SALTANDO AL VACÍO...
INJUSTICIAS.
Sus pequeños ojos sostuvieron el mundo. Irena Sendler arriesgó su tiempo y decidió entregárselo a los más débiles, a los anulados, a los olvidados, a los desterrados. A todas esas personas que se vieron espoliadas, a las que se les arrebató incluso la dignidad. Su labor es una muestra más de que un grano de arena, puede construir el mundo. Su vida valiente no ha tenido el reconocimiento merecido, por eso quiero que mi ventana, en un pequeño gesto, se lo conceda.
¿Y YO, QUIÉN SOY?
Pocas voces dudan ya de que la actual crisis económica tiene su origen en la naturaleza especulativa del sistema financiero internacional. La circulación de capitales, en lugar de servir de apoyo a la economía real, ha creado durante los últimos años peligrosas burbujas financieras que han terminado por explotar. En este contexto, es necesario preguntarse si el dinero puede volver a desempeñar un papel beneficioso para la sociedad. Para Joan Antoni Melé, la respuesta es muy clara: el dinero puede hacer mucho por el bien de las personas.
En esta entrevista nos da las claves para lograrlo, te animo a leerla. También, a escucharlo.
Buscar un rato para escuchar esta conferencia... es larga, sí, lo sé. Pero ya lo creo que merece la pena. Lo he encontrado en la ventana de Colombine, y con su permiso, la cuelgo en mi ventana. No puedo por menos, me ha gustado y me parece muy certera. Ha conseguido explicar con las exactas palabras, ese entendimiento que tengo de la persona al lado de un otro. Somos al lado de los otros, siempre. He sido muy pesadita con esto a menudo, ya lo sabéis, así que entenderéis por qué me ha gustado tanto. La responsabilidad personal es esa que nos dice que sin los otros, no somos nada. Absolutamente nada.
LA VIDA POR DESCUBRIR.
La esperanza que mi hija es, habita en su imaginación.
Os dejo colgada esta pequeña charla. Pienso que JUNIO es el mes ideal para saborearla. Para que nos podamos sentar DURANTE TODO EL MES al lado de la esperanza que en cada uno de nuestros hijos habita. Para que podamos entender que esa incertidumbre, tantas veces incomprendida, de lo único de lo que nos está hablando, es de la originalidad de esa personita, del ser irrepetible que nuestro hijo es. Seres insuperables.
Se la dedico especialmente a Sunsi, que me ha ayudado a ver el otro lado de la realidad, y porque con sus palabras, me ha colocado del lado de la esperanza, esa que mi hija desde sus ojos luneros y su cuerpo inquieto ya es, aunque yo algunas veces aún no lo sepa.
** gracias a mi hermana diminuta, que es quien me lo regaló... que lloro ¿eh?...
OTRAS MIRADAS

En esta entrevista encuentras frases impresionantes dichas con una sencillez absoluta. Me resulta difícil comprender el mundo de Ouka Leele, y sin embargo hay algo que siento próximo al observar algunas de sus obras. Mientras escuchaba sus palabras, yo iba concretando algo de mi mundo, de ese interior que con voluntad o sin ella, tantas veces sentimos. Y sus palabras fueron hoy un acicate para escribir. Para construir esta pequeña entrada.
Soy consciente plenamente de mi propio lenguaje, qué palabras son las mías, su contexto; sé muy bien qué mundo lo sostienen. Sé reconocer sus consecuencias; cuál es el producto de mi lenguaje. Y lo asumo conscientemente. Sé discernir cada una de sus amistades y de sus enemistades. Las acepto con equilibrio. No me disgustan. Asumo que esas palabras soy yo.
He aportado libertad; soy consciente de que a mi lado las personas pueden ser tal cual son. Sé que de mi mirada nunca sale un juicio. Puedo ser tremendamente vehemente, pero dicha debilidad nunca ha recaído en un juicio. No cabe engañarse, tampoco la falsa humildad; simplemente sabes que así es la realidad.Y no la consideras ni mejor ni peor; simplemente es así. Esa es tu realidad. Con más. También con menos.
Mi escuela es la pobreza. No soy una persona que necesite un traje determinado, y suelo sentirme en equilibrio con lo que hay, aunque sepa que no es perfecto. Hoy, considero que la belleza es ese equilibrio; saber ser desde lo que somos; perfecto, o no tan perfecto. Mi persona no le exige a la vida un gasto excesivo; no necesito grandes cosas.
Me encanta internet; esta aldea global que me hizo más valiente, que me atrajo y fue capaz de conseguir que mis palabras fueran volandera. Mis párrafos, deseosos siempre de permanecer profundamente encerrados en un cajón, dejaron de ser silencio. La aldea global fue el toque de piedra que rompió ese maleficio: el de las palabras silenciadas.
No me gustan las etiquetas. El todo de una persona jamás puede ser resumido en una única definición. Pienso que somos irremediablemente indefinibles. La libertad tiene estas consecuencias, afortunadamente. Así que cuando oigo que esta persona es esto o lo otro, enseguida sale mi alma intemperante y mi carácter ciertamente enojado. Se puede sentir más o menos atracción por una persona, incluso repulsión, pero no la etiquetes, no te impongas la ridícula necesidad de etiquetar a nadie. Si necesitas acallar esa repulsión/atracción sólo tienes que empezar por analizarte a ti mismo. Y hazlo en silencio, nada más. El resto es absoluta libertad. Deja que vuele y se aleje si no te gusta.
Cuando escribo estoy desnuda, las palabras nos delatan, también nos transforman y a veces hasta nos engañan. Somos inestables al lado de las palabras. Y libres de trajes. Simplemente estamos tal cual somos. Alma.
El duende es lo que de verdad nos conmueve. Cada uno tiene el suyo; una manera propia de adentrarse en los colores, las formas, las luces y las sombras. Es una percepción muy íntima de las cosas, de la vida. Intransferible. En ocasiones incluso es irreconocible; permanece inconsciente y su presencia no viene de la mano de la voluntad. No podemos desentrañar qué es lo provoca esa desviación del alma, esa ausencia, ese sentimiento. Sólo sabes que está; es el duende.
El yo se apoya fundamentalmente en todos, en los otros. Sin ese otro, nos volvemos muy pobres, y algunas veces, hasta miserables. La necesidad del otro para poder ser este yo que respira es algo que siempre he percibido con absoluta certeza. Sin su proyección en mí, yo no sería quien soy.
Es curioso observar cómo hay personas, cercanas o lejanas, que nos remueven, nos conmueven y nos revuelven las entretelas. Pienso en lo grande que es acercarse al diferente, profundizar en lo que está lejos de ser nuestro. Las apariencias son tan juguetonas... Y siempre, siempre, es un lujo dar con esas personas que trastocan nuestro mundo; aquí o allí. En la vida que se respira, o en la virtual. Nunca se sabe dónde va a estar la piedra de toque que nos rebele un poco más sobre ese poquito de "yo" que somos. Y siempre, necesitamos crecer.
MARIPOSAS

PUES ESO...
TODAS LAS MIRADAS DEL MUNDO.
PRIVILEGIO
Yo quisiera poder describir cómo es esa sonrisa, la de aquellos a quienes el llanto les ha hecho infinitamente alegres, pero me es imposible. He aprendido que para sonreír de verdad, se necesitan agallas, se necesita mucho valor, pues una sonrisa así sólo puede ser sostenida por un dolor infinito que ha sido domesticado desde la esperanza. Esa esperanza que nos hace entender que aunque hayamos perdido todo, aún nos queda la risa. Que somos eternos a pesar nuestra biografía finita.
He estado a menudo al lado de personas que saben de esa ausencia de futuro, que podrían tocar con sus manos la finitud de sus días, y ahí están, con su locura inagotable, esa que quiere ganarle la afrenta a ese enemigo cruel que un día se instaló en su camino. He visto el milagro que es verlas sonreír a cada paso. He tenido el privilegio de hacerlo a su lado. Y me ha sido concedido el milagro de aprender a medir mis días como ellos lo miden, en su exacta valoración. Hoy es hoy. Y en este momento, la eternidad.
Esta mañana en una habitación de un hospital sucedió una vez más. Sonreír delante del abismo. Hoy encontré de nuevo a Cristina. Y allí la complicidad, esa compañera de viaje que nos sorprende cuando menos lo esperamos. Simplemente se habló de la peluquería, de estos pelos, de aquellos tintes, y de estas canas. Sencillamente. La vida fluía alegre. Cristina nos trajo fotos de otros ingresos. De otros momentos. De silencio, de lágrimas y risas. La vida hoy, a las nueve de la mañana en un hospital, se respiraba en un susurro, en un cotilleo de querer estar más guapas. Como si en esa habitación no hubiera entrado jamás la tormenta. Y me dije a mí misma, esto, esto es la esperanza. Los ojos azules de Cristina. Cuando lloran, cuando ríen…
Una vez más me fue concedido el privilegio. El de ver habitar la Esperanza en este fastidiado mundo. Esa esperanza de los que habiendo perdido el futuro, aún no han perdido la risa. Ahí la huella del Soplo Eterno. Silencioso se hacía sentir en aquellos ojos azules. Y sentí una honda gratitud por ello. Por el regalo que fue verla sonreír. Estar a su lado.
Mi silencio y mi oración hoy están con ellos. Con cada uno de ellos. Ellos me han regalado la esperanza que me ayuda. Su esperanza camina conmigo. Ese es mi privilegio. El que me es concedido por cada risa y llanto compartido. Ellos me han hecho mejor persona. Siempre. Y me hacen grande, ellos me hacen grande cada vez que un nuevo ingreso supone unas risas por aquello de estos pelos y estas canas… y sí, te digo que me voy a rizar las pestañas… gracias Cristina. Por las risas de hoy. Si tú no te rindes… yo tampoco lo voy a hacer.
¡HE VISTO TANTA INFINITUD EN ESAS SONRISAS!
EL OFICIO DE ESCRIBIR

Querido Miguel, el primero de sus libros que leí es así, de una soledad y sentimientos insondables. El libro nos narra la historia de Miguel a través de la correspondencia que con él mantienen diferentes personas. Miguel, el hijo que un día desaparece y que sin saberlo, lo hará para siempre. Su madre es una de las personas clave, madre que no entiende, que no deja de lamentar la lejanía de su hijo. Y como madre, asume la culpa adulta, el desencuentro y la soledad que los sentimientos no nombrados nos provoca. Cada carta es reflejo de la realidad en la que nadamos cuando las emociones no encuentran reposo porque no aciertan a ser dadas. Y sin embargo las palabras sí saben recoger, ahí está cada carta, rompiendo el silencio en que se sostiene quien la escribe. El libro es un reflejo de lo que es la soledad, y de lo difícil que es a veces hablar de nuestros propios sentimientos, de aquello que nos duele o nos mantiene en tensión. Es un libro que me ha encantado, sobretodo porque la traducción es de Carmen Martín Gaite, y posarme sobre las palabras que ella exactamente ha traducido, es un lujo.
Las pequeñas Virtudes. No sabría cómo hablar de este libro sin desmerecerlo. Me gustaría encontrar las palabras exactas para que os quisierais enganchar a él. Es un libro que reúne textos sobre muy diversos temas. Sublime. En él se habla del oficio de escribir, de la realidad de habitar una guerra, de la experiencia de ser mujer y madre. En esas narraciones palpita la vida vivida, la vida sufrida, la necesidad de escribir, de contar, de reflexionar lo que no has tocado ser, lo que nos ha tocado vivir, lo que nos ha tocado olvidar. Y en esas narraciones, siempre la presencia del otro, la atenta mirada de esa persona que es yo. Generosidad y vuelo en sus palabras. Me he sentido totalmente atrapada ante la mirada de Natalia Ginzburg. También especial atracción por la humildad de sus palabras, por la generosidad con la que mira el mundo, por darle tanta riqueza a lo que aparentemente se nos dibuja pobre. Este libro lo recomiendo especialmente si se quiere uno empapar de la mirada de la autora. En ella encuentras la humildad con la que sentía su oficio: Mi oficio es escribir, y lo sé bien, y desde hace mucho tiempo. Espero que no se me interprete mal: no sé nada sobre el valor de lo que puedo escribir. Sé que escribir es mi oficio. Y después de la lectura de este libro lo que yo sé, es que volveré a él muchas veces, a cada una de sus narraciones cortas.
Y necesité continuar leyendo sus libros. El camino que va a la ciudad. Una historia de una pobreza tan sublime que sólo la mirada de esta autora es capaz de transmitir con tanta belleza, y sólo ella puede elevarla. Palabras que describen un paisaje árido, unas vidas rotas, personas aisladas pero no por ello carentes de emociones, de conflictos, de confesiones. Ahí encontramos a Delia, esa inocencia estéril que no encuentra su destino, que no es capaz de identificar sus sentimientos, que está tan sola. Esos personajes sostienen un contradictorio misterio en la esencia que los habita. Dureza por ese anonimato de personajes olvidados, y también en el olvido reposado del propio paisaje, y en todo aquello que ya ni queremos ni quizá sepamos nombrar, ese intangible pilar que es siempre el dolor en el otro. Una historia dura en su aparente desnudez.
Sublime ha sido la lectura de su mirada, infinito el enfoque que sólo ella sabe ajustar en cada personaje. Y se me quedan rondando sus palabras en el pensamiento, su idea, su pasión, ante el oficio de escribir. Y sé que la buscaré en otras historias, y que retornaré a éstas ya aprehendidas, ya tan cercanas, tan mías.
"Hay un peligro en el dolor, así como hay un peligro en la felicidad, respecto a las cosas que escribimos. Porque la belleza poética es un conjunto de crueldad, de soberbia, de ironía, de ternura carnal, de fantasía y de memoria, de claridad y de oscuridad, y si no conseguimos obtener todo esto junto, nuestro resultado es pobre, precario y escasamente vital." NATALIA GINZBURG
TROZOS DE REALIDAD
_ Todo se renueva, todo se recoloca, se renace, _le digo, mientras intento controlar mi voz emocionada_ Volverás a sonreír, pero hasta llegar allí, aún queda lo peor, la adaptación, el camino, esos pasos que parecen de vuelta, pero que son inicio.
_ Podría haber sido peor ¿verdad?_ Sus ojos buscan el optimismo en los míos, sí, las dos sabemos que podía haber sido mucho peor.
Me mira lentamente, y por fin llora. Sin embargo aún no se ha rendido. Le queda el minuto heroico de la rendición que aún no ha sido posible, todo el peso aún sobre sus hombros, todo el mundo sobre su espalda. Sin olvido.
Tornamos hacia la habitación, entramos sin hacer ruido. Intentamos comunicarnos con él y parece entendernos; intenta reflejar con el movimiento de su cabeza un sí o un no a nuestras palabras. Le saludo. Me da la mano y la aprieta fuerte.
_ Sí, estamos aquí, siempre, para todo lo que necesites_ Le guiño un ojo. Parece no querer soltar la mano pero al final lo hace.
Nos quedamos sonriendo y charlando en la habitación. Al salir ella me acompaña a la puerta.
_ ¿Viste?_ dice tranquilamente_ Es igual que un niño, tiene el mismo miedo.
_Sí... _ y lo expreso sin voz, con un simple gesto casi desapercibido.
Y se queda sonriendo, ella, tan inmensamente sola en su dolor, con todo el peso sobre sus hombros, y sin una sola queja. Regresa a la habitación. Hoy por fin, dormirá. Ojalá el sueño pueda reparar también su alma _me digo_ y continúo con la ronda de noche. Con ese silencio que es como una oración, como un grito, por tanto dolor.
NEWSPAPER
Cuando ya no haya adelantos que propagar, injusticias que denunciar, débiles a quienes amparar, fuertes a quienes contener, entuertos que enderezar, aspiraciones que defender, teorías que discutir, verdades que investigar, leyes que combatir y hombres que mejorar... entonces, en el último periódico, el último periodista escribiría esta gacetilla:
"Para dedicarse a la felicidad de vivir deja de pertenecer a la redacción de este periódico, don Fulano de Tal, que era su único redactor."
* El arte de ser periodista. Rafael Mainar. 1906. Editorial Destino.
TRISTEZA
A veces viene la tristeza de un lugar o del aire,
de la amistad caída o de un nombre vacío,
del sueño o de la infancia,
de una palabra que no pronunciamos,
de lo que creímos y ya no creemos,
de la esperanza y la desesperanza,
de la dura corteza del amor.
A veces viene la tristeza.
A veces hay en la tristeza odio,
ausencia y odio,
ceniza y rostros olvidados,
viejas fotografías y silencio
y una larga desposesión.
A veces viene, irrumpe
como un don invertido,
como un don que se da y no se recibe,
como lo nunca dado a la esperanza
o lo que, en fin, se acepta y da,pero no puede
vivir.
A veces viene.
Viene o está.
A veces hay en la tristeza odio
y arrepentimiento
y amor.
JOSE ANGEL VALENTE.
Para J., que coloca su tristeza sobre palabras con alas y en sonidos infinitos.