DESORDEN


Me quedo observando por unos minutos mi rincón, esta habitación de caos ordenado; en ella presente el orden de mi desorden. Encima de la mesa se entremezclan papeles que se descuelgan, que no saben entrelazarse, que ya no saben muy bien a qué mundo pertenecen. Párrafos sueltos, temas pendientes, historias por leer. Ponerle palabras a esta habitación es como intentar reordenar la vida. Es difícil ordenar por capítulo qué fue antes o qué fue después. En dónde estás tú ahora, o en qué hojas habitaste el olvido. Si en el presente somos uno, somos dos, o somos simplemente recuerdo.

También se puede oír la risa de una niña. No se sabe muy bien el lugar en el que se esconde, si salen de esos libros arrinconados en lo alto de la estantería, o habitan el la bombilla de la lámpara. No se sabe bien en qué lugar de esta habitación se han ido a esconder los momentos vividos, los presentidos o los aún esperados. Nunca se sabe cuándo volverán al camino, a este aquí, al presente.

Observo de nuevo la mesa, mis papeles, la teoría de la documentación y esa novela que va por la mitad, que necesita ser desentrañada, descubierta, que me tiene perpleja. Todo se entremezcla. También tú, que no habitando ningún espacio concreto te has ido a posar en el teclado de mi máquina de escribir. Así, tan en silencio, y desde tus momentos perdidos de lunes. Era lunes.

Sigo de nuevo con mis tareas, con mis reflexiones, con el intento de rescatar este día, de dejar en él alguna huella, a ser posible, la de la risa. No importa lo que salió mal ayer, hoy todo tiene mejor perspectiva. Inicio esta tarde con la alegría de los nuevos retos, con la panorámica del caos de mi orden, de estos minutos perdidos que a veces me regala la vida para permanecer precisamente aquí: en esta habitación desordenada. Aquí, en mi vida. Ahora, en mis desencuentros. En este preciso instante. Y también entre risas, agobios y carreras, la tarde se impone desde los otros. Desde esas miradas que nos acompañan, a las que acompañamos. La de esa niña que sin saber bien dónde se esconde su silencio conserva el eco sonoro de su risa. Hoy, todo el mundo, permanece en esta habitación desordenada.




** Desorden: esos momentos cotidianos en que eres capas de hacer la comida, limpiar una estantería, ayudar a hacer los deberes a la peque y escribir una entrada aquí, en esta ventana. El desorden de mi mundo me hace cada día mejor persona. Es bueno permanecer en este "vivo sin vivir en mí". Siempre te sorprende. Te deja ese minuto de brillo, de perceptible luminosidad que incluso se podría tocar. Es sólo para tí. Ese instante que es olvido de lo de fuera, que te deja en el recuerdo de lo de dentro. Afortunadamente. Y después, se sigue con la tarde, con las cosas de cada día. Vivimos...

15 comentarios:

  1. Me gustó..

    Un abrazo
    Saludos fraternos...

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  2. A mí también, ana.Me ha gustado mucho. Me asombra tu capacidad de explicar el desorden de forma tan bella. Con lo desordenado que es el caos.El poder de las palabras, de tus palabras.

    Un beso, leonesa.

    Ahí... con el eslaboncito;)

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  3. Ana, ultimamente escribes cosas muy bellas...estás compartiendo con los que te leemos verdaderos tesoros.

    Muchas gracias

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  4. Ana, por fin he entrado en el blog de Intemperancia...me he quedado prendada de tus maravillosos textos.

    Mil gracias por brindarmelos.

    Un beso

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  5. Resulta que yo sólo percibo el desorden externo cuando tengo el interior alterado. Tienes razón en que es bello ese pequeño caos.
    Besos grandes

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  6. Te voy a mandar una foto de mi mesas del despacho, a ver si eres capaz de encontrar belleza en el desastre de papeles que aparece en ella: sería un consuelo para este caótico recalcitrante.

    Feliz miércoles¡¡¡¡

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  7. Soy muy desordenada. El caso es que me encanta tener bien las cosas, pero no hay forma. De todos modos, aunque a ratos me rebele, hallo también belleza en el caos.

    No sé de dónde sacas esas fotos tan bonitas. Me encanta la de esta entrada, también la de "Regreso".

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  8. Bueno, si del caos surgió el Universo...es que puede generar cualquier cosa.

    A veces, como bien escibes-describes, el caos sirve para contemplarlo y zambullirnos en él...en nosotros mismos (que somos parte de él).

    Feliz caos, Ana.

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  9. Pero es que en el desorden de cada uno esta SU ORDEN.
    Yo soy también muy desordenada, y cuando coloco, no encuentro nada, en cambio si respeto mi desorden todo está en su sitio.
    Me alegra saber que no soy la única.
    Besos

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  10. Qué, bien escribes! Ese desorden del que hablas supongo que es debido a las cosas que vamos haciendo, a nuestros proyectos y al devenir de nuestra vida.

    Ya me contaras cuado termines la novela.

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  11. Adolfo, como siempre, un abrazo. Ahí siempre estás, incondicional. ;))

    Sunsi, el caos, ahí tan desordenado... y enseñándonos todas su esencia, su consistencia y su lógica. Eficaz que se nos muestra... jajajaja. Un beso.

    Marypaz, gracias por tu cariño. Eres grande. Y se nota que me quieres mucho... jajajajaja.

    Ana, tú misma lo dices, el caos tiene su belleza... ;)) Tú lo sabes bien al lado de ese par de tres... jajajaja.

    Modestino, estoy seguro de que me encantaría tu mesa. Si entro en un despacho y lo veo todo recolocadito... enseguida lo asocio a la palabra ineficaz. Lo que no sé es por qué. Lo que sé es que quiénes trabajan intensamente... no tienen un despacho ordenadísimo. Así que me encantará tu mesa... jajajajaja. Y gracias por recordarme el día de la semana. Ufff... ;))

    Zambullida, el orden a veces es imposible, sobretodo cuando se tienen miradas inquietas, desbordadas, y una sensibilidad a flor de cada cosa que se mira. Caos, sí... y belleza. Sublime.

    Las fotos las voy encontrando en internet. A salto de mata, y guardo las que me gustan. Luego las coloco o no... si me parece. ;))

    Tú mismo lo dices Javier... este caos que somos cada uno, es todo un universo... mira que no somos dificilillos ¿eh?... fluctuamos... fluctuamos... ;)) Un abrazo.

    Amig@mi@... eso he constatado yo. Que si ordeno las cosas, es peor, es cuando ya no encuentro nada. Así que... mejor en el caos. Mi hija incluso lo dice... mamá... no guardes nada anda... jajajaja.


    Ese devenir de nuestra vida... sí Frank... ese que se va delimitando a través de las pequeñas acciones del día a día. Mis horas son desordenadillas... en un rato estoy con un libro, algo en internet y haciendo la comida mientras mi hija me pregunta no sé qué del ciclo del agua. Un caos. Puritita vida... jajajaja. Un abrazo. Y gracias por los piropos a mi escritura. ;))


    Uff... hoy ha sido un día un pelín caótico... pero genial. Poco estuve por aquí... y por fin me he puesto de nuevo a... estudiar!!!! Además de lo habitual... es todo un reto, no os hacéis idea... a ver lo que me dura.

    Un abrazo.

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  12. Escribes muy bien, muy bien... es casi poesía en prosa. También debo indicar que -y perdona el atrevimiento- te describes en el texto, pero me siento identificada palabra por palabra. ¡Por un instante pensé: se ha metido en mi mente, en mi casa, en mi mesa...!
    He tardado en visitar este bonito y acogedor lugar. Y sé que volveré.
    Besos miles.

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  13. Lola... uff, gracias. Y sí, es todos los textos siempre encontramos algo que es muy nuestro. Es inevitable no sentirse identificado con el caos... si es que vivimos a carreras!!!!

    Un abrazo.

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  14. Curioso lo de las mesas llenas de libros, fotocopias de textos de teatro...

    Una marioneta, un libro de poesía, otro de relatos breves, borradores de poesías... CD de grupo Cinco Siglos... Serrat, Sabina, LUZ Casals

    Necesito ese caos para no sentirme solo cuando llego de los ensayos a las 23h un lunes y no todo ha ido bien...

    Besos

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  15. Santa... estoy convencida de que tu mesa tiene mucho de caótica salvación. El teatro, la poesía, tus marionetas... todo lo que recoge tu mirada sobre el mundo. Y de sobra sabes que aunque no haya ido bien... todo está bien así. Que somos afortunados. Los dos lo sabemos. Un abrazo.

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