APATÍA INNECESARIA.

Hoy tocaba escenario nuevo. Allí fui. Encontré que en él habría dos personas más, que aunque no pertenecían a mi área, eran enfermeras como yo. Dije buenos días. Un hola seco respondió _una de las personas ni se molestó en contestarme_. Después de alguna pregunta concreta, observé que la intención por responder era nula. Cuando pregunté dónde podía encontrar un contenedor amarillo, la contestación literal fue "ahí", _sin dirigir la mirada hacia ningún lado... dentro de una sala que bien podía ser como mi casa sin tabiques_. "Ellas no van a mover un sólo dedo para despejar tus dudas, no te van a ayudar", me dije, así que decidí no preguntar nada más. Sonreí, me las arreglé durante toda la mañana para acometer mis funciones sin preguntarles nada y por supuesto encontré el contenedor amarillo, también encontré todo lo demás, eso sí, unos minutos más tarde que en el ratio normal. :P

Luego me dirigí a las otras salas para presentarme y preguntar si había algo que pudiera desconocer, pues siendo nueva, no sabía muy bien qué registros constatar, dónde encontrar los listados, las pegatinas, etc. La amabilidad subió un punto, pero vamos, tampoco hubo mucha predisposición que digamos _no pude lanzar cuetes por la emoción, eso no_ aun así, sonrieron, ya no eran las caras de palo que me recibieron en la sala anterior. Me informaron y me dijeron que estuviera tranquila, que estuviera en la sala, que ellas irían solventando las cosillas pendientes. Esto a pesar de su poca disponibilidad, hizo que las identificara como compañeras _en ese minuto ya empecé a considerar lo de los cuetes, dada la hostilidad sentida nada más llegar, esto era la panacea_. Así lo hice, _lo de los cuetes no, lo de volver a mi lugar de trabajo_. 

Recibí a los pacientes que tenía que atender. Esto, desde el punto de vista emocional, empezó entonces a ser otra cosa; aquí ya había interacción. Caras amables, manos confiadas, sonrisas claras, conversación serena; ánimo que ya es nada, mira pon la mano así, de dónde es usted, respire hondo, no se me duerma, risas... etc, etc, etc. Ya en mi salsa, sabiendo que podía defender su estabilidad, que entendía perfectamente los monitores, que sabía qué papeles habría de rellenar, qué listado confeccionar y que ya conocía la mayoría de datos que habían de ser consignados; el tiempo se me pasó volando mientras sentía ese feed-back comunicativo entre cuidadora y y persona cuidada que alienta lo que somos; personas. Maravilla de las maravillas... y la mañana quedó solventada. Recibí una dosis humana de cariño grande por parte de las personas a las que atendí. Y cuando terminé la labor, sin decir apenas adiós a las personas con las que había compartido escenario _no se fuera a quebrar el silencio patológico de su lado_ , me fui. Así, como muy "pisando huevos". Que no está ya una para ir dando lecciones a la gente rancia.

De camino a casa, pensaba en aquello que decía un profesor, en la absoluta verdad de sus palabras. Nos hablaba con total convicción sobre el escenario de la enfermerdad; afirmaba una y otra vez que si en él  la enfermería es alegre, los pacientes estarán alegres, pasen por lo que estén pasando; pero que  si la enfermería está sin ganas, el paciente reflejará también esa abulia, miedo y sequedad. Y en esta mañana sorprendente, la sala en la que trabajé se dividió claramente en dos secciones; la seca y la COMUNICATIVA. La conversación tranquila iba y venía, sonrisas, ánimos, alguna que otra bromilla... en la mitad de la sala.

La mañana quedó resuelta, aun así, me quedó un mal sabor... de alma, así como de dolor por una sociabilidad asesinada. No puedo imaginar qué le puede llevar a una persona a ser así, tan adusta, tan distante, tan mala compañera, y tan insensible a las personas que se sienten en situaciones cuanto menos, no elegidas _un hospital no es un hotel al que eliges ir_. No sé si hay razones de suficiente peso para disculpar semejante apatía, pero desde luego si las hay, sentí que el peso de esa circunstancia tenía que ser inimaginable. Y si al inicio de la mañana lo que pillé fue una especie de pequeño rebote emocional _que dio lugar a una ironía interior ciertamente afilada, no lo voy a negar, pues para santa no he nacido... y hubiera sacado mi vena sarcástica gustosamente a diestra y siniestra_  lo cierto es que me quedé en silencio _inteligencia espacial diría yo que es, no era cuestión_. Y ahora que lo pienso, que lo escribo y lo descargo en mi pequeña ventana, lo único que siento es pena. Compasión por esas dos compañeras que se pasaron toda la mañana en animadversión con una desconocida que lo único que había hecho era saludar en el comienzo de su jornada. Y tremendísima compasión por las personas a las que atendieron. Afortunadamente estos patios son escasos... afortunadamente, me digo. Pero para un total desahogo, no podía por menos... que dejarlo aquí. ¡¡¡Qué impotencia, oiga!!! Aún la puedo sentir.



11 comentarios:

  1. Si alguna vez enfermo espero que Dios me dé una enfermera de las de tu gremio... Besines

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  2. De las de mi genio????... y figura???? jajajaja. Besazos Pesoleta. Ha sido una mañana intensa. :P

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  3. ...esto de "compañeros de trabajo" cada vez, como que me molesta más ...ah! sí! lo de "trabajo en equipo" debe ser eso ...

    Besines Ana!!!! y ... ¿para que sirve el contenedor amarillo? ¿para tirar la "chinitas" que te encuentras en el camino? :))))

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  4. Es una pena que haya gente así, y sobretodo en una profesión que debiera ser obligatorio vivir con buen rollo para poder transmitirlo también. A veces da la sensación que la gente sólo sonríe cuando pretende venderte algo.

    En fin, suerte que aún queda gente como tú.

    nn abrazo

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  5. La relación con los pacientes puede ser muy enriquecedora. Ellas se lo pierden si no lo ven así. Un beso.

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  6. Hola Ana, entro a última hora, encantado de encontrarte por aquí y sospechando que hay novedades: suerte¡¡¡. Y las enferemeras sois en su mayoría de la buena cosecha.

    Un saludo¡¡¡

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  7. La verdad es que la gente que cuida de las personas, en su mayoría, es gente estupenda. Así que Sese, podemos decir que todavía hay mucha gente que no nos tratará de vender nada... con su sonrisa. ;) Lo cierto es que no había visto una cosa así... nunca, y ya llevo mis añitos rodando. Y deseo enormemente que la amabilidad no cambie, porque tarde o temprano todos las necesitaremos; a ellas, a las enfermeras amables. Yo espero por mi parte, espero no cambiar... la verdad.

    Modestino, gracias por cerciorar que hay aún buena cosecha... de gente amable en mi gremio.

    Susana, sí... se lo pierden TODO. Es verdad.

    Gracias por comentar.

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    1. Esto... mmm mmm ¡te preguntaba para qué sirve el contenedor amarillo! :(

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  8. Un trabajo como el tuyo exige muchas sonrisas, y por supuesto las sonrisas con sonrisas deben ser pagadas. Quizás mañana tus compañeros hayan cambiado de aptitud, perdón quise decir actitud.
    ;)
    Besos

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  9. Esta batalla no te la ganan, Ana. Podrás ser "sarracena", pero tienes tan claro cómo ha de ser el trato con el enfermo que ya pueden caer chuzos en la planta que te toque...Y me alegro. Creo que no se puede ser feliz en una profesión como la tuya si no se trabaja así, si no sacas del abatimiento al enfermo. Yo también querría que me cuidaras tú, leonesa. Un petó.

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  10. .....Tu sarcasmo las hubiera apabullado..y te habrian mirado peor...tu lucided y tú hicieron que l@s pacientes recibieran tu cariño...y profesionalidad Ana ..
    ..Esa es mi enfermera ...un besin enorme

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