EL EXACTO LUGAR

Regreso. Siempre hay un lugar al que vuelves. Apego. Vocación. Significado. Sentimiento. Y siempre regresas a ese exacto lugar; al espacio que deja que la vida continúe sin perspectiva, el lugar donde el blanco es un color. Nunca sabes bien cómo sucede, pero cuando llegas a la exactitud de ese escenario, la vida ya no es lo que era, los sentimientos son otros, y ni tan siquiera tú te mantienes ya de la misma forma. Al llegar, lo único que sientes es la levedad de lo que hasta hace cinco minutos, pesaba tanto. El vuelo allí es fácil. Tu mente se vuelve lenta, es como una narración de hace siglos que se escucha entre caminos de tierra, de azul y verde.. Allí, regresas sobre tí, sobre el reverso de tu mirada, y simplemente te dejas llevar. Leyendas. Castillos. Miradas que durante siglos habitaron la misma luz. Pasado. Presente. Te elevas sobre la atalaya en que ha ido a convertirse tu mirada en un instante. Allí nunca te podrán alcanzar. Vuelas alto, sobrevuelas el nido de tu alma. Y te dejas llevar. Siempre hay un lugar al que vuelves, y es ese, tu exacto lugar. Es el tiempo del descanso.

Meet me at Mary´s place...

AZULES Y GRISES

... Y allí, al lado del horizonte, se quedó el hueco de tu no presencia. Sin conocerte, te eché de menos. Y me pregunté adónde habrían ido tus emociones a esconderse. Y hubiera querido saber el exacto significado de tus colores, de todo eso que es verdad y se esconde. Hoy el día es azul, y en el alma late el sabor amargo que siempre nos deja la ilusión que se ha roto. Vuelvo a mi regreso, retrocedo, y piso de nuevo las huellas que ya conozco. Observo este día, y me gusta el color de su soledad. Me reconozco en los pasos que no he dado y los guardo con cariño. La posibilidad era un infinito lleno de equilibrio. Ahora que no está, la dejo allí, en el horizonte, donde habita tu no presencia. Y me dejo llevar por esta calma triste. Vuelvo al lugar de mi sueños, al escenario, donde siempre, ocurra lo que ocurra, soy feliz. El azul de este día me reconforta, y me dejo mecer por su presencia. No necesito mucho más. Así es siempre el consuelo; habita en lo pequeño.

... POR FIN.

Diez... nueve... ocho... siete... seis... cinco... cuatro... tres... dos...
... en breve regresa la pequeña Gilmore.
¡REGRESA LA PEQUEÑA GILMORE!
... uno... CERO!!!!!!

Risas, besos, abrazos, libros, más risas, peleas, quejas, cariños, hablar, no callar, escuchar, retahilas, los chicos que le gustan, los que me gustan a mí, viaje, renault21seriegranategilmore, carrretera de los sueños, viaje, música, castillo, hadas y trasgos del norte, abuelos, primos, barullo, yo no como, yo tampoco, hay que comer, pues yo no duermo, todos a dormir, nadie madruga, duendes, silencio, noche, día, sol, calor, carreras, lecturas, siestas, miradas, fotos, sueños.
(...)
VIVIREMOS EN UN CASTILLO ENCANTADO
Y A LA VERA DE UN RÍO, SE PERDERÁ NUESTRO SONIDO.

¡¡ REGRESA LA PEQUEÑA GILMORE!!


PAUSA

"HABÍA ABIERTO UN POCO LA VENTANA DE LA CABINA Y LA FRÍA LLUVIA CAYÓ SOBRE MÍ HASTA QUE QUEDÉ COMPLETAMENTE HELADA. PENSÉ QUE SERÍA MUY AGRADABLE TOMAR UNA TAZA DE CHOCOLATE CALIENTE. LO HICE Y FUE ESTUPENDO. RESULTÓ SER LA MEJOR TAZA DE CHOCOLOTATE QUE HE TOMADO NUNCA, A 2.500 m. DE ALTITUD, EN MEDIO DEL OCÉANO PACÍFICO. COMPLETAMENTE SOLA."
Amelia Earhart (1897-1937)


Harbour Grace, Terranova. Amelia oyó el último mensaje que le enviaba su marido, estrechó la mano de Balchen, su mecánico, y subió a la cabina de su Vega monoplano. Aceleró el motor a fondo. Era el 21 de abril de 1932, pasados unos minutos de las siete de la tarde.

A partir de aquel momento, estuvo complentamente sola.


28 de JULIO

Come on! I'm working on a dream. Though sometimes it feels so far away. I'm working on a dream. And I know it will be mine someday. Rain pourin' down, I swing my hammer. My hands are rough from working on a dream. I'm working on a dream 
 Let's go!


Siempre hay un día en que debemos mirarnos, y sonreír ampliamente a ese yo que somos. La vida es un sueño, ese en que todos los días trabajo... ese que me despierta cada día y me hace sonreír. Entonar un grito alegre por todas esas cosas, las grandes y las pequeñas, todo ese escenario que he conquistado, e incluso, brindar emocionada por cada una de las llantinas que he vivido; gracias a esos fracasos estoy donde estoy de este modo; intensa y valiente. Hoy, en que me levanto a horas tardías, cuando la mañana ya está bien metida en el día, celebro la inmensidad de un regalo: mi vida. Con cada uno de sus más y sus menos. Y quiero hacerlo a vuestro lado, quiero saltar también a vuestro lado, bailar, cantar y correr... correr hasta que se me agoten los pies.

Brindo por todas las caras que me ha ido regalando la vida, por cada uno de sus escenarios, y aquí, lo hago especialmente, por ese otro lado que es esta pantalla; donde unos ojos que leen, sonríen con lo que yo sonrío, lloran mi mismo llanto y algunos, algunos, al igual que yo, han nacido para correr. Celebremos este día. Vamos a celebrarlo por todo lo alto. Hasta el amanecer... luego, luego volveremos a la rutina de nuestros días, volveremos entonces para seguir TRABAJANDO NUESTRO SUEÑO mientras nuestros pies permanecen inquietos, intranquilos, con esa sed de echar a correr largo, muy largo, en esta carrera sin fondo. HAN NACIDO PARA CORRER..

...cause tramps like us, baby, we were born to run.




* The Boss... tantas horas intensas en tus acordes.

26 DE JULIO

QUIERO DEJAR UNA MAÑANITA MUSICAL A TODAS LAS ANAS DE MI VIDA; A MI ABUELA, A MI MADRE, A MI HIJA Y A MI SOBRINA. SIN ELLAS ESTOY SEGURA DE QUE EL SONIDO DEL MUNDO HUBIERA SIDO MUY DISTINTO. Y ME UNO TAMBIÉN A TODAS ESAS ANAS QUE A LO LARGO DE MI CAMINO ME HICIERON SEGUIR SONRIENDO, BRINDO POR HABERLAS ENCONTRADO.


FELICIDADES ANAS!!!!!

... CUENTO LOS DÍAS QUE ME SEPARAN DE TU REGRESO, PEQUEÑA GILMORE.

SIGUE SIENDO VERANO...

No tengo un plan trazado, ni he imaginado nunca una trayectoria con una meta. A veces creo que necesito la inseguridad y la indecisión, como otros precisan de seguridad y certidumbres. Y por eso espero. Espero.
Javier Marías.

(...)

Nada tenqo que contar, aunque sé que me queda todo por decir. Ha sido un año de blog, ha sido estupendo. Hoy, mi mente está en blanco. Mi mirada perdida, aún está por ser encontrada. Ya se verá. A la vuelta, ya se verá, en qué ha ido a posarse este tiempo de verano. De momento, me recojo en mi tiempo, descanso en el olvido, y también, en todos los sonidos que sostienen mis recuerdos. A la vera de un río, sin destino, me he ido a quedar. Y espero... mientras me pierdo en el sonido del agua y me dejo arrastrar por la infinitud de su cauce.

Os dejo una sonrisa.





** Gracias NoSurrender.

ES TIEMPO DE VERANO...

... y la vida tiene otro ritmo.
Prometo despertar.

COSAS QUE NO SE PUEDEN COMPRAR.



_ ... ¿Cómo te has guardado esto tanto tiempo, tú sola...?
_ No... no quería hacerte sufrir.
_ Pero hija... ¿aún no sabes que los cinco dedos de la mano, unidos, reman mejor? ... no te vuelvas a callar nada. Estamos todos, y estoy. No lo olvides nunca.

(Hablando con mi padre.)


¿LAS PERSONAS MÁS NECESARIAS? LOS PADRES.
MADRE TERESA DE CALCUTA.

Agradezco infinitamente la humildad que me han sabido enseñar mis padres ante la adversidad de la vida. Soy consciente de que recibí un regalo inmenso cuando nací; esa exacta mirada que tienen ellos ante los reveses del camino.

Estoy orgullosa de esa mirada. Ese saberse una persona más en el camino, una más de tantas que sufren y ríen. Esto no es algo que se tenga porque sí. Tiene una enseñanza especial, un paso a paso, y a saber dónde estará el origen. No es fácil aceptar la humildad ante la enfermedad. El instinto te lleva a luchar, a buscar salida, a comprar cualquier cosa que te vendan como solución. Es lo natural. No hablo de cualquier bache de salud, sino de la enfermedad con mayúscula; esa parte de la vida (porque es parte de la vida, ineludiblemente) que pone tu mirada al borde del abismo.

Mis padres tienen un semblante humilde, y por humilde, engrandecido por la serenidad, por la confianza, por la firmeza de sus convicciones. No hay nada más amable que la mirada que acepta la vida tal cual es, sin más adornos, sin sentirse diferente, ni mejor ni peor; saber que uno es una persona más ante una circunstancia vital. Aceptar sencillamente que la vida tiene altos y bajos no es algo que se aprenda en un día. Saber y aceptar que uno un día cae, y que lo puede hacer muy profundamente, es de sabios. Reconocer las circunstancias cuando ocurre, saber estar en ese escenario concreto que es el tuyo, es de almas grandes. Saber que la vida es así, que es un ser y un estar, supongo que lleva unos pasos de aprendizaje, y bien es cierto, que no le es dado a todo el mundo. Lamentablemente.

Por mi profesión, he visto vagar a las personas con problemas de salud serios buscando la solución en alguna parte. Ese peregrinaje me parece algo demoledor, y supongo que de un dolor inconsolable. Uno quisiera poder comprar la salud de un padre, el futuro de un hijo, la sonrisa de un hermano; pero la vida nunca es así, un objeto de transacción. La vida es un misterio. Y quizá, la manera fundamental de vivirla sea esa; la humildad, saber aceptar el aquí y ahora de nuestra circunstancia vital, y confiar en la vida. En las personas que ella ha puesto para que te puedas encontrar bien. Pienso que es la mejor medicina. El resto sólo son ayudas. Lo principal está en uno mismo. Y en Dios.

Me gusta la mirada de mis padres; ese soy aquí y ahora. Quiero heredarla profundamente. Desearía poder vivir así, como ellos han vivido. Con valentía. Sabiéndose un yo ante unas circunstancias, ante unos hechos con los que se pelea, que se analizan, que se intentan solucionar, pero desde la humildad, siempre desde la humildad, sin saberse mejores o con más privilegios que el vecino. Y agradecidos, a pesar de que no todo, desgraciadamente, es posible, y sin perder la capacidad de dar las gracias por lo recibido, por lo que se ha tenido ya.

La vida no se puede comprar, eso lo he visto en mi labor como enfermera. La vida es un reto insondable. Aún así, me sé afortunada, vivimos en una parte del mundo en la que ante una enfermedad seria, tendremos ayuda. Aquí se puede sondear la enfermedad, se la puede torear un poco. Doy gracias a Dios por el trozo de escenario que me ha tocado vivir, infinitas. Porque aquí no moriremos de tétanos (aún hoy hay millones de niños que mueren de tétanos en el mundo), lo nuestro será diferente, y además, tenemos un sistema nacional de salud impecable (aún), que nos proporciona medios y terapias que no cualquier bolsillo podría adquirir. Estoy orgullosa y agradecida por este aquí y ahora, por ese SNS. Lo conozco de cerca, y a pesar de sus numerosos fallos, somos afortunados, muy afortunados.


Vivir es eso; el yo más sus circunstancias. Y quisiera tener la suficiente serenidad para que el día que me toque mirar al abismo, lo haga aceptando lo vivido, ese aquí y el ahora con sus dos caras; la buena y la mala. He tenido el privilegio de acompañar a mis padres cuando han estado enfermos, cuando se han enfrentado a ese abismo que es estar ante el posible fin de su camino. En mi recuerdo estará siempre su mirada; ese saber sufrir como uno más, sin más privilegio que el que le viene dado por su aquí y su ahora. Ese saberse enfermo y descansar en la paz del trabajo bien hecho y en la confianza en Dios, y siempre dando gracias por el camino que hasta aquí recorrieron, y porque sus hijas, sus hijas están bien. Me emociono especialmente ante el recuerdo de más de una conversación al lado de mi padre.

Tengo la suerte de haber nacido en una familia donde la muerte y la enfermedad no son tabú. Donde se habla de lo hecho y de lo que quedaría pendiente por hacer si uno deja de estar. No es algo sencillo, hoy vivimos en la prepotencia de que todo, absolutamente todo, se puede comprar. Ilusoriamente pensamos que tocando el cable adecuado, nos será dado. Y mira que sabemos que no es cierto, pero ahí estamos, buscando el cable. Debe de ser un sufrimiento infinito la enfermedad en las almas soberbias, porque la vida es así, traicionera. Y no se la puede comprar.

La vida me ha enseñado que una mirada como la de mis padres no la podrías comprar jamás. No está en ningún escaparate. Y les estoy profundamente agradecida. Nos han enseñado a confiar en nosotros, en los otros, y fundamentalmente en Dios. Gracias infinitas a los dos. No os hacéis idea de todo lo que nos habéis dejado desde vuestro sencillo y silencioso saber ser, saber estar y saber mirar. Os quiero.

(...)

Primero pusisteis los hombros, para que llegásemos al columpio. Luego pusisteis el manillar de vuestra bici, para que pudiéramos seguir en el columpio. Y después, siempre habéis permanecido cerca del columpio, por si se pudiera romper.

Y cuando hemos caído, vuestros brazos estaban ahí.

EN MORADO.

Espero que no se te haya olvidado que... TE QUIERO!!!

XAO ANNIE.






No diminuta, ese es el tipo de cosas que nunca, nunca, nunca, tienen olvido. Pero porsiemprejamásaménjesús... no tienen olvido. Y menos si están escritas como tú las escribes, en morado, y con la mirada profunda de tus ojos.

Te echo de menos, un poco... jajajaja... que noooo ... que es un poquito más que un poco... es muuuuuuucho...

... y mañana... ¡¡¡¡ya vuelves!!!!

Regresa diminuta!!!!

Volveremos a las peleas que son el pan nuestro de cada día. Sí, sí, a esas que tanto nos unen.