FIEBRE


... y no te habías ido del todo. Y como siempre, llegabas en el momento exacto; en el de la salvación. Qué tendrán tus palabras. Qué tendrá esa fiebre que sólo puede ser frenada por la palabra. La palabra.

Escuché una entrevista, tu voz, tu ritmo... cuando entonces nada había sido tragado por el silencio. El silencio. Qué miedo hay detrás de ese silencio, ese que nos deja sordos cuando ya no se oye la voz que era un mundo. Grito. Aullido silenciado por la palabra. Tu palabra. La palabra de esa fiebre que nos hace habitar mundos ficticios que no por irreales son menos verdad. La verdad. 

Atrapados en la madeja del tiempo buscamos insistentemente el hilo del que tirar. Enhebramos nuestra mente al sonido de tus palabras, Hilamos poco a poco pensamientos Vamos tejiendo el silencio. En tu palabra, el consuelo de otra voz, de otra vida, de otras emociones... quizá parecidas a las nuestras, quizá no... Consuelo. Volver a la barca que nunca naufraga. Habitar la palabra perdida. Colocar las palabras que nos defienen, una por una. Alegría y dolor.

Gracias por la palabra. Don. Regalo. Consuelo.Verdad. Gracias por la voz. 

No te mueras todavía... ritmo, costura, ventana, huerto, cuento, barca, fiebre... MADRE.

Cuántas palabras me has dejado. Y con qué consuelo me aferro a ellas. Fiebre, ventana, huerto, retahílas, sueño, reloj, interlocutor, hilo... madre, mamá, mami... consuelo.

No... no te habías ido. A pesar del silencio.






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