VALENTÍA


Qué necesario es parar. Congelar por unos días aquello que aunque importante, no es necesario. Parar en seco. Ensimismarse. Adentrarse en los desencuentros del alma. Intentar ver sus números, los del ser. No sin dolor. Se me han quedado bailando en el pensamiento dos entradas: una de Modestino, y otra de Sunsi. Ellos seguro que no pensarían jamás que sus palabras pudieran quedarse así, tan colgadas de mi pensamiento, bailando en lo más hondo de mi persona. Y ahí están. Acunándome en cierto sentido. Son como una pequeña candela que en momentos de desencuentro dejan un reposo de luz, de emoción contenida que necesita tener sus propias riendas, una salida; poder soltarse al viento, ser por fin tacto. Estos días son así; como de silencio, sin palabras, con sentimientos que han de ser desenmascarados, perfilados, tocados. Saber qué se siente y por qué se siente así. Nos sucede a menudo. Es necesario parar. Quedarse en la remembranza de unos ojos, de unas manos, de una mirada. En lo que eres y en lo que no fuiste capaz de ser. Echar de menos aquello que tu presencia no supo dar, y echarlo de menos dolorosamente.

Y te quedas en esos ojos que te devuelve el espejo y desde el silencio, los acunas; sin juicios, sin retahilas quisquillosas. Los adivinas tal cual son. Y quieres pode dejar el lastre de lo que un día nos inventaron, de lo que un día esperábamos, de lo que no supimos dar y necesitas sentirlos en su realidad; que son ojos humanos. En este presente tan hermoso y cotidiano, doloroso y sublime, son mis ojos los que me miran. Esa mirada que te habla de los números de tu alma, de la medida de tu dolor. De cuánto estás queriendo y cuánto te están queriendo. Posiblemente, nada sea más necesario. Nada. Aunque estemos rodeados de cosas importantes, el Todo es siemprees así, de silencio. Insustituíble. Y nos está esperando; a cada uno de nosotros, en las esquinas más inesperadas de cada día.



**Gracias Sunsi, Modestino... por las palabras.

6 comentarios:

  1. Hace nada publicaba yo lo mismo.
    Todos necesitamos algún "stop" en nuestra vida.
    Un abrazo

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  2. Es muy bonito y muy real lo que dices. Mis padres fallecieron hace muchos años ... demasiado pronto, y con frecuencia me paro a pensar en las pequeñas decpeciones que les causé, esas veces en que no estuve a la altura, y querría recuperar la ocasión, regresar al pasado y hacerlo bien ... pero no es posible. Imagino que ahora a ellos les hará gracia mi frustración postrera ... pero yo en su día perdí la oportunidad de ser agradecido.

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  3. Me ha recordado a una de esas historias que te mandan al correo electrónico, que hablaba de un leñador a quien Dios le dio un hacha prodigiosa, que le permitía talar medio bosque en un día. Al día siguiente, haciendo lo mismo, taló sólo 100 árboles, y cada día muchos menos. Le pedía cuentas a Dios y éste le respondía que claro, que no había tomado su tiempo para afilar el hacha. Y eso es lo que hay que hacer para que nuestra cabeza funcione plenamente: parar, afilar la mente, y continuar. Tomo nota. Hola, pretty. Hoy firma la princesa, Ana del guisante se va a Pilates en 12 minutos. oño... llego tarde

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  4. Me quedo y me quedo con tus letras.

    Un gusto leerte.

    Un abrazo
    Saludos fraternos..

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  5. Algunos no creen nunca necesario detenerse y reflexionar... Otros, sí. Yo me vi y me veo casi a diario a detenerme y pensar en lo que el destino ha puesto en mi camino, eso que me impide hacer planes porque en un soplo se derrumban sin dejar rastro... Muchos no llegan a entender jamás lo que la vida supone cada día. Van demasiado deprisa.
    Gracias por tus bellas palabras.
    Un beso.

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  6. Amig@mi@... nos ocurre a veces ¿verdad? Ese parón que damos en seco, al que ya se le veía venir días atrás... Te quedas sin palabras. Un beso.

    Modestino... tienes una enorme capacidad para intuir los sentimientos de los demás. Y... te diría que nunca es tarde para ser agradecido. No es tarde nunca.

    Y algo más... los padres nunca esperamos el agradecimiento de nuestros hijos. Nos sentimos plenos cuando ellos viven su vida, sin mirar atrás, sin volverse hacia nosotros, cuando vemos que encuentran su camino. Poder tener esa perspectiva de nuestros hijos en su vida ya es en sí misma un triunfo. Todos los padres esperamos eso; su libertad.

    Así que no lo dudes; tu vida de adulto fue para ellos una gran satisfacción. Y lo sigue siendo ahora.

    Los padres no necesitamos las palabras. Lo he visto en mí misma como madre, y me lo han enseñado mis padres. Ellos, incluso después de un patinazo (cómo nos columpiamos los hijos a veces... ufff) siempre sonríen, y piensan que qué bien... que vamos viviendo nuestra vida... aunque en nuestro tiempo ellos se queden un poco ahí, al ladito... callados. A los hijos eso nos duele mucho, dejarles un poco así, como de lado; pero como madre te aseguro que no; no duele en absoluto. Es más, es lo que quieres... estar sólo de refilón... por si pudieran necesitarnos de nuevo. Sólo por eso. Así es la vida de inteligente. Un abrazo enorme Modesitno.

    Ahí estamos Princesa... afilando el hacha. Uff... suena duro, pero me da que la vida hay que encararla así; con el hacha bien afilada... jajajaja. Y en ello estoy, afilando, afilando... y afinando. Un besote.

    Lola... quizá a nosotros, en este arte de cuidar que nuestras manos intentan sostener día a día... lo veamos más necesario. No lo sé, pero es así... necesitamos parar. Yo es que no sólo necesito llorar, afilar y afinar mi historia, también la de las personas que la Vida me ha ido colocando ahí, justo al ladito, en esas horas laborales que me toca respirar. Y por tus palabras sé que no eres diferente. Un abrazo enorme, me encanta que una enfermera como tú esté por aquí. No dejes de entrar... un abrazo.

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