EL CAMINO DE LAS PALABRAS.

Ahhhh... cuánto tiempo ha pasado, apenas me dejado caer por aquí, son muchos los pensamientos que he querido dejarte, pero las palabras no fueron capaces de llegar y acurrucarse aquí. Sin embargo, te he pensado innumerables veces. Te he mirado desde el silencio; y cada vez que lo he hecho, me has dejado un recuerdo entrañable, la memoria de algún sentimiento que me recuerda quién fui y quien aún sigo siendo. Fueron palabras que hicieron de este espacio su casa, que se convirtieron en momentos que descansan para volver a ser vividos de nuevo; eres el regalo inesperado que me devuelve siempre a un tiempo en el que el sonido que lo abarcaba casi todo era la risa. Pienso muchas veces en este espacio. Que sea inmortal, me digo. Que esté siempre aquí para darme perspectiva, horizonte y raices. Fui, soy y seré. _¿Seré?_ Me esperas y te busco, siempre. Hoy ha sido un día diferente; un día de amistad. Y necesariamente he tenido que recalar de nuevo aquí; a este lugar de reposo. Si algo son los amigos es eso, reposo. Mis palabras han necesitado venir a quedarse hoy aquí, quieren acurrucarse,  convertirse en este sentimiento que me empuja a escribir. Quieren hacerse recuerdo, quieren estar, que no se te olvide hoy. Te he echado mucho de menos. Mucho.

Y pienso en qué compleja es la vida, maravillosa y esperanzada. Qué dura y firme también. Siempre con sus curvas dispuestas a sorprendernos, a cobijarnos, y a dejarnos templaza; justo cuando doblamos la esquina ya estenuados, agotados, mermados... aparece ese hilo conductor, ese amigo, unas palabras o un blog. Cuánto tiempo ha pasado, y cuántas ganas de volver. Ahhhh... ese grito desgarrado y toda su esperanza. Nada está perdido, nada.

DRIVE ALL NIGHT

... conducir toda la noche. Y tú a mi lado. La conversación de nuestro silencio habitaría en verdad aquello que somos. Lo que exactamente somos. Almas gemelas que buscan rozar la eternidad; tocar un poco de razón para esta sed que nos convierte en ángeles caídos. A menudo pienso en tu alma. A menudo.

Me gustaría conducir toda una noche y que tú estuvieras a mi lado; sería como encontrar la seguridad que no tienen mis ojos en la noche. La noche. El tiempo oscuro del alma. La no-palabra.Y tú y yo atravesando esa carretera sin destino con los faros de nuestro coche. Dos faros. Paralelos. Encaminados. Hermanados. Ir a la busqueda de un poco de sentido para esas emociones que no encuentran ni sosiego, ni palabra que las repose. Hay canciones que...

Hay canciones.

Siempre pienso en ello.

Don´t cry, don´t cry...  don´t cry now...baby,..
... tienes mi amor.



FIEBRE


... y no te habías ido del todo. Y como siempre, llegabas en el momento exacto; en el de la salvación. Qué tendrán tus palabras. Qué tendrá esa fiebre que sólo puede ser frenada por la palabra. La palabra.

Escuché una entrevista, tu voz, tu ritmo... cuando entonces nada había sido tragado por el silencio. El silencio. Qué miedo hay detrás de ese silencio, ese que nos deja sordos cuando ya no se oye la voz que era un mundo. Grito. Aullido silenciado por la palabra. Tu palabra. La palabra de esa fiebre que nos hace habitar mundos ficticios que no por irreales son menos verdad. La verdad. 

Atrapados en la madeja del tiempo buscamos insistentemente el hilo del que tirar. Enhebramos nuestra mente al sonido de tus palabras, Hilamos poco a poco pensamientos Vamos tejiendo el silencio. En tu palabra, el consuelo de otra voz, de otra vida, de otras emociones... quizá parecidas a las nuestras, quizá no... Consuelo. Volver a la barca que nunca naufraga. Habitar la palabra perdida. Colocar las palabras que nos defienen, una por una. Alegría y dolor.

Gracias por la palabra. Don. Regalo. Consuelo.Verdad. Gracias por la voz. 

No te mueras todavía... ritmo, costura, ventana, huerto, cuento, barca, fiebre... MADRE.

Cuántas palabras me has dejado. Y con qué consuelo me aferro a ellas. Fiebre, ventana, huerto, retahílas, sueño, reloj, interlocutor, hilo... madre, mamá, mami... consuelo.

No... no te habías ido. A pesar del silencio.






PASABA POR AQUÍ... POR AQUÍ.




Cuánto tiempo sin posarme sobre esta página en blanco. Sin embargo sé que no es un regreso, que estas palabras son sólo una coincidencia, un pasarse por aquí de la mano de la añoranza. El mundo, la vida, lo transforman todo, Han pasado muchas horas... desde ese último post. Me pregunto si alguna vez este tirar del hilo volverá a ser hábito y no sólo casualidad.

Sí, ha pasado mucho tiempo.

Me tuve que despedir de tu infancia, Diminuta. Ahhhh... aún la busco entre fotografías y dibujos. En figuritas, cuentos y parques. Pasar por aquí era hacerlo siempre de puntillas. Aún puedo sentir el dolor de esta despedida.

Me tuve que enfrentar a la llegada de tu adolescencia, trecho que no hacía más que recordarme que nada vuelve. Y aunque me presenta un esbozo de la gran mujer que serás, lo cierto es que tiene escalones duros. Nos despedimos de un modo de estar íntimo, intangible e indestructible para pasar a un estar más inestable; para bien y para mal. Me ayuda mucho el esbozo de la mujer íntegra que ya veo en ti, pero me duele el adiós de tu infancia como si me arrancaran un trozo de piel. Y tengo miedo. El mundo es ya más inestable, destructible y cruel. Te quiero, Diminuta, eso es lo que no cambia.

Me voy acostumbrando a la debilidad de las personas que han sido todo un mundo. Ahhh... este dolor es inconsolable. Sólo el amor que siento por vosotros me llena de gratitud cada vez que os doy la mano, cada vez que pienso en mi suerte de teneros y poder estar a vuestro lado. Es cierto, vuestra sombra sigue siendo alargada. Sois esa presencia que cobija sin hacer nada. Cómo os echo de menos cuando no estáis!!! Cada vez que os vais, dejáis generosidad, paciencia y añoranza. Mi casa es mucho más bonita cuando vosotros la trasteais... tiene incluso más luz.

Asumí nuevos horarios, nuevos escenarios profesionales, mucho estudio.

Hubo un cambio de certezas que me dejó inestable y sin rumbo. Salí de mi zona de confort. Lo hice altiva, pero con miedo. Mucho miedo. Fue duro. Hoy me alegro. La vida me puso de nuevo entre sus cuerdas. Sacó de mi una persona más segura y reafirmó mi integridad. Ahora sé que era un empujón vital; de esos que la vida impone para que no te abandone el alma. Gratitud.

He despedido personas insustituíbles. Ese dolor estará ya para siempre. Sólo la oración consigue que su recuerdo no sea una insondable negrura. Porque cuando pienso que ya no están, la Nada amenaza con derrumbar todo mi mundo. El mundo ya no es seguro. Silencio. Oración. Búsqueda.

También llegaron personas nuevas a mi tiempo. Algunas aún están, otras se fueron y alguna simplemente se convirtió en olvido. Ires y venires de los afectos,,, y los amigos, los amigos siempre ahí.

Ahhhh... qué pilar indestructible es la amistad. Y qué necesaria. Tambores en la lluvia.

He llorado y he reído. Mucho.

Mi cabeza siguió escribiendo, pero mis manos decidieron el camino del silencio. Un silencio solitario que fue colocando cada segundo en su significado exacto, He habitado mi soledad. Una soledad con muchos matices; a veces desgarradora y otras absolutamente sublime. Ah... y el alma. Qué voy a decir del alma; presencia, tesón, voluntad, firmeza. Siempre esperanzada a pesar del cuerpo agotado y la mente desmadejada. Gracias por esta alma... gracias por toda ella... alma que quizá ni merezco.

La vida... el tiempo... descubrirse. Eso es caminar.

A saber cuándo mis manos volverán a pasarse por aquí. Precioso lugar este, no por sostenerlo yo... no... sino porque es mi regalo para ti, Diminuta. Me gusta que te guste,

Y ojalá te pueda acompañar siempre. TQM.