LAURA Y JULIO

Ed. Seix-Barral
“Las personas como Manuel y su padre, pensó Julio, se vestían de dentro para fuera, de modo que cada día, al levantarse, se colocaban las ideas, y sobre las ideas las vísceras, y sobre las vísceras los músculos, así hasta llegar a los tejidos de la ropa. Él, en cambio, se vestía de fuera para adentro. Primero se ponía el mono de motorista y, debajo, la ropa informal previsible en un decorador, y luego la epidermis, la dermis, las costillas… esperando que todo aquel decorado exterior diera lugar a un carácter original, a un pensamiento diferente, a una forma de enfrentarse al mundo insólita”.

He terminado un libro ligero, de esas lecturas que es agradable llevarte a cualquier sitio, lecturas de verano. Laura y Julio, de Juan José Millás, es una corta historia de a tres. Tres personajes que cobran presencia en la medida en que los otros dos existen. Presencias, cada una de ellas, sostenidas en muy diferentes realidades.

Manuel es un todo desde su simple presencia, aún sin actuar su ser se sostiene solo. Laura, consciente de la medida de sus sentimientos, actúa, vive porque siente. Y por último Julio, el personaje principal, cuya presencia simplemente se sostiene en lo que es su estructura exterior, lo que él es, viene de fuera. Julio, ante los hechos acontecidos se hace consciente de que nada interno le sostiene, entonces comienza su metamorfosis.

La historia es una reflexión sobre la medida de las personas. Unas se sostienen por sí solas. Son presencia cuya voz es todo un mundo, en ellas no hay doblez, son sólidas. Otras, sin embargo, se sostienen en la medida de lo que para sí se han inventado, en la medida en que el traje que llevan es sostenido para ser visto, el traje es lo que tiene peso. Sin él, se desmoronarían.

Es una historia sugerente. Julio, personaje principal, va cambiando a lo largo de sus páginas, es consciente de la ausencia de su propia persona cuando se mide ante el otro.
Se da cuenta de que a veces no somos más un simple traje deshabitado, que sólo intentamos sobrevivir. Julio es consciente de su realidad ante la medida de lo que el otro representa para él. Hay personas que son como el golpe de una piedra. Tras la herida, ya nada es lo mismo. Comenzamos a sentir. Julio, consciente de sí mismo, decide una cambio en el desenlace de su historia.

“Julio abandonó la bayeta sobre la encimera, decidido a enfrentarse a la niña, que era también un modo de enfrentarse a la angustia, pero comparó el cuerpo de ella con el suyo y comprendió que la niña tenía más alma que cuerpo, mientras que él tenía más cuerpo que alma. Y esa alma pequeña de la que disponía estaba perdida por algún sitio de su ser, como un botón en el dobladillo de un traje. Su incomunicación, su opacidad, subrayada ahora por los efectos de canuto, volvía a hacerse patente una vez más. Podía dirigirse al mundo, pero como si entre él y el mundo hubiera un muro de cristal.”

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