PIEDRAS


A río revuelto, ganancia de pescadores. Y siempre le acaba tocando al mismo.

(…)

Mi brindis hoy va por todas aquellas personas que sostienen el entrañable toque familiar que tienen estas fechas. A todas aquellas personas que no descansan para que los otros puedan estar, divertirse y comer bien, reunirse. Ellas saben bien de qué hablo. Y si tú no lo sabes, haz un repaso. Rememora por unos minutos estos días pasados… qué comiste, por qué te reíste, por qué estuviste tan bien al lado de los tuyos. Indaga quién, con más o menos silencio, estuvo detrás. Quién hizo que la mesa estuviera completa, quién fue a buscar el cordero a aquel pueblo, quién lo preparó, lo marinó y lo metió en el horno, quién compró el vino, el champán y la sidra, o ese estupendo "panetone" para el día de Navidad que tan rico te supo con el café.

Estamos rodeados de personas que con sus pequeños detalles nos hacen la vida alegre. Se esfuerzan para que todo salga bien; asumen las tareas que no pensaban tener que hacer. No ponen mala cara ante los contratiempos. Tengamos siempre una palabra amable. Y no les recordemos alguno de sus defectos, que también los tienen. Podrían ser aún mejor anfitriones, podrían haberlo hecho mejor, es cierto. Quizá no comprendamos su manera de actuar. quizá tuvieran algo de prisa, nervios, o simplemente estaban cansados. Nadie es nunca un mal anfitrión aunque las cosas no salgan perfectas. Nadie se merece ese juicio así si te ha abierto su casa, si lo ha hecho lo mejor que podía, si hizo un hueco en su mesa para nosotros. Pensemos, rememoremos todas las tareas que había pendientes y cuántas de ellas hicimos nosotros.

Hoy mis palabras van por todas esas personas que en silencio intentan hacer que estos días puedan ser de reunión para todos sus seres queridos. Que intentan hacer las cosas lo mejor posible para que todo esté armonioso, alegre y engalanado para su familia. No puedo por menos que brindar en silencio por ellos, por su esfuerzo, porque están ahí, incluso a pesar de algún que otro desencuentro no esperado, que quieren que todo esté bien. Que quieren que en caso de necesitarse, no deje de haber un sitio al que acudir.

Un brindis por todas esas personas que abren sus casas a la familia, que dejan sus puertas abiertas y que tienden las manos para dejar la mesa llena y con sitio para todos los suyos. Que se sientan en la mesa con una sonrisa estupenda a pesar del esfuerzo. Esas personas son la piedra fundamental de cada familia, a pesar de que esa familia, no sea muy consciente del reto que supone. Hoy, mi copa se alza por cada una de ellas. Por su esfuerzo y su sonrisa. Especialmente por las de mi casa.

5 comentarios:

  1. Brindis por ellos y por vos amiga.. un gusto siempre pasar a leerte..

    Un abrazo
    Con mis Saludos fraternos...

    Que el próximo año 2010 sea de éxitos en todos tus proyectos venideros..
    Y Gracias inmensas por tu compañía este año que culmina..
    Seguiremos siempre compartiendo letras, llenas de esperanza...

    ResponderEliminar
  2. Brindo contigo por esas personas, por el detalle silencioso, la sonrisa no siempre correspondida, el cansancio disimulado, la frustración ignorada, el esfuerzo insuficientemente reconocido, el silencio respetuoso, ...

    Muy bien, Ana, una entrada bonita y, sobre todo, justa.

    ResponderEliminar
  3. Es razón de justicia, sí. No siempre sabemos valorar el trabajo que hay detrás de las cosas más aparentemente sencillas.

    Que paséis unos días tranquilos al lado de vuestras familias.

    ResponderEliminar
  4. Y olé, Ana. Que sí, hija. Que ya nos toca el relevo y los de la anterior generación han dejado un listón muy alto. De generosidad, de detalles cuidados para que la gente esté a gusto, de hacer y desaparecer... Tantas cosas, Anita.

    Gracias por este post. Justo, muy justo. Y bonito.

    Besos desde Tarraco a León.

    ResponderEliminar
  5. Hay gente de silencios sonoros, y aún así, casi no se les nota. Un abrazo Sunsi.

    ResponderEliminar