Si te hubiera soñado, no te hubiera pensado así. Nunca tu escenario hubiera sido el mío, ni tu mirada, ni tu manera de enfrentarte al mundo. Tú nunca hubieras sido posibilidad. Tienes una mirada oscura, un semblante serio y unas manos cercanas. En ti habita una risa sonora y un rictus soberbio. Si te hubiera pensado, hubiera imaginado tus manos grandes, ásperas e inquietas. Hubiera pintado también tu altura, las canas de tu pelo y la risa. Siempre la risa. El eco de tu sonido. Y todo lo que aún le queda por descubrir.
Cuando llegas, suena la melodía de un viejo piano y una voz que pudiera tener mil siglos. Una mirada que nunca nos pone a prueba siempre es un buen lugar al que regresar. Y yo regreso, siempre. Cuando no se espera nada ya, todo se recibe. Y la mirada sobrevuela todo aquello que es ya olvido. Si te hubiera imaginado, lo cierto es que nunca te hubiera pintado así. Nunca.