PRESENCIAS

Aún estamos aprendiendo de su generosidad, de su valentía, de su risa. Nos sabemos adultos, pero aún queda tanto por aprehender. A pesar de nuestras carreras maratonianas, a pesar de querer abarcarlo todo, al final son de nuevo ellos, ese punto de referencia. Esa presencia que aún nos sigue diciendo "no corras, que te vas a caer"... esa presencia de ojos infinitamente pacientes. Ahora, las más de las veces, todo lo dicen desde sus silencios. Y si te caes, ahí van, a donde tú estás. Siempre desde su presencia poco sonora, pues pasan despacito a nuestro lado, para no molestar. Y es que nos ven siempre así, tan atareados, tan a lo nuestro, siempre de aquí para allá, ahora esto, luego lo otro. Y ellos en su silencio, se quedan esperando siempre, y siempre con una sonrisa. Y nos siguen con su mirada, y siempre en silencio. Y tendiendo una mano, que aún hoy si son algo es para que nosotros podamos seguir siendo. Para que podamos ir viviendo si cabe, mejor.

Decir padre y decir madre es pensar en un SIEMPRE.

SIEMPRE ESTÁN. SIEMPRE HAN ESTADO.

Decía Madre Teresa de Calcuta que lo más necesario será siempre haber tenido unos padres. Y qué verdad tan enorme es. Así que demos gracias por este par de héroes que nos han sido dados, mis queridas carmelitas, y porque aún están ahí... prestos y raudos siempre para tender la mano. Sus manos. Sean como sean son el más puro símbolo de generosidad. Aunque con el tiempo lleguen a ser unas manos más torpes, siempre serán las manos que nos ayudaron a seguir, a levantarnos después de cada caída, a no rendirnos. Nunca.

* tres son las carmelitas, tres son. Y ahí estamos.
*la canción de fondo está dedicada a mi querida Sunsi. Compañera de fatigas emocionales.

11 comentarios:

  1. Un placer leerte muy hermoso tu post.. decir padre decir madre es pensar en un siempre..

    Excelente

    Un abrazo
    Saludos fraternos.

    Que tengas una feliz semana...

    ResponderEliminar
  2. Qué importantes son... qué importantísimos. Aunque a veces nos distanciemos un poco, aunque no nos entendamos, aunque nuestra vida sea tan diferente a la suya y a su forma de vivirla... SIEMPRE están ahí...

    Besos, Ana. Me ha gustado mucho.

    ResponderEliminar
  3. A veces no sabes que camino tomar.
    Y cuando estás atorado de verdad, lo mejor es preguntarse:
    "¿Qué habrían hecho ellos en estas circunstancias?".

    Y en la respuesta a la pregunta, te encuentras con un eco eterno, que nunca se fue.

    Que no se irá aunque te vayas, pues quedará en los tuyos.

    Es la eternidad natural de la sangre.

    El eco que no cesa.

    ResponderEliminar
  4. Que razon tienes ana..cuanta razon. Siempre estan a nuestro lado de forma incondicional, pase lo que pase, recordandonos que el unico amor puro que tenemos es el de ellos. Lo dan todo sin esperar nada a cambio.

    Me encanta como lo has escrito.

    Un abrazo fuerte Ana

    ResponderEliminar
  5. Gracias por compartir mi entrada... quiere ser un guiño a cualquier padre, a cualquier madre... esas presencias necesarias e infinitas. Cuando se tienen, se sabe. Y se tienen referencias...

    Un abrazo, Adolfo, Rocío, Driver, Alfonso. Espero que hayáis comenzado la semana con muy buen pie. Besos.

    ResponderEliminar
  6. Qué bonito!

    Me ha gustado mucho, tanto que con tu permiso me lo voy a guardar. Igual lo utilizo para dar alguna sorpresa a los que me levantaron una y otra vez cuándo me caía.

    Saludos

    ResponderEliminar
  7. Todo para ellos es siempre poco. Ojalá les puedas sorprender muuuuchas veces. Saludos, Frank.

    ResponderEliminar
  8. Querida Anita... ¡¡¡El meu avi!!! Una havanera... Y Calella... Precioso escrito. Tú siempre a las raíces, a lo que nos levantaron tantas veces y siguen ahí. A veces los conocemos tanto que con una miradica basta para entendernos.

    Como es tan tarde... y no hay nadie despierto haciendo cola en el ordenador, vuelvo a escuchar "El meu avi". Es mi habanera preferida... con diferencia. Todos los años procuro no perderme el concierto de habaneras que se celebra en Calella... desde la tele. Una maravilla.

    Mil gracias por la dedicatoria. ¡Ana de León!. Dios te bendiga.

    ResponderEliminar
  9. Anita... la he vuelto a escuchar. Sólo decirte que los que cantan son también abuelos. Me he fijado en la pronunciación. No puedo describir la ternura que siento ahora. No puedo más que volver a darte las gracias.

    Un besiño, Ana

    ResponderEliminar
  10. Qué razón tienes, Ana. Cuánto significan, a menudo, los padres para nosotros y qué poco los valoramos algunas veces. El único puerto seguro, el único consuelo verdadero, el único lazo que se mantiene firme cuando todos los demás se han roto… es el amor de los padres.

    No te puedo visitar más a menudo, porque cada vez los estudios me roban más tiempo… pero me ha encantado este escrito. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Sunsi, me alegra mucho haber acertado tanto... Un beso.

    Ramiro, las actividades de cada día, los estudios y demás avatares de la vida nos tienen ocupados. Pero estamos. Eso es lo que importa. Y asomamos cuando podemos... :)) Un abrazo. Y suerte con todos tus estudios.

    ResponderEliminar