonio, tan inevitable, tan imposible no vagabundear...
ResponderEliminarMarypaz, un abrazo fuerte. Estoy segura de que tú eres una estupenda vagabunda.
Y mira, una certeza más esa que apuntas Sunsi... ese "no hace falta ser un trotamundos para ser vagabundo y caminante"... lo sabemos bien... ¿verdad?
NoSurrender... yo también te agradezco muchísimas canciones, libros... y el laberinto, sobretodo el labertinto. Gracias.
Recordaremos ese camino, Tony, hacia el sur...