VIVIR

Caminando... cuántos libros, canciones, viajes, emociones y personas en ese camino. He viajado lejos con la mirada del recuerdo, desde allá lejos me doy cuenta de que el futuro ya está aquí. He perdido muchas cosas valiosas de las que encontré en el camino, pero... ¿me sé despedir? ¿Soy capaz de decir adiós con la sonrisa en mi rostro y el alma llena de agradecimiento? No. No sé. No sabré. No quiero más despedidas...pero llegarán. Lo harán como hace siempre la aparición de la mañana o la despedida de la tarde; vestidas de misterio.

He encontrado y perdido, me he reencontrado y vuelto a perder. Pero no sé despedirme. No sé hacerlo sin dolor a pesar del infinito agradecimiento por la presencia de todo aquello que iluminó mi vida (personas, emociones, experiencia, miradas...). A pesar de la esperanza en que las cosas van y vienen, en que las personas que no están dejan siempre lugar a otras muy necesarias. Sin embargo algunas de esas personas son y serán insustituibles. También algunos espacios, estancias, colores, y momentos, Despedirse es siempre un dolor que se convertirá en añoranza, en recuerdo, en deseo imposible. Nada vuelve... ¿o sí? Ahhhh... la esperanza. Esa indomable jovencita que no está dispuesta a callarse jamás.





HÉROES

Por ese otro, todos tenemos un alguien, que un día nos hizo reír, que nos recordó lo importante que es la risa, así, sin más. Alguien que sin saberlo durante unas horas te enseñó un camino nuevo, te llevó a la sorprendente persona que habías olvidado que eres y te dejó en manos de tu libertad para que tu vuelo fuera alto. Hoy lo has recordado, desde la perspectiva de tu mirada hoy.


 Pues eso. #gracias