CIUDADANO KANE


El verano suele tener ratos de ocio, ratos que a modo de siesta nos dejan cierto descanso. Así son estas tardes o noches de cine que en verano son más frecuentes. Todo un regalo. Ayer volví a ver esta película que a día de hoy, me sigue fascinando.


Hay quien juzga esta historia como la mejor película de todos los tiempos. Yo no tendría argumentos para demostrarlo, sólo sé que la historia es atractiva y profunda, que mantiene en todas sus escenas el interés, que es una metáfora de la infinitud de miradas que se pueden realizar sobre una persona. A mi juicio es una película que deslumbra en el momento en que uno se mete en ella y va descubriendo los numerosos detalles que crea este impresionante puzzle que siempre es una persona, en este caso, el puzzle, ficha a ficha, de quien fue Charles Foster Kane. Intuyo además, que esto no se observa fácilmente en esa primera vez que te acercas a la película, sino cuando ya has pasado sobre ella varias veces. Cuando ya cada detalle visual, que son innumerables, se va quedando en la retina y nos va mostrando esa gran cuestión de fondo que la historia va dejando en su devernir. Esa multiplicidad de miradas que reposan en una sola persona, y esa cuestión latente sobre el poder.


¿Puede un hombre querer todo el poder tan necesariamente y con tanta avidez? ¿Puede un hombre quererlo todo hasta llegar a perder su alma?


El argumento de la película es muy sencillo. El magnate de la prensa Charles Foster Kane fallece acompañado solamente por sirvientes en su gran mansión, y la última palabra que pronuncia es "Rosebud". Con la intención de averiguar su significado un periodista comienza una investigación e intenta entrevistar a las personas que vivieron y trabajaron con Kane. En los encuentros con cada una de esas personas afloran vivencias y recuerdos que ayudan a modelar la compleja imagen del fallecido millonario, pero a lo largo de la película esa palabra es un misterio. Sólo el espectador conocerá su origen y significado y su relación directa con las pequeñas cosas que al final son las que sostienen nuestra presencia.


Ciudadano Kane es la historia que nos habla de las cosas perdidas, de las despedidas que supone ir viviendo, y del anhelo, consciente o inconsciente, que arrastramos por esa pérdida. Una historia que se presenta como un puzzle en el que se van colocando las piezas y donde cada pieza es la mirada del otro, aquella perspectiva que los demás percibieron al estar ante la presencia de Kane. Una historia de valores, de valores esenciales, rotundos e infinitos, y de su pérdida.


Nada compensa la ausencia de alma, nada, pero entramos ya en una valoración personal. Ayer fue tarde de cine.

3 comentarios:

  1. Preciosa y magnífica entrada. Estoy de acuerdo contigo, pero pienso que esos valores no se pierden, es la herencia que deja, siempre perduran, su recuerdo está siempre presente, es un ejemplo.

    Atentamente,

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  2. Hola Ana

    Ciudadano Kane, es una de mis películas favoritas.

    Es curioso como en la vida las cosas sencillas son en muchas ocasiones las que más te hacen disfrutar. -Rosebud, Rosebud- después de todo, parece lógico que fuera lo más valioso de su vida, no?

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  3. Almendrado, sí, eso espero... que haya valores que queden para siempre, que aunque a veces no los sepamos ver, permanezcan silentes. Eso quiero al menos creer, que mi perque tendrá una herencia infinita... aunque en ciertos momentos de su vida, aún no la sepa entender, o ni siquiera ver... pero que llegará a ella.

    Frank, es una gran película. También es una de mis favoritas. Y sí... la sencillez es habitada normalmente por la felicidad... pero hoy, nos hemos vuelto tan complejos... que olvidamos. Nos olvidamos de ese "Rosebud" que todos poseemos. Y tenemos que volver a empezar... si no queremos perderlo del todo. En fin... la vida misma.

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