CERCANÍA


Me pregunto cuántas veces dejamos sin respuesta a nuestros hijos. Vivimos a carreras, obnuvilados por nuestros intereses más apremiantes, por situaciones que se nos complican, que realmente nos absorven porque son duras y difíciles, y que no han de tener demora para ser resueltas. Y a nuestro lado ellos, en silencio, o haciendo ruido, aunque ya no les oigamos. En medio de todo, están ahí, aunque a veces no podamos sentirlos, de tan embebidos que nos tiene la realidad. Ellos, observadores pertinaces de la realidad, que con su mirada sondean tan bien los adentros de nuestra existencia, quizá quieran preguntar y no lo hacen por miedo a molestar, o porque ya... ya no se sienten cercanos para hacerlo. Total, nadie los va a oír. Hemos dejado que los arrastre el silencio, ese vivir en la no necesidad de preguntar en casa. Abosrovidos por el silencio de casa, se dejan arrastrar por el ruido de la calle.

Me lo he preguntado a mí misma, y querría conocer cuántas veces te dejé sin respuesta, cuantas mi presencia fue de silencio, por la distracción, por el ruido de mi mundo de carreras. Cuántas veces no te oí, atareada como estaba en cosas que, quizá, o casi seguro, no eran tan importantes como tú. Y pienso en los silencios de tu mirada. En cómo se quedarán tus ojos si de nuevo, vuelvo a estar distraída.

Quiero que no me pase, que no me ocurra, que tengas la insistencia suficiente para tirar de mi manga, las veces que sea. Que si un día me preguntas, mi respuesta se quede revoloteando a tu alrededor. Puede que no sea la mejor respuesta, y puede que tampoco esté muy acertada, pero tiene voz. La voz de tu madre; que lo sepas, y que no lo olvides.


4 comentarios:

  1. Supongo que esa duda nos azota a todos en algun momento.

    Posiblemente tampoco tengamos que ser tan exigentes con nosotros mismos. La vida se va abriendo camino.

    Muchas veces basta con estar, con ser una referancia y con aceptar que ellos llevaran su vida y sacaran sus propias conclusiones.

    Un abrazo

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  2. Yo creo que es eso... justamente eso... ESTAR.

    Con tu rutina rellenas los huecos de estos silencios en los que a veces se quedan mis entradas. Gracias, por tu rutina, ese dejarme siempre algo desde ese lado, el lado de los que leen.

    Besos.

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  3. Ana. No te preocupes. Estás... en calidad y cantidad. Cada día aunque haya días que no son tan ... tan... como querríamos. No pasa nada. También es bueno que ellos sepan que somos frágiles, qu tenmos defectos y no nos rebelamos contra ellos. Sin querer... estamos enseñando que nos aceptamos, que "nos queremos" con nuetras limitaciones.

    Besiños

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  4. Mensaje esperanzador para la conciencia de mis defectos y salidas de carril... ufff... gracias, Sunsi. Siempre ahí, tú, con tu ejemplo.

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