UN TAMBOR EN LA LLUVIA








 "Cada mañana ¿dónde se va pensativa la primavera?"
Yosa Buson



Eso digo yo... ¿dónde se habrá ido la pensativa primavera?

Aquí, llueve y llueve...  el aire limpio se respira hondo. Viene bien que se haya escondido un poco esta primavera tumultuosa, esa es la verdad. Porque a pesar de la aparente tristeza que tiene siempre el gris, la mirada se entorna hacia los cristales llenos de gotas sabiéndose esperanzada; es capaz de sentir y brillar ante la pureza transparente del agua. Un alma no se anula así como así; quizá pueda sentirse desorientada, herida, perdida... pero siempre retorna. Al origen. Y vuelve a empezar.

Este día gris me ha traído al recuerdo del sonido de la gente valiente,del de los tambores resonando que le comunican a los soldados acorralados que sus compañeros ya están aquí. Que no lo han dejado solo. Y uno en verdad, nunca está solo, a pesar del gris.

Me ha venido muy bien tu ausencia, primavera, por fin comienzo a respirar. Y respiro tal cual soy. Hoy, en el que un día gris, me recordó el sonido de la risa que aún retumba en mi alma. Caray, la vida, qué manera tiene de ponerlo todo del revés, para que todo vuelva a ser la esencia de lo mismo. Esa esencia, que jamás querrías perder. Así que, de momento, voy a dejarme empapar por la lluvia... mientras oigo a lo lejos, un sonido familiar. Y volveremos a soñar de nuevo con imposibles. Ah... que tozuda, la esperanza.

*para ti, que sabes. Porque en mi gris, siempre hay un tambor que me recuerda que no, que ya no estaré sola.

EL MUNDO DE LA POSIBILIDAD.

"LA LOCURA TIENE UN NIVEL SUPERIOR AL DE LA CORDURA". Juan Goytisolo. 



Siempre que nos enfrentamos al éxito, cuando habitamos y trabajamos la posibilidad, hay un segundo, tan sólo un segundo, en que habitamos el fracaso. No puede ser de otro modo cuando ya se ha vivido. Cuando uno ya se ha caído y levantado otras veces. Sin embargo, el ser humano es un misterio. A pesar de los fracasos, seguimos siendo capaces de habitar la posibilidad desde la luz de la esperanza. Es sorprendente ver al ser humano levantarse, mirar al horizonte, y ponerse en camino de nuevo. Siempre ya con cierta falta de cordura; cual Quijote, miramos el horizonte del día que empieza, y sin haber perdido ninguna de nuestras locuras, volvemos al camino a la hora del alba. Ilusión. Intemperancia. Y lo hacemos a pesar de esos segundos presentidos del fracaso, que a modo de Sancho Panza, le intenten dar cordura, inteligencia y mesura a nuestra ilusión.

Sí, cuando uno ya ha vivido, cuando uno ya se ha levantado varias veces del suelo a lo largo del camino, uno vuelve a caminar. Y sabe que la soledad que habita, siempre, siempre, será consuelo. Cual Quijotes, salimos al camino una y mil veces, con nuestra pequeña mochila de posibles sin olvido, con nuestra fortaleza de fracasos vividos, y con una medida del yo clara en la retina de los ojos. Vivir es eso, ir descifrando el alma que somos. Y desde ella, salimos de nuevo al camino. Es así, sólo el camino es significado y la locura los zapatos con los que damos un primer paso de nuevo. Es así. Una y otra vez. Volveremos a plantar nuestra casa en los campos de destrucción que hemos pisado. Volveremos a intentarlo. Nada es tan tenaz como la esperanza. Es capaz de vencer cualquier miedo, incertidumbre, abismo que se le enfrente. Sin armadura. ¡Ah... esa nacionalidad cervantina!